Mucho se ha hablado de las fatales consecuencias del Brexit para los británicos. Sin embargo, un solo mes después de haber abandonado la UE ya tienen un motivo para pensar que han hecho lo correcto. Reino Unido tiene vacunas y está inoculando a su población a un ritmo mucho más rápido que si hubiera permanecido bajo el 'paraguas' de Bruselas. Los errores de Ursula von der Layen (presidenta de la Comisión Europea), además de costar vidas (que es lo más importante), podrían tener un precio económico notable, que la aseguradora alemana Allianz cifra en 90.000 millones de euros.
La crisis económica está totalmente relacionada con la sanitaria. Hasta que no se controle al virus, la economía no comenzará a crecer con la fuerza necesaria para que el PIB de los países se acerque a su potencial, generando empleo y bienestar económico. "Europa se enfrenta ahora un retraso de cinco semanas con las vacunas que, si no se corrige, podría costar cerca de 90.000 millones de euros en 2021", destacan en un documento los expertos de la aseguradora.
Cuando lo 'barato' sale 'caro'
La situación es un tanto paradójica. La UE tardó más tiempo que EEUU o Reino Unido a la hora de realizar sus pedidos de vacunas para presionar a las farmacéuticas y obtener un mejor precio por cada dosis. Mientras que Bruselas luchaba por un precio más barato (que lo obtuvo), Londres y Washington (también Israel) se aseguraron sus cargamentos con prioridad. Ahora, los cuellos de botella en la producción y una dudosa gestión van a salir muy caras, tanto en términos de vidas como económicos.
"Los obstáculos en el lado de la oferta (cuellos de botella de producción y distribución) y un comienzo muy lento, la UE se está quedando cada vez más atrás en la carrera de por la inmunidad. En la actualidad, las tasas medias diarias de vacunación ajustadas por población en las principales economías de la UE se mantienen en un 0,12%. Esto es cuatro veces menor que en el Reino Unido y EEUU, donde el 14,4% y el 9,4% de la población ya ha recibido al menos una dosis de vacuna, respectivamente, en comparación con un máximo del 5% en las principales economías de la UE", explican los analistas de Allianz.
La Comisión Europea ha comunicado recientemente su objetivo de vacunar al 70% de la población adulta para el verano de 2021. Sin embargo, alcanzar este objetivo exigiría un ritmo de vacunación aproximadamente seis veces superior al observado actualmente.
"Nuestros cálculos muestran que los países de la UE ya llevan cinco semanas de retraso. Dado que cada semana de restricciones sanitarias prolongadas reduce el crecimiento del PIB trimestral de la UE en -0,4 puntos porcentuales, el retraso actual representa el equivalente a -2,0 puntos porcentuales o cerca de 90.000 millones de euros de PIB. Esta cifra multiplica por cuatro o más el valor de los acuerdos que la Comisión de la UE firmó con los productores de vacunas por las dosis compradas hasta la fecha.

Según las proyecciones de Allianz, a la velocidad de vacunación actual, la inmunidad de grupo solo se alcanzaría a finales de 2022. "Para permitir al menos que despegue una recuperación económica sostenible en la segunda mitad de 2021, los países de la UE deben emprender urgentemente una ruta de vacunación que tenga como objetivo vacunar a las poblaciones en riesgo (20% -30% del total dependiendo de la demografía) a mediados de 2021, para permitir una flexibilización de las restricciones sanitarias sin poner en riesgo el sistema sanitario".
Salvo milagro, la situación parece un tanto complicada. Una nueva vacuna de una sola dosis y que se pudiera producir de forma masiva y rápida podría tener parte de la solución, pero con las cartas actuales es muy difícil ganar la partida: "Incluso duplicando el ritmo de las vacunaciones (algo factible si hay voluntad y habilidad), el retraso en la vacunación asciende a tres semanas, lo que a su vez conlleva un coste de 63.000 millones de euros".
Según el informe, las economías que terminen la carrera en primer lugar se verán recompensadas con fuertes efectos multiplicadores positivos, mientras que los rezagados en la vacunación seguirán atrapados en una crisis y se enfrentarán a costes sustanciales, tanto económicos como políticos. Por ello es esencial encauzar la campaña de vacunación ya que al ritmo actual, la denominada inmunidad de grupo no se alcanzaría hasta finales de 2022.