La presidenta de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), Annegret Kramp-Karrenbauer, no participará en la carrera para suceder a Angela Merkel como canciller de Alemania, según ha anunciado este lunes un portavoz del partido conservador alemán.
La decisión anunciada por la CDU llega días después de la crisis generada la semana pasada por la elección de un primer ministro liberal en el estado federado de Turingia -Thomas Kemmerich, miembro del Partido Liberal de Alemania (FDP) y que acabó dimitiendo horas después- con los votos del partido conservador y los de la formación de ultraderecha Alternativa por Alemania (AfD).
La decisión de la que iba a ser sucesora de Merkel ocurre el mismo día que los principales partidos políticos alemanes acordaron reunirse en Érfurt y Berlín para tratar de buscar una salida a la crisis de Turingia y preparar una segunda votación para elegir al primer ministro de Turingia.
Kemmerich se impuso el miércoles por un voto al primer ministro en funciones, el progresista Bodo Ramelow, con el apoyo de los parlamentarios del partido de Merkel y de AfD. Sin embargo, la colaboración con AfD, un partido ultraderechista contrario a la inmigración y que tiene en su seno a simpatizantes nazis e impulsa el antisemitismo, ha sido una 'línea roja' para los principales partidos políticos de Alemania.
¿Segunda oportunidad para Ramelow?
El grupo parlamentario de la formación de extrema izquierda Die Linke, el mayor grupo en el Parlamento del estado de Turingia, se reunirá este lunes para planear los próximos pasos.
También lo harán representantes de Die Linke, del Partido Socialdemócrata alemán (SPD) y del Partido Verde, que se verán para intentar sumar apoyos para la reelección de Ramelow como primer ministro de un gobierno en minoría.
En Berlín, destacados dirigentes de la CDU también se verán para decidir si sus parlamentarios apoyan la reelección de Ramelow. La CDU estudiará si se alía con Die Linke, el SPD, los Verdes y el FDP, para no tener que contar con los votos de AfD. En caso contrario, existe el peligro de que el candidato solo pueda ganar con los votos del partido de ultraderecha.