
El ala italiana del Banco Central Europeo (BCE) apuesta por mantener los estímulos pese a la escalada de precios en Europea. Los banqueros italianos recomiendan "no apresurarse" en responder a la inflación para evitar que la recuperación pierda tracción.
Según señaló este miércoles el representante italiano en el directorio de la institución, Fabio Panetta, el BCE no debe actuar de manera prematura en respuesta a "un episodio de inflación mala" y poner en peligro la recuperación de la economía de la zona euro.
El italiano afirmó que lo más importante es que aún hay que completar la recuperación, apuntalando el retorno sostenido de la inflación hacia el objetivo del BCE. "Si perdemos la paciencia ahora, pondremos en riesgo todo lo que hemos logrado", advirtió.
Panetta identificó tres tipos de inflación, señalando que la "buena" es aquella que se produce cuando la demanda es robusta, la producción está en su potencial, el empleo es alto, la inflación está convergiendo hacia el 2% y las expectativas están ancladas en el 2%, mientras que la inflación "mala" ocurre cuando shocks negativos de oferta elevan los precios y deprimen la actividad económica, aunque en general, dicha inflación cae una vez que se reabsorbe dicho impacto en la oferta. El italiano explicó que un banco central normalmente tratará de ser paciente y mirar a través de la inflación "mala" porque un endurecimiento prematuro de la política monetaria podría convertir el choque de oferta en una recesión prolongada, deprimiendo la demanda y socavando la estabilidad de precios a mediano plazo.
Por otro lado, un tercer tipo de inflación, según Panetta, es la inflación "fea", que surge cuando esta se sitúa por encima de la meta, independientemente de sus impulsores, desancla las expectativas y se vuelve persistente a través del comportamiento de fijación de precios y salarios. En esta situación, la inflación puede subir en espiral y un banco central debe actuar con decisión.
"Los datos sugieren que el panorama actual está dominado por un episodio de inflación mala generada fuera de la zona del euro", defendió, por lo que, a su juicio, la política monetaria debe ser paciente, ya que un ajuste prematuro restringiría el gasto antes de que la demanda vuelva a la tendencia, desembocando en un déficit de demanda cuando la oferta se normalice que resultaría en una inflación y un empleo demasiado bajos a mediano plazo. "No deberíamos exacerbar el riesgo de que los shocks de oferta se transformen en un shock de demanda y amenacen la recuperación endureciendo prematuramente la política monetaria o tolerando un endurecimiento de las condiciones de financiación", advirtió.