
El Banco Central Europeo (BCE) advierte ya de la desaceleración y de los shocks en la oferta por los problemas en la cadena de suministros. El Supervisor destaca la pérdida de tracción en la recuperación y considera que los indicadores adelantados muestran que esta situación seguirá en el corto plazo. También ha reconocido unas "tensiones inflacionistas elevadas".
Según el último boletín económico del BCE, publicado este jueves, "la actividad económica global se está desacelerando, debido a una combinación de factores entre los que destaca la persistencia de cuellos de botella en la oferta". El documento apunta que la moderación del ritmo de crecimiento refleja, en parte, una normalización tras el repunte post-Covid a medida que desaparecen los efectos de base y de las reaperturas, y se reducen los estímulos. Al mismo tiempo, el BCE aprecia en algunas economías importantes, factores idiosincrásicos adversos "como repuntes de los contagios, escasez de mano de obra y ralentización del sector inmobiliario" comportan crecientes riesgos a la baja para las perspectivas.
"Estos riesgos se ven reforzados por las disrupciones generalizadas en las cadenas de suministro. El nivel del producto potencial global ha disminuido durante la pandemia, aunque menos que en el período de la Gran Recesión, y principalmente como consecuencia de factores temporales", apunta el informe en este sentido.
Por otra parte, el BCE considera que la pérdida de dinamismo de la recuperación global se refleja en los indicadores de opinión. El índice de directores de compras (PMI, por sus siglas en inglés) compuesto global (excluida la zona del euro) de actividad confirmó la ralentización del ritmo de crecimiento en las economías avanzadas en agosto y septiembre, aunque se mantuvo bastante por encima de su media histórica. En las economías emergentes, este ritmo continuó siendo más moderado que en las avanzadas, en especial en las manufacturas. En concreto, la producción industrial siguió perdiendo impulso en los países avanzados en julio, mientras que en los emergentes se contrajo por tercer mes consecutivo.
El Supervisor no encuentra indicios de normalización de los cuellos de botella en la oferta. "Los plazos de entrega de los proveedores siguieron registrando máximos históricos en septiembre en todo el mundo.
De acuerdo con estimaciones internas del BCE, dos terceras partes del alargamiento de estos plazos tienen su origen en factores de demanda. Las restricciones de oferta están resultando ser bastante persistentes, ya que los cuellos de botella preexistentes, como la escasez de semiconductores, se están viendo agravados por otros factores, en concreto, por las tensiones globales en los mercados energéticos, por la creciente escasez de mano de obra y, en algunas regiones, por disrupciones relacionadas con la pandemia, como cierres de fábricas y de puertos.
En cuanto a los precios, el BCE apunta que las presiones inflacionistas globales "continúan siendo elevadas". En los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la inflación interanual medida por los precios de consumo (IPC) se incrementó marginalmente en agosto y se situó en el 4,3%, debido al aumento de la tasa de variación de los precios de los alimentos y de la energía, lo que todavía reflejó el repunte con respecto a los bajos niveles de precios registrados después de la irrupción del COVID-19. Por su parte, la inflación subyacente se mantuvo estable, en el 3,1%, sin variación desde junio.
"Se sigue considerando que la mayor parte de las presiones inflacionistas son temporales", precisa el BCE. "Con todo, las expectativas de inflación para 2022 experimentaron un ligero aumento en las economías avanzadas en septiembre", concluye.
El paro, único indicador que mejora
El Banco Central Europeo (BCE) destaca que la tasa de paro de la zona del euro descendió en agosto, aún respaldada por los programas de mantenimiento del empleo. Esta tasa se situó en el 7,5% en agosto, 0,1 puntos porcentuales por debajo de la de julio y unos 0,1 puntos porcentuales por encima de la registrada antes de la pandemia, en febrero de 2020. El número de trabajadores acogidos a programas de mantenimiento del empleo está disminuyendo y supuso en torno al 2% de la población activa en agosto. El empleo creció un 0,7% en el segundo trimestre de 2021, tras experimentar un retroceso del 0,1% en el primero. El total de horas trabajadas aumentó un 2,3% en el segundo trimestre del año.
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