
Más allá del drama sanitario, la pandemia ha dejado por el camino varios récord macabros en el mercado laboral: el aumento de tasa de paro, la caída del número de afiliados y también la reducción del número de empresas de todos los tamaños por segundo año consecutivo, un hito que no había ocurrido en al menos 20 años.
Los 2,8 millones de empresas registradas 2020 en España suponen el menor número en al menos 15 años. La reducción del parque empresarial se agudizó por la pandemia, especialmente en aquellas con menor número de empleados, según se desprende del II Anuario del Mercado de Trabajo de Adecco.
Las empresas fueron el colectivo de empleadores que sufrió el mayor retroceso en 2020 (especialmente hostelería y comercio), lo que se tradujo en un retroceso en el grupo de asalariados del sector privado: por cada empleador menos, se perdieron casi 10 puestos de trabajo en el sector privado. Aquí, son los jóvenes los que más han sufrido el zarpazo del paro, aunque el número de desempleados aumentó en todas las franjas de edad.
La baja proporción de empresas grandes en España explica por qué su economía es menos sólida
Y es que el tamaño medio de las empresas es una variable clave para medir la solidez de una economía. Las grandes empresas se financian más barato, les resulta más fácil exportar, aprovecha mejor las economías de escala, ofrece mejores oportunidades laborales a sus empleados y resiste mejor los períodos de inestabilidad económica. Pero España tiene una baja proporción de grandes empresas.
La firma media española es de las más pequeñas de la UE. De ahí que, aunque el país tiene más empresas que Alemania o Reino Unido su economía es sustancialmente menor. Aquí, las empresas con al menos 10 empleados representan un 4% del total de compañías frente a una media europea de un 6% y un 10% o más en países como Alemania, Dinamarca o Austria.
Hay que tener en cuenta, además, que la pérdida de empleos provocó un aumento en el número de autónomos creciera un 2,9%, recreando lo que ya pasó en 2012 y 2013. Y es que queda demostrado que cuando los trabajadores pierden su empleo, muchos se inician en el trabajo por cuenta propia, al igual que los empleadores que despiden a sus empleados. Y se incrementa el número de empresas pequeñas.
El poder de compra del salario medio retrocedió a un nivel similar al que tuvo en 2003
Y si la crisis cerró empresa y destruyó empleos, el efecto negativo en los sueldos es evidente. En 2020, el salario ordinario bruto cayó un 3%, su mayor caída nominal en varias décadas como consecuencia, en gran medida, de los expedientes de regulación temporal del empleo (Erte): al ser considerados los trabajadores bajo esta herramienta como 'ocupados', las prestaciones que reciben reducen la media general.
Al corregir el salario nominal de las variaciones del IPC, en 2020 el salario real cayó un 2,7% al compensarse el descenso del 3% por una caída de un 0,3% del IPC. Aún así, se trata de la mayor pérdida de poder adquisitivo del salario medio en al menos 45 años y el poder de compra del salario medio retrocedió a un nivel similar al que tuvo en 2003.
En este punto vuelve a influir el tamaño de las empresas: el nivel de las remuneraciones y la capacidad de resistencia tiende a ser más alto cuanto más empleados tiene una compañía. Así, mientras el salario medio bruto de las empresas con al menos 200 asalariados se mantuvo por encima de los 2.000 euros mensuales en 2020 y bajó un 1%, el de aquellas con menos de 50 asalariados fue de 1.340 euros y se redujo en un 5,9%.