Economía

Las empresas no aguantan más: comenzarán a trasladar el aumento de costes a los precios finales

  • La encuesta del BdE solo reflejaría parcialmente el impacto de los precios
  • Se cree que en las fechas posteriores esta situación podría haber empeorado
  • Las empresas tienen previsto trasladar a precios sus mayores costes en un año

La subida de precios a la que se están enfrentando los consumidores (IPC) está copando los titulares de informativos y diarios. Sin embargo, este fenómeno que tendemos a analizar desde el punto de vista del consumidor tiene en esta ocasión otras víctimas menos visibles: las empresas. La inflación de costes está disparando el precio de los inputs con los que trabajan las compañías y aunque no lo parezca la mayor parte de estas firmas han estado trasladando solo una parte de esta subida de precios al consumidor, lo que está comprimiendo sus márgenes y poniendo en peligro sus resultados. Ahora, las empresas más afectadas por las alteraciones en los suministros prevén trasladar, al menos de forma parcial, el aumento previsto de sus costes al precio de venta de sus productos a un año vista.

Así lo manifiesta una nueva encuesta publicada por el Banco de España. Además, esta encuesta revela que hay una relación positiva, por ramas de actividad, entre la intensidad del impacto del encarecimiento de los productos energéticos y la magnitud del aumento previsto de los precios de venta a un horizonte también de un año. Las empresas que dependen más de la energía van a implementar una transmisión de sus costes a los precios finales de forma más directa.

"Las crecientes tensiones en el precio de los inputs son generalizadas por tamaño de empresa. Pero las de menos de 50 trabajadores declaran mayores presiones inflacionistas, lo que estaría llevando también a mayores incrementos en el precio de sus productos", destaca el documento. Esto puede poner en una situación compleja a estas firmas que tienen menor espacio para comprimir márgenes (gozan de menores economías de escala, un mayor coste de endeudamiento...) y que ahora podrían perder competitividad al verse obligadas a incrementar precios.

La situación no es sencilla para el tejido empresarial español. Las empresas destacan los problemas para encontrar ciertos inputs y, sobre todo, el incremento de precios que han sufrido muchos de estos materiales. A ello se le suma la dificultad por encontrar mano de obra que se adapte a las necesidades de estas firmas, algo que en parte se debe a la congelación de los flujos migratorios durante la pandemia del covid-19.

Los precios presionan

En lo que se refiere a los precios y la disponibilidad de materias e inputs, se observa una tendencia creciente en la frecuencia con que son mencionados los problemas de oferta, especialmente el aumento del coste de los inputs energéticos, que estaría afectando negativamente a la actividad del 79% de las empresas encuestadas. No obstante, lo peor podría estar por llegar puesto que en las fechas en que se realizó la encuesta, esta cifra solo recogería parcialmente el impacto de los aumentos recientes de precios de estos productos.

Este impacto negativo es generalizado por ramas de actividad, aunque más intenso en ramas con un uso más intensivo de los insumos energéticos, como el transporte (90%), la industria (89%) y la agricultura (88%), que en las ramas de servicios. Asimismo, se percibe un aumento creciente en las dos últimas encuestas de la incertidumbre sobre la política económica. Esta incertidumbre podría estar asociada a la evolución de los costes de los inputs energéticos y a las posibles medidas para mitigar su impacto, ya que es superior en las ramas con un uso más intensivo de estos productos, como el transporte y la industria.

"En conjunto, los incrementos previstos para los precios de venta siguen siendo inferiores a los observados en el coste de los consumos intermedios, lo que continuaría apuntando a una compresión de los márgenes empresariales. Por ramas de actividad, esta compresión está siendo mayor en aquellas en las que la situación cíclica, aproximada por la brecha que mantienen respecto al nivel de facturación prepandemia, es más desfavorable", reza el documento.

Falta de suministros

La encuesta del Banco de España destaca que la escasez de suministros se mantiene en niveles similares, por lo que no se habría producido la mejora de la situación que se vaticinaba a finales del año pasado: "La incidencia de las dificultades para recibir suministros de los proveedores habituales y de la escasa disponibilidad de mano de obra, como factores que están limitando la actividad empresarial, se ha mantenido en niveles similares a los de finales del año pasado... Algo más del 30% de las empresas encuestadas declaran que las dificultades de suministro han tenido un impacto negativo sobre su actividad reciente".

Estos efectos siguen concentrados en determinadas ramas de actividad, como la industria manufacturera y, en menor medida, el comercio. En concreto, casi el 45% de las empresas manufactureras afirman estar experimentando efectos adversos sobre su actividad como consecuencia de estas dificultades, aunque ese porcentaje ha disminuido casi 5 puntos porcentuales respecto a finales de 2021.

Los problemas de oferta son también perceptibles en otras ramas, como el comercio y la construcción, en las que un 36,4% y un 34,9%, respectivamente, de las empresas encuestadas declaran que su actividad se está viendo entorpecida por las dificultades de suministro.

Falta de mano de obra

En lo que respecta a la mano de obra, el 26,6% de las empresas están percibiendo que está afectando negativamente a su actividad, porcentaje parecido al de la encuesta de finales de 2021. El BdE ha publicado un informe recientemente en el que pone de relieve la causa de esta escasez de mano de obra: la salida de personas extranjeras de España aumentó un 83% en el primer semestre de 2021 respecto a la primera mitad de 2020 y la entrada bajó un 22,6%, una situación que ha provocado una "insuficiencia en la disponibilidad de trabajadores" en la hostelería, la agricultura y la construcción, según el organismo.

Detrás de estas cifras está la crisis del covid-19 y sus consecuencias, es decir, las restricciones a la movilidad internacional, el propio temor al virus y un contexto de elevada incertidumbre que han provocado "un descenso muy significativo de los movimientos migratorios" a escala global.

En el caso de España, el saldo migratorio de extranjeros en 2020 se redujo un 48%, desde las 446.000 personas en 2019 a las 232.000 en 2020. Las llegadas bajaron un 37,7% (de 666.000 a 415.000) y las salidas, un 17% (de 220.000 a 183.000).

Menor actividad

Por último, también se observa un leve empeoramiento en la actividad, lo que abre la puerta a que se esté produciendo una ralentización de la economía. En el primer trimestre del año se habría producido un incremento en el porcentaje de empresas que han percibido un descenso de su facturación, en concreto hasta el 26,4% (casi 4 puntos porcentuales (pp) más que en el trimestre anterior), mientras que la proporción de sociedades con aumentos de su facturación se ha reducido en 8 pp y se ha situado levemente por encima del 27%.

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