Europa desplegó desde el pasado abril un arsenal sin precedentes frente a la crisis causada por el coronavirus, la recesión más profundas en casi siete décadas de historia de la Unión Europea (UE). El principal pilar es el fondo de recuperación aprobado en julio, y que se está terminando de negociar estas semanas.
Hasta que lleguen sus 750.000 de euros a los Estados miembros, los países también pidieron al Banco Europeo de Inversiones que actuara de urgencia. Empezará a hacerlo desde este mes ofreciendo 25.000 millones de euros en garantías con su nuevo fondo para la pandemia, con el que esperan movilizar hasta 200.000 millones en inversiones apoyando sobre todo a pymes.
Sin embargo, "la clave no es el volumen, sino el impacto de los proyectos", señala el presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Werner Hoyer, en una entrevista con elEconomista y otros diarios europeos.
Explica que esos 200.000 millones son la "cifra soñada", pero que el impacto real dependerá de la calidad de los proyectos, de su complejidad y del riesgo que se le permita tomar al Banco al seleccionar las operaciones. Según explican desde la institución, los Estados miembros autorizaron al banco respaldar proyectos con un riesgo hasta tres o cuatro veces superior al habitual.
España será uno de los que primero se beneficiará de la ayuda del el BEI frente al virus. "Tenemos una demanda muy fuerte para el Fondo de Garantía Europeo procedente de nuestros colegas españoles y de otros intermediarios financieros", explica Hoyer. Añade además que nuestro país estará entre los primeros que recibirán el apoyo del programa. Así, entre los primeros proyectos que analizará el banco el próximo mes de noviembre se encuentran propuestas procedentes de Bulgaria y España.
Además de las garantías del BEI, la Comisión Europea también empezará a prestar en los próximos días hasta 100.000 millones de euros al menos a 16 socios para los ERTE y otros sistemas nacionales similares. La UE además dará 360.000 millones en ayudas no reembolsables como parte del fondo de recuperación, y otros 312.500 millones estarán disponibles como préstamos. El Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) también facilita 240.000 millones en préstamos en condiciones ventajosas para cubrir costes sanitarios y del confinamiento, pero ningún país los ha solicitado por el estigma con el que carga el fondo de rescate.
"Definitivamente usaremos los 25.000 millones" señala Jean-Christoph Laloux, director general de operaciones en el BEI
En el BEI no ven competencia entre los 72.000 millones que se llevará España en ayudas a fondo perdido del fondo de recuperación, los 21.300 millones de su préstamo de SURE, y el apetito por acudir a su ventanilla. Explican que su inyección de liquidez se trata de una "ayuda de emergencia", dados los problemas que atraviesan las empresas, sobre todo tras el impacto de la segunda ola. Por eso, cuando lleguen los fondos de recuperación, probablemente en la segunda mitad de 2021, la mayoría de sus garantías ya se habrán agotado.
En el BEI esperan agotar todas sus garantías. "Definitivamente usaremos los 25.000 millones" señala Jean-Christoph Laloux, director general de operaciones en el BEI, describiendo la "elevada demanda" que ya han registrado. Hasta ahora ya han recibido un centenar de solicitudes. Sin embargo, los Estados miembros esquivan el MEDE, algunos no tienen previsto de momento pedir los préstamos que también ofrece el fondo de recuperación, como España, y tampoco se agotará el dinero de SURE.
Hoyer aprovechó la entrevista para adelantar los resultados de la encuesta anual del BEI sobre inversión, que realizan con 1.200 empresas. "El resultado del estudio es preocupante", resume. La formación bruta de capital fijo, que sirve para medir el apetito inversor a corto plazo en bienes, cayó un 19,7% entre el último trimestre del pasado año y el segundo de este año. Según alertan desde la institución, las pasadas crisis muestran que se trata solo del comienzo, sobre todo en lo relativo a la inversión privada.
Así, un 43% de las empresas dicen que están invirtiendo menos a causa de la pandemia, en algunos casos retrasando la inversión pero en otros abandonándola. Entre aquellas firmas que se lanzan a invertir, tendrán que limitarlo entre un 30% y un 50% a causa del covid, dada la falta de liquidez o para evitar el riesgo de un sobreendeudamiento.
La falta de recursos llega justo cuando la mitad de las empresas encuestadas admiten que necesitan invertir más en digitalización a causa del virus. Mientras, el 79% de aquellas compañías que planeaban inversión "verde", la gran prioridad europea, reconocen que retrasarán este gasto.