La economía de EEUU se ha contraído un 3,5% en 2020. La recesión ha sido la mayor en décadas, sin embargo el 'golpe' ha terminado siendo mucho más pequeño de lo que se venía esperando durante la mayor parte del año. Esta crisis ha sido totalmente diferente y no solo por el componente sanitario, también por las herramientas usadas por gobiernos y bancos centrales para enfrentarse a ella. Las políticas contracíclicas de estas instituciones han logrado algo inédito: la renta disponible de los hogares americanos ha aumentado mientras que se desplomaba la actividad económica. Esta ha sido una de las claves para reducir el impacto de la crisis y dejar a la economía en la lanzadera para disparar su crecimiento este año.
En anteriores crisis, el descenso de la actividad económica había desembocado en una caída de la renta disponible de los hogares, debido al desempleo, la reducción de las horas de trabajo, recortes de sueldo... Sin embargo, durante esta crisis ha ocurrido todo lo contrario pese a que la tasa de paro se disparó (por poco tiempo) a niveles no vistos casi desde la Gran Depresión. Los programas de ayudas directas y de subsidios han más que compensado la caída en la distribución primaria de la renta en EEUU (la distribución que realizan las empresas al retribuir a los factores de producción).
La renta disponible crece con fuerza en plena recesión
Maria Solovieva y James Marple, economistas de TD Economics, explican en un informe "la naturaleza sin precedentes de la crisis y la respuesta política ha complicado la tarea de medir la salud financiera de los hogares estadounidenses. Quizás lo más notable es que la relación habitual entre la actividad económica (PIB) y la renta personal disponible (RPD) se ha roto. A medida que el PIB real se contrajo, la renta personal disponible hizo exactamente lo contrario, creciendo a un ritmo sin precedentes". La renta disponible es la cantidad de dinero que le queda a los hogares para gastar o ahorrar después de pagar impuestos. La fórmula es simple: los ingresos de cada uno tras pagar los impuestos de los mismos.
Los programas de apoyo a los hogares
El sustancial apoyo a las rentas derivado de la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica por el Coronavirus (CARES por sus siglas en inglés) ha sido la principal razón para que se produzca esta desconexión entre la actividad económica y la renta de los hogares. "Al mismo tiempo, las moratorias sobre ciertos préstamos y los confinamientos (imposibilidad de gastar en muchas cosas) han reducido los gastos del hogar y han ayudado a aliviar la tensión financiera que aparece en las recesiones". Además, todo ello ha generado un ahorro total que los expertos de Blackrock valoran en 1,6 billones de dólares que podría disparar el consumo cuando la situación económica mejore.

Desde abril, el gobierno federal ha gastado unos 270.000 millones en medidas destinadas a reducir el impacto económico de la pandemia a través de créditos tributarios de 1.200 dólares por adulto y 500 dólares por niño (se van reduciendo progresivamente para los hogares con ingresos más altos). Ahora, el nuevo Gobierno de EEUU está negociando con los republicanos para entregar cheques de alrededor de 1.400 dólares dentro de su plan de estímulos de 1,9 billones de dólares .
Además, durante el mandato de Trump también se ampliaron los programas de subsidio por desempleo para apoyar a los trabajadores que normalmente no tenían acceso a esas prestaciones. Además, su duración se ha extendido sobremanera durante la pandemia. Con todo esto, desde abril, "estos programas asignaron más de 370.000 millones a ayudar a aquellos que perdieron sus trabajos debido a la pandemia", explican Maria Solovieva y James Marple.
Además, la nueva Ley CRRSA supone 120.000 millones más en beneficios por desempleo durante un período de casi tres meses. El proyecto de ley incluye un seguro de desempleo suplementario de 300 dólares por semana, más un nuevo extra que proporciona 100 dólares adicionales por semana a los trabajadores con ingresos mixtos (parecido a los autónomos), así como extensiones de los programas de asistencia por desempleo pandémico y de compensación por desempleo de emergencia pandémica hasta marzo y el 14 de febrero de 2021 respectivamente. Como resultado de estos apoyos al ingreso de los hogares, la mayoría de las familias mejoraron de lo que estaban antes de la pandemia, según explican los expertos de TD Securities.
Todas estas prestaciones y ayudas por desempleo han generado una tasa reemplazo del 121% respecto a los ingresos de una familia trabajadora media, en comparación con solo el 40% que ofrece el programa regular de seguro por desempleo. El diseño del programa también es progresivo. De este modo, "la renta persona disponibles experimentó su crecimiento anual más rápido desde 1984. Esto, junto con a unos tipos de interés bajos gracias a la Reserva Federal ha impulsado el gasto en viviendas nuevas, bienes recreativos y vehículos, compensando parcialmente la gran reducción en el gasto en servicios y la inversión fija empresarial en estructuras", apuntan Jason Furman, investigador de Peterson Institute for Internactional Economics (PIIE) y Wilson Powel, profesor de la Universidad de Harvard.
Estos expertos explican que pese a no haber datos exactos, todo hace indicar que los hogares con menores rentas se han beneficiado de media de un aumento mayor en sus ingresos. Estos hogares presentan una mayor propensión a consumir, es decir, gastan una mayor porción de cada dólar extra que ingresan, lo que ha podido apoyar el consumo durante el 2020 y probablemente lo impulsará en 2021.
El nuevo cheque de 1.400 dólares (aún no ha sido aprobado) y el programa de estímulos de 1,9 billones de dólares que tiene preparado Joe Biden y su equipo podrían impulsar la recuperación económico en EEUU. El consenso de expertos está revisando al alza las previsiones de crecimiento para EEUU en 2021 de igual forma que fueron reduciendo la profundidad la recesión a medida que avanzaba el año 2020.
El consumo es el motor de la economía de EEUU, la cuestión es si tantos estímulos podrían terminar generando una inflación más alta de la deseada. Por ahora ese riesgo parece lejano, puesto que la economía de EEUU está aún muy lejos de su potencial. Pero una vez que el consumo coge velocidad y el dinero empieza a cambiar de manos de forma rápida, templar la economía sin causar un terremoto puede ser una misión muy compleja.