
El Reino Unido está ya fuera de la UE, y sin ningún gran acuerdo de equivalencia regulatoria con la UE, el Gobierno tiene las manos libres para cambiar sus leyes a voluntad. El problema es que ni el propio Ejecutivo sabe exactamente qué regulaciones europeas merece la pena derogar y cuáles no. Así que han decidido invitar a los ciudadanos de a pie a asesorar al Gobierno sobre qué regulaciones querrían ver eliminadas.
Para ello, el Parlamento establecerá una comisión permanente para recibir recomendaciones sobre qué leyes deberían aplicarse, anunció el jueves a la Cámara de los Lores el ministro del Brexit, David Frost. "Aprovecharemos la sabiduría colectiva del pueblo británico", dijo Frost. La medida "comenzará a eliminar el dominio que tienen esas reglas arbitrarias de origen desconocido sobre la vida cotidiana de las personas".
También apuntó que el Gobierno trabaja en unas nuevas reglas para permitir a los comerciantes vender productos en unidades imperiales como libras y onzas, una práctica limitada por la UE, que exige incluir las correspondencias y los precios por kilo.
Tras meses de agitación y crisis en los supermercados por culpa del Brexit y sus consecuencias sobre el comercio, la escasez de mano de obra y las tensiones en Irlanda del Norte, el primer ministro, Boris Johnson, está tratando de hallar algún tipo de beneficio de abandonar la UE, el proyecto político clave que le ayudó a ganar el poder en 2019.
Frost dijo que el gobierno también planea flexibilizar las reglas en áreas como el almacenamiento de datos, la inteligencia artificial y los organismos genéticamente modificados, en un intento por ser más "pro-crecimiento" que la UE. Su declaración adoptó muchas de las recomendaciones de un informe a favor del Brexit del exlíder 'Tory' Iain Duncan Smith.
Frost también reiteró los planes del gobierno para reformar la industria financiera. En una carta adjunta, describió el régimen regulatorio heredado de la UE como "inflexible y demasiado restrictivo". El bloque advirtió al Reino Unido que cualquier divergencia con los estándares regulatorios de la UE perjudicará las posibilidades de la City de Londres de asegurar el acceso a los mercados europeos.
En respuesta a los comentarios de Frost, Emily Thornberry, portavoz de comercio internacional del Partido Laborista, acusó al gobierno de vivir en un "mundo de fantasía" y le pidió que reconociera los daños causados por el Brexit. "Venga con nosotros al mundo real, donde vive la comunidad empresarial británica: el mundo de los retrasos y la escasez, la burocracia y más burocracia", dijo. "Un mundo que exige respuestas sensatas y acción práctica".