El Gobierno de Pedro Sánchez parecía haber puesto freno a la incesante subida del salario mínimo interprofesional iniciada desde que llegó a la Moncloa, tras no incluir nuevas revisiones de su cuantía en el proyecto de los Presupuestos Generales del próximo año. Sin embargo, recientemente, ha saltado a la luz la intención de la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, de articular un diálogo con las patronales y los sindicatos a partir de diciembre para tantear una nueva subida del salario mínimo, esta vez hasta los 1.000 euros, desde los 950 euros en los que se encuentra actualmente.
Fuentes patronales aseguran a elEconomista que aún no hay una propuesta firme del Gobierno sobre esta medida pero en una ronda de consultas con las asociaciones de empresarios las respuesta es clara, común y firme: "No es el momento de subir el SMI, impactará negativamente en los sectores más afectados por la pandemia", principalmente entre el sector agrario y la hostelería.
De hecho, este es el sentir entre la gran mayoría de los empleadores que, lejos de la idoneidad del incremento del SMI -cabe recordar que el compromiso de España con la UE es de elevarlo hasta el 60% del salario medio, lo que implica adoptar una senda ascendente hasta los 1.200 euros-, censura el momento para aplicarla, ya que tampoco las previsiones de 2021 son halagüeñas en términos de empleo para nuestro país.
Elevar los costes al empresario ante una segunda oleada sería fatal para las pymes
En este sentido, explican a elEconomista desde la patronal de la pequeña y la mediana empresa Cepyme que se de efectuarse se trataría de una medida "fatal" para los autónomos y las pymes, que en este momento se enfrentan a una segunda oleada de restricciones por la pandemia y que lo último que necesitan es "incrementar los costes para el empresario". En este sentido, desde Cepyme aseguran que el alza de este indicador debería estar acorde con la evolución de la economía: "Hay que generar competitividad. El resto de países de la UE está apoyando a las empresas con mucha más ambición que España", apuntan desde la organización advirtiendo que esta falta de estímulos y un mayor incremento de costes por la vía del SMI "harán que la competitividad se quede atrás".

En esta misma línea, desde la patronal catalana Foment del Treball, explican que el momentum socioeconómico no invita la aplicación de esta medida. "La subida del SMI tiene que ser resultado de un aumento de la productividad. Si el aumento del salario mínimo no va acompañado de un aumento de competitividad se producirá un aumento del paro".
Por eso, desde la patronal catalana explican en declaraciones para este medio que lo más importante del resultado que pueda tener el previsto Diálogo Social, es que esta medida se tome atendiendo a la realidad social del momento y "que esté vinculado a la evolución económica". Porque, tal y como advierten desde la organización, el aumento del SMI está demostrado que donde impactará con más severidad será entre los trabajadores jóvenes, los peor remunerados y los menos cualificados.
Economía sumergida
Así, el Círculo de Empresarios va más allá y recuerda que entre los perfiles laborales en los que esta subida presionaría más el salario -al encontrarse cerca del actual nivel del SMI-, ahí se podría ver un aumento de economía sumergida por quienes no pueden afrontar esos mayores costes y para conservar al trabajador lo sacan de la economía reglada aumentando así la economía sumergida. "Subir el SMI solo serviría para presionar más a las pymes y fomentar el aumento de la economía sumergida", apuntan.
Una cuestión que también apunta el profesor de finanzas, Juan Fernando Robles, asegurando que de elevarse el SMI hasta esa cota, "una parte de la economía se va a negro". Recuerda en este punto el efecto que tendría sobre las empleadas del hogar y todos los trabajadores de cuidados personales que en muchos casos cobran ese mínimo y antes de dejar de prestar el servicio lo pasan a hacer en B. "Afectará principalmente al empleo temporal y poco cualificado y donde haya mucho personal eventual", señala el profesor del CEF.
En esta línea, el think tank presidido por John de Zulueta, apunta que "en un momento tan crítico para la viabilidad de las empresas y de los puestos de trabajo, un alza de impuestos y una subida de SMI es un suicidio", advierten.
Así, los empresarios piden prudencia al Gobierno y recuerdan lo que ocurrió en el mercado laboral tras el alza del 22% en 2019, que provocó tales desajustes en el mercado que empresas del sector agrícola tuvieron problemas en esa temporada para cubrir las plazas de cara a la recogida. Por ello, reclaman que la medida se tome de acuerdo a la realidad del momento, es decir, en otro momento una vez se despeje la crisis económica.