Economía

Día del Soltero: la mayor cita del consumo es una prueba de fuego para China y sus clientes occidentales

  • La crisis inmobiliaria en China o el coronavirus lastran su economía...
  • ...pero el país lidia con la ralentización o a la inflación de sus países clientes
  • El consumo privado representa la mitad del Producto Interior Bruto chino
Una tienda de Alibaba en China. Foto: Bloomberg.

El 11 de noviembre se celebra en China el Día del Soltero, el mayor evento de compras del mundo. La propuesta que inventó Alibaba en 2009 para conmemorar a quienes no celebran San Valentín -y de paso incentivar el consumo- ha ganado una enorme popularidad. Sin embargo, el auge de este día parece estar tocando techo. Este año, con el país en medio de una recesión inmobiliaria y el parón por el coronavirus que sigue lastrando la actividad, la jornada será como una prueba de algodón para testar el vigor económico de China. Y, de paso, el del resto de sus clientes occidentales.

El año pasado, la euforia por las compras ya se moderaba, en cierta medida. El menor impulso no impedía que la cita se cerrara con una cifra récord: 136.000 millones de dólares en ventas brutas, según datos de Bain & Company. Sin embargo, la variación interanual se limitaba a un aumento del 13%, el menor crecimiento de un año a otro para este evento. En comparación con ejercicios previos, la facturación había aumentado un 35% de media de 2014 a 2019. Un ritmo cada vez más difícil de mantener.

"Este año está previsto que se produzca una desaceleración del gasto y será una prueba en muchos frentes, desde la lenta recuperación del consumidor rezagado de China, hasta lo alta que puede llegar a ser la penetración del gasto online y cómo les irá a los gigantes tecnológicos y a la Bolsa China", señala Ben Laider, analista de eToro.

El Día del Soltero de 2022 no solo pondrá a prueba la capacidad de crecimiento del evento, si está llegando a un tope tras 14 años de tendencia ascendente, sino que también medirá cómo está produciéndose la recuperación en China o cómo afecta la situación macroeconómica al consumo.

Bain & Company también plantea cómo puede desarrollarse el evento en un momento en el que las llamadas al consumo copan el calendario: el Black Friday, el Cyber Monday, la campaña de Navidad, San Valentín o el Día del Soltero. Además, la sesión de compras también coincide con una confianza de los consumidores chinos debilitada, los persistentes brotes de coronavirus y las "turbulencias" macroeconómicas globales, advierte la consultora.

Con todo, las previsiones para la actual campaña son peores. Se espera que un tercio de los compradores reduzca su presupuesto este año, según la firma de análisis. En 2021, solo el 9% de los consumidores decían que gastarían menos (frente al 34% actual). Asimismo, un 24% planea invertir más, en comparación con el 51% del año pasado, cuando la mitad de los participantes de la fiesta sí estaban dispuestos a incrementar su gasto. Otra tendencia para esta campaña es que se va a diversificar más dónde comprar. La mayoría prevé buscar ofertas en cuatro o cinco comercios (el año pasado eran la minoría).

Precisamente, otra de las cuestiones que hay tener en cuenta es que los comercios cada vez tienen más competidores y que la presión regulatoria también ha ido a más. Alibaba o JD son los que acumulan las mayores ventas, pero tendrán que disputarse esa posición con Amazon o Vipshop, según eToro. Además, el Gobierno chino lleva tiempo endureciendo las reglas del juego a la industria tecnológica, otro reto añadido. Pekín quiere limitar su poder y que sus beneficios contribuyan a la prosperidad común, lo que está perjudicando sus negocios. Todo ello se traduce en las pérdidas de Alibaba o JD, que se han dejado un 45% y un 38% en bolsa, respectivamente, en lo que va de ejercicio.

Los principales bancos centrales del mundo están endureciendo la política monetaria, lo que reduce la liquidez. El clima restrictivo ha hecho que las valoraciones de las empresas se ajusten y que los inversores se enfrenten al peor ciclo en bolsa desde la crisis financiera. Aunque China sea una excepción en cuanto a los estímulos de su banco central, también pesa sobre sus compañías la merma de capital en el resto del mundo. 

China se enfrenta a sus retos internos, pero también a las consecuencias que la desaceleración económica está dejando en sus clientes. La inflación en Europa o Estados Unidos, sumado al incremento del coste del dinero, hace que la demanda se haya enfriado, mermando las compras a los comercios electrónicos chinos. Además, una posible recesión económica en Occidente restringiría todavía más el gasto.

Las compras online suponen la mitad del comercio minorista en China, según eToro, lo que revela la magnitud de este canal. Y, además, el país asiático es el rey del e-commerce, con una facturación anual de tres billones de dólares anuales. Así, el consumo privado representa el 50% del Producto Interior Bruto (PIB) chino. Todo ello está en juego. 

Tampoco ayuda la política de cero casos de coronavirus del país, que dificulta la recuperación económica y que parece no tocar a su fin. Por si fuera poco, China tiene como telón de fondo una crisis inmobiliaria, con empresas endeudadas o en quiebra, una de las razones por las que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado el crecimiento del país y que hacen que avise de las consecuencias de esta situación. En un escenario adverso, la caída del ladrillo podría terminar sacudiendo a otros sectores, sobre todo al financiero, más expuesto a la vivienda. 

En el día de mayores ventas del mundo será un termómetro de las debilidades del país. El objetivo de este año es que se superen los 1.000 millones de yuanes en ventas brutas (139.000 millones de dólares). Pero más allá de la cifra, el comercio intentará mantener las compras en un momento en el que la economía china y global atraviesas numerosos frentes.

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