
Se presumía una reunión tranquila para el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE). No se preveían movimientos de tipos, ni cambios en el programa de compras. Lo única 'misión' para Lagarde, que tenían en la agenda la mayor parte de los expertos, era la necesidad de dar un mensaje 'dovish' (dar a entender que se puede ir aún más allá con las políticas expansivas) que aplacase, aunque fuera temporalmente, el 'rally' del euro, una nueva amenaza contra la inflación y la recuperación económica (a través de las exportaciones). Sin embargo, la timorata respuesta de Christine Lagarde, junto a otros hechos (no toda la culpa es de ella), terminó con un euro apreciándose con cierta intensidad respecto al dólar y contra la cesta de divisas de las principales parejas comerciales de la Eurozona.
Oxford Economics: "Creemos que la presidenta del BCE sonó demasiado 'hawkish' (lo contrario que dovish) dadas las preocupaciones de los mercados financieros. Esto puede resultar contraproducente al hacer subir el euro"
Es cierto que Lagarde lo intentó. La francesa puso el acento en la "vigilancia" sobre los movimientos del euro. Es más, se encargó de dejar claro que esto suponía un cambio inédito: "Quiero destacar que esta vez hemos incluido la apreciación del euro en la reunión, algo que no habíamos hecho antes, porque este movimiento es importante para los precios en la zona euro, de modo que estamos mirando con atención el tipo de cambio".
Sin embargo, el mercado vio insuficiente una retórica que no vino apoyada de medidas concretas y por ello se quedó con la otra cara del discurso: "No apuntamos al tipo de cambio porque no es nuestro mandato", reiteró en varias ocasiones. A esto se unieron otros dos factores que apoyaron el auge del euro. Por un lado, el BCE redujo la caída del PIB en sus previsiones para este año, una noticia positiva para la economía que ejerce presión alcista sobre el euro. Por otro lado, la agencia financiera Bloomberg publicó una información en la que se aseguraba que la visión general del Consejo de Gobierno era no sobrerreaccionar a las ganancias del euro, una información que según ha revelado el BCE a elEconomista carece de oficialidad.

"Como se esperaba, el BCE se abstuvo de ajustar su postura de política monetaria en la reunión del consejo de septiembre, revisó modestamente sus perspectivas económicas y descartó en gran medida un aumento de las preocupaciones por la deflación. Aunque estamos en gran medida de acuerdo con la evaluación del BCE, creemos que la presidenta del BCE sonó demasiado 'hawkish' (lo contrario que dovish) dadas las preocupaciones de los mercados financieros. Esto puede resultar contraproducente al hacer subir el euro y endurecer las condiciones financieras", apunta Olivier Rakau, economista jefe de Alemania para Oxford Economics.
"Es posible que la escasa preocupación por las presiones desinflacionarias mostradas en la reunión puedan generar una mayor presión alcista sobre el tipo de cambio. Esperábamos que en la rueda de prensa Lagarde desplegara una buena dosis de retórica, subrayando la capacidad y voluntad del BCE para contrarrestar una apreciación injustificada del euro que podría endurecer las condiciones financieras y afectar las perspectivas de inflación", insiste el economista alemán. De modo que esta mañana, Philip Lane, economista jefe del BCE, ha intentado apagar el 'fuego' mostrándose más agresivo contra la apreciación del euro.
Desde Nordea, Mikael Sarwe y Andreas Steno Larsen, creen que "el BCE decepcionó por no mostrar más preocupaciones sobre la fortaleza del euro". El nuevo mandato de la Fed, con un grado más de flexibilidad sobre la inflación, plantea un problema para el BCE, que no ha podido mantener ese ritmo de agresividad en la política monetaria. Ahora, la inflación subyacente está en mínimos históricos y el euro ha subido un10% contra el dólar desde marzo, lo que supone un lastre más para los precios. "A pesar de esto, el BCE mantuvo la dotación PEPP sin cambios, de hecho elevó las previsiones de inflación subyacente para 2021/2022 y sorprendió a los mercados de divisas con los comentarios sobre el euro", comentan los expertos de Nordea.
No obstante, los economistas del banco nórdico creen que la tendencia al alza del euro tiene fundamentos, lo que en cierta forma 'salva' la intervención de Lagarde, que pese a no ser todo lo agresiva que debería haber sido, "al menos no empeoró de forma notable las cosas con un mensaje mal concebido", sentencia los analistas.
En la jornada de este viernes, el euro se aprecia alrededor de un 0,5% y se acerca a los 1,19 dólares por unidad. Por otro lado, la divisa única también se revaloriza alrededor de un 0,4% contra la cesta de monedas de las principales parejas comerciales de la zona euro, un mejor indicador para conocer el efecto que puede tener la fortaleza del euro en las exportaciones.