La Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) elige este sábado a su nuevo presidente, una votación clave en vistas a la sucesión de la canciller Angela Merkel, cuyo mandato culminará, después de 18 años en el Gobierno, tras las elecciones legislativas previstas para el próximo mes de septiembre. Por circunstancias especiales, y dada la situación de pandemia, la elección del sucesor de la líder alemana se celebrará por primera vez de manera online y tendrá dos vueltas.
Si bien el vencedor de este Congreso quedará bien colocado para ser el candidato a canciller del partido en las elecciones legislativas del 26 de septiembre, y con enormes posibilidades de revalidar el triunfo de los conservadores alemanes, la presidencia de la CDU no le garantiza automáticamente ese privilegio, ya que el líder del partido para las elecciones se designa más adelante, por lo que puede haber otros pretendientes al cargo. Es el caso de Markus Söder, presidente de Baviera, líder del partido hermano de la CDU, la CSU (Unión Social Cristiana), y el candidato mejor posicionado en las encuestas y mejor valorado después de Merkel.
Tres aspirantes
Una vez consumada la dimisión de Annegret Kramp-Karrenbauer, tras la crisis de Turingia -el land del este alemán que permitió que la CDU apoyará a un liberal como presidente regional con los votos del partido de extrema derecha, AfD, algo que está prohibido por parte de los conservadores-, la sucesión de Angela Merkel se dirime entre tres sucesores con perfiles, a priori, parecidos, pero a veces enemigos y con ascendencia variada.
Los tres pertenecen a una franja de edad parecida, alrededor de los 50 años. Son católicos, a diferencia de Merkel, que es protestante. Solo uno de los aspirantes comparte la línea centrista seguida por la canciller en sus 18 años al frente de la presidencia germana. El resto se sitúa más a la derecha. Y es que el recambio de Merkel no es un mero traspaso de poderes. Reabre la batalla interna entre los moderados y el ala más derechista de la CDU, que ha acusado a la canciller de haber socialdemocratizado a la formación fundada por Konrad Adenauer.
Friedrich Merz es el aspirante favorito a la sucesión para liderar la presidencia del partido. Tiene 64 años, y es rival histórico de Merkel. Ya en 2018 luchó por asumir el liderazgo de la CDU, pero fue derrotado por la mínima por Kramp-Karrenbauer, la preferida de Merkel. Merz, nunca ha ocupado un cargo público, y hace 10 años abandonó la política para desarrollar su carrera profesional en el mundo de las finanzas. No hay que olvidar que desde entonces, este abogado es archienemigo de la canciller una vez que ésta lo destituyó de la presidencia del grupo conservador en el Bundestag en 2002. El objetivo de Merz es recuperar los millones de votantes arrebatados por la ultraderecha.
El recambio de Merkel reabre la batalla interna entre los moderados y el ala más derechista del CDU
Muy próximo a la doctrina centristra de Merkel se encuentra el segundo candidato, Armin Laschet, experiodista, de 58 años. Laschet gobierna la región de Renania del Norte-Westfalia, el land más poblado de Alemania y granero de voto de los socialdemócratas. La derrota electoral del SPD en 2015 provocó que el canciller Gerhard Schröder adelantara las elecciones. Armin Laschet tiene buenas relaciones con los sectores más conservadores, y es socio de Merkel en el Gobierno.
El tercer candidato es Norbert Röttgen, experto en Relaciones Internacionales, de 55 años. Se dice de él que es el perfecto independiente. Röttgen ha prometido modernizar y feminizar el partido.
Más allá de estos tres candidatos, en cuyas cábalas sucesorias entraba Jens Spahn, ministro de Sanidad, antimerkeliano, y situado en el ala derecha del partido, se encuentra otro dirigente fuera de las filas de la CDU, Markus Söder.
En efecto, Söder no va a heredar esta presidencia, pues es líder de la CSU. Pero es el más firme candidato entre los electores para alcanzar la Cancillería alemana. Durante esta pandemia, se ha convertido en una de las personalidades favoritas gracias al prudente enfoque que ha dado a la situación.
Un liderazgo europeo
Angela Dorothea Merkel, física y política alemana, llegó a la presidencia de su país en 2005. Entre 2000 y 2018 fue presidenta de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU).
A lo largo de estos 16 años, Merkel ha dado pruebas de su capacidad de entendimiento y negociación con otras fuerzas políticas. Ha gobernado en solitario, con la ayuda de la CSU, pero también con liberales y socialdemócratas. Durante todo este tiempo, se ha acercado a los sindicatos, ha postulado la reducción de la edad de jubilación para ciertos sectores, y se ha sumado a las tesis antinucleares como los Verdes.
Merkel ha dado pruebas de su capacidad de entendimiento y negociación con otras fuerzas
Canciller alemana y líder europea -con Francia viendo cómo se desvanecían las fuerzas clásicas, y con el Reino Unido fuera de juego con el Brexit-, entró en su país pisando fuerte, logrando bajar la tasa de desempleo del 10,5% en 2005, al 3,3% en 2008. En 2020 la tasa de paro ha aumentado por primera vez desde 2013, pero su porcentaje se sitúa en el 5,9%.
En 2008, Angela Merkel tuvo una intervención histórica en el Parlamento de Israel rindiendo tributo a las víctimas del nazismo. Fue la primera intervención de un mandatario europeo, y también la primera en alemán.
En 2015, con la llegada de un millón de refugiados en Alemania, Merkel sufre el primer gran varapalo a su gestión con tensiones y descontentos en las filas de la CDU, decisión que sirvió para reforzar a la extrema derecha de AfD (Alternativa para Alemania), hoy con un voto del 12,6% y rondando el 10% en las encuestas.
La gestión del coronavirus ha aumentado la popularidad de Merkel hasta el 74%
En el terreno económico, ha cerrado con superávit los seis últimos ejercicios y ha reducido la deuda en 20 puntos. Además, se ha situado entre las tres economías más exportadoras, junto a China y EEUU. En el colofón de su mandato, la gestión del coronavirus ha aumentado su popularidad hasta el 74%.