Economía

La comparativa con 2021 reducirá el IPC español al 3,7% ya en mayo

  • El llamado 'efecto escalón' moderará la inflación en términos estadísticos
  • Los efectos de los altos precios aún pueden desbaratar las previsiones
El efecto escalón sobre la inflación. Dreamstime
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La inflación afronta un 2022 en el que se debate entre la persistencia o la transitoriedad. El efecto escalón en la comparativa mes a mes con las tasas registradas en 2021, con precios anómalos que comenzaron el recalentón en marzo, favorece la moderación de precios durante la primavera. Arrancando el año con una tasa interanual del 6%, la autocorrección estadística del IPC en este frente a frente con las estadísticas de 2021 acumularía un escalón de descenso de precios del 2,2% hasta primavera, hasta cifrar el IPC interanual en el 3,7%. Este escenario en los precios depende de que los efectos de segunda ronda no alteren el transcurso de la bajada histórica de precios, mientras que un aumento de productividad, caída de precios energéticos o materias primas aceleraría la bajada.

Por el carácter elevado de los precios el año anterior, tomando como referencia el 2% objetivo del Banco Central Europeo (BCE) la comparativa es favorable de cara a este 2022. "El conocimiento e implicaciones del efecto estadístico de escalón es altamente crítico en este ejercicio", comparte a este medio Gregorio Izquierdo, director general del IEE, ofreciendo una vista a corto plazo. La explicación de este efecto estadístico radica en que "según vayan pasando los meses, en el cálculo de la tasa interanual del IPC irán saliendo del índice las extraordinarias y anormalmente elevadas tasas mensuales registradas entre marzo y diciembre de 2021", explica Izquierdo.

Este año presenta dos grandes tramos de bajadas si tomamos como referencia el promedio de las tasas mensuales entre 2017 y 2020 en comparación con las tasas mensuales anómalas de 2021: en primavera y a partir de agosto. El primer escalón está formado por el efecto base -mismo concepto que el denominado previamente efecto escalón- de los meses de marzo (-1%), abril (-0,7%) y mayo (-0,5%). Así, hasta el quinto mes del año, la inflación descendería un potencial 2,2%, según previsiones facilitadas por el IEE.

En junio, en línea con la comparativa histórica 2017-2020 y el nivel mostrado en 2021, habría un ligero frenazo en la moderación, sumando una décima a la inflación, antes de comenzar de nuevo la bajada en este escenario.

A partir del mes de julio y con un único pico de retroceso observado en noviembre, el IPC protagonizaría otro escalón: esta autocorrección acumularía un descenso potencial que culminaría el año con una bajada del 4,5%, con una tasa interanual del 1,4% en diciembre. En este escenario, "si no se producen perturbaciones negativas adicionales en los mercados de materias primas y se evitan en la medida de lo posible los efectos de segunda ronda, la inflación de diciembre de 2022 se situaría cerca del 1%, lo que supondría una caída histórica, desde los actuales niveles del 6%", explica Izquierdo.

La aceleración de la potencial bajada histórica se produce a partir de verano, cuando el recalentamiento de la inflación comenzó su alza que hasta ahora mantiene la incertidumbre. En base a esto, las bajadas deberían ser más pronunciadas en este periodo, tal y como se observa en los gráficos recopilados directamente desde el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Entre un 1% y 2% también avala el economista jefe para BBVA Research España, Miguel Cardoso: "La reducción sería consecuencia de que los aumentos que vimos el año pasado en el gas, electricidad y combustible no se repetirían. Esto no quiere decir que los precios no vayan a seguir elevados. Lo que estamos asumiendo es que no van a caer".

"Iniciamos un cambio de época económica que nada va a tener que ver con lo que vimos en el pasado", explica rotundo Javier Santacruz. El economista explica que el cambio de paradigma se está haciendo notar desde la actual coyuntura, asegurando que "lo que estamos viviendo es un cambio estructural de las cadenas globales de valor, eso va muchísimo más allá de un simple efecto escalón". Sobre la autocorrección estadística de los precios, Santacruz descarta un efecto a grandes rasgos, observando que el efecto escalón ya está más que descontado, y que lo que estamos viendo es "puramente crecimiento de precios con carácter estructural", otorgando a la inflación ese carácter persistente. De esta forma, teniendo en cuenta la postura de Santacruz, la bajada estimada de este calibre sería demasiado optimista, porque toma como referencia el promedio histórico comprendido entre 2017 y 2020, una época económica que hemos dejado atrás y que no refleja el comportamiento venidero.

Autocorrección estadística

La explicación matemática en torno a este efecto escalón sobre la inflación radica en la denominada reversión de la media. Este fenómeno, según postula Izquierdo, "se entiende que al margen de la posición de una variable en un momento determinado su senda más probable a medio y largo plazo suele ser tender a su promedio pasado".

No obstante, la autocorrección estadística de los precios se daría en un supuesto en el que los agentes económicos que pueden influir en el nivel del IPC se mantengan estables. Por tanto, con unos efectos de segunda ronda sobre renta y salarios, explica José Emilio Boscá -Fedea y Universidad de Valencia-, este descenso se diluiría. "En la medida que seguimos esperando que a partir de mediados de 2022 desaparezcan cuellos de botella y se frene la escalada de la energía lo sensato sería intentar frenar esos efectos de segunda ronda", aconseja el investigador asociado de Fedea.

Este febrero arrancará la negociación para el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), cuya última firma se plasmó en 2018 con vistas hasta el pasado 2020. Controlar el nivel de las subidas de una forma razonable y apoyada en evitar la distorsión de los precios en este acuerdo es una de las claves. "La negociación colectiva es vital y no debería llevar a subidas salariales que acomoden toda la inflación que ha habido hasta ahora", justifica Boscá, que también avisa de que "los márgenes empresariales deberían intentar no contribuir a esa escalada".

Urge, además, evitar la famosa espiral inflacionista debido a los salarios, que se produce cuando las retribuciones suben por encima de la inflación sin estar compensado por una mayor productividad. En este caso, "los márgenes de las empresas caerían todavía más, empujándoles a subir precios o a reducir costes, lo que redundaría negativamente en la recuperación del empleo y de la inversión", según Cardoso. 

En los próximos meses, aporta Cardoso, veremos un aumento del gasto en servicios y un incremento en el gasto ligado al programa Next Generation, dos factores incrementarán la demanda. "Si hacia delante, las empresas ven una demanda fuerte, pueden tomar la decisión de trasladar cada vez más del incremento en costes a los precios", alerta sobre un traslado de precios al consumidor.

¿Qué aceleraría el descenso? Básicamente, un buen comportamiento de los precios energéticos (el elemento que más presión ejerce sobre el IPC) aliviaría los precios. La subida de los precios de la energía supone una inflación "más alta durante más tiempo". El Banco Central ya lo sabe y centra el debate en esta problemática. La energía ha supuesto gran parte del alza general que ha provocado una incertidumbre en la que se suceden las revisiones al alza de las proyecciones entre datos históricos y sorpresas por lo alto.

De igual manera, un aumento en la productividad de los trabajadores, el descenso de los cuellos de botella en el comercio global o la caída del precio de las materias primas aliviarían los números del IPC en un proceso, el efecto escalón, que puede nutrir una bajada histórica que depende del ruido de los agentes que rodean a la inflación.

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