
En su última comparecencia pública, Pedro Sánchez anunció un presagio: la legislatura será larga y fructífera y estará marcada por la agenda transformadora y los fondos europeos para la Recuperación. Puede errar en su diagnóstico, pero en el fondo, el presidente vino a decir que su hoja de ruta, a día de hoy, sigue junto a Podemos y sus socios independentistas, mientras que los demás, la oposición, son unos "lunáticos", tal y como él los calificó.
Desde Moncloa -y ahuyentando los vaticinios que hablan de una inminente crisis de Gobierno para poner paz en ese "camarote de los hermanos Marx", como así ha calificado al gabinete de coalición, el líder de la oposición, Pablo Casado-, no se atisba ni un gramo de crisis, menos ahora con los Presupuestos a las puertas de ser aprobados la última semana del año, con los fondos de recuperación en marcha, tras la retirada del veto de Polonia e Hungría y, especialmente, con la campaña de vacunación que arranca el próximo 27 de diciembre, y que se prolongará en 2021.
No obstante, la cohabitación de socialistas y comunistas, la primera cohabitación gubernamental de la democracia española, se produce en un marco de inestabilidad y de grave crisis económica, y que según los analistas se ve agravada por medidas inapropiadas como el Ingreso Mínimo Vital, el incremento del Salario Mínimo, la derogación de la reforma laboral, y la inacción ejecutiva para la sostenibilidad del sistema de pensiones. No en vano, según la foto fija de hoy, España tiene una cuarta parte de su deuda en manos del Banco Central Europeo, ha reducido el superávit a cuenta corriente un 78%, el Banco de España prevé ya una caída del PIB para el cuatro trimestre entre el -0.8% y el -3% -ya en la línea de Funcas- y, por último, Fedea habla de una tasa de paro activo del 21,5%.
Las disputas, desencuentros, la disparidad de pareceres, o la manera que tiene de protestar Unidas Podemos cuando no se ve capaz de sacar su programa de Gobierno en el Consejo de Ministros, no supone para Moncloa más que una forma distinta de trabajar que cansa a los ministros, mientras el presidente aguanta -explican fuentes monclovitas-. La técnica de Sánchez es dejar pasar, deja hacer, y luego, actuar, por que el que tiene las herramientas para mandar es él, y no el resto, explican. Así que, ni la sangre llega al río ni existe el más mínimo riesgo para que se rompa el Gobierno -insisten-, señalando que ni de lejos estamos a las puertas de una crisis gubernamental.
UP tiene claro que el PSOE como mejor funciona es montándole un problema mediático
En Unidas Podemos, por su parte, tienen claro que el PSOE, como mejor funciona es montándole un problema mediático. Esa manera de pensar puede explicar la imagen del último contraste de opiniones que tuvo lugar el pasado martes en el Congreso de los Diputados, cuando María Jesús Montero se reúne en uno de los salones del Palacio con Pablo Iglesias.
Allí, un medio gráfico capta la imagen y una palabra, "cabezón". Según fuentes consultadas de uno y de otro lado, la conversación estaría relacionada con los desahucios y con el atasco que ha tenido el decreto anunciado para noviembre cuando el vicepresidente del Gobierno lo dio a conocer, una vez retirada la autoenmienda -de la mano de ERC- de los Presupuestos Generales.
Los aspectos técnicos del decreto han sido uno de los principales elementos del retraso. Aunque según Podemos, ha sido la falta de sintonía de los ministerios de Economía con la petición de Iglesias, negándose a perjudicar a los grandes tenedores inmobiliarios y a los fondos. Lo cierto es que el decreto llega este martes al Consejo de Ministros, y lo hace de manera muy descafeinada de los planteamientos iniciales de la formación morada, todavía pendiente de que se resuelva la prohibición del corte de suministros que comprenda el agua, la luz, y también el gas. No obstante, en Unidas Podemos hay un cierto conformismo al haber logrado que al menos el decreto salga adelante.
Otro punto que separa al Gobierno
A la guinda del año de este matrimonio de conveniencia política, Unidas Podemos ha añadido en la recta final una nueva presión, la subida del SMI. A los oídos de los podemitas les ha llegado a través del Grupo Socialista que es el propio Sánchez, además de Nadia Calviño, de Carmen Calvo, y de María Jesús Montero, entre otros ministros, quien se opone a la subida del SMI, porque no ve apropiado que se haga en estos momentos de crisis económica.
Los dirigentes de Iglesias mantienen que no tiran la toalla. Van a ir a tope en esta nueva batalla. De hecho se reúnen este sábado para ver cómo agitar la demanda. Por lo pronto, plantean una propuesta modesta, y se conforman con que se suba el 0,9%, y por lo menos sea igual que con los funcionarios. Este último pulso pondrá de nuevo de manifiesto la rivalidad que los morados tienen con el gabinete económico de Sánchez. Pero ahora mismo, en Moncloa persiste en la idea de que subir el SMI generaría paro.
En ese tira y afloja, en el Palacio son conscientes del modo de trabajar de Iglesias, de las diferencias sustanciales de unos y otros y, de que los ministros de Podemos tienen más tiempo que el resto para estar en los medios con el agitpro que tanto les entusiasma, creyendo que Pablo convence a Pedro en el minuto final. A la postre, el resultado, sostienen desde Moncloa, es que Podemos no obtiene tanto, aunque en el fondo unos y otros se necesitan.
Diez divergencias, pero un Presupuesto
Como marca propia de la casa, la formación morada no ha perdido la costumbre de seguir su agenda de Gobierno y de darla a conocer a los medios en el caso de que no cruce la puerta del Consejo de Ministros. A lo largo de un año, la migración, la monarquía, el control del alquiler de la vivienda, la agenda internacional de Bolivia y de Marruecos, la derogación de la reforma laboral, el salario mínimo, la prohibición de los desahucios y de los suministros, el ingreso mínimo y, el tiempo de cotización de las pensiones han sido objeto de debate entre las dos partes que conforman el actual Gobierno.
El pasado martes, la portavoz, María Jesús Montero, pedía discreción para que los temas que se plantean en el Consejo y en las comisiones generales o delegadas no estén expuestas todos los días en la prensa. Hasta Podemos acepta que, si bien sacan réditos a sus peleas, los sondeos no responden a los morados, y quien lo rentabiliza es Sánchez, quien después de dos años está a punto de tocar sus primeros PGE.