
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, volvieron a reunirse el miércoles con senadores republicanos en busca de concluir qué propuestas incluir en el próximo paquete de estímulo.
Este encuentro se produjo después de que un día antes, la comitiva con la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, y el líder del partido en el Senado, Chuck Schumer, no diera a conocer detalles concretos sobre un posible acercamiento.
En estos momentos no existen señales que indiquen que un nuevo paquete de estímulos podría aprobarse antes de finales de este mes. De ser así, se materializaría lo que se conoce como el "acantilado fiscal", es decir, se dejarán expirar algunas de las medidas ya en marcha, como los 600 dólares semanales extra a los desempleados. Una situación que, de no corregirse a tiempo, podría desencadenar un sinfín de impagos de alquileres, créditos e hipotecas.
Uno de los puntos de fricción actual reside sobre la presión por parte de la administración Trump para incluir un recorte de impuestos sobre la nómina, (equivalente a las cotizaciones sociales). "Hasta que los republicanos no concreten sus objetivos legislativos, es difícil evaluar qué tan rápido se puede acordar un acuerdo bipartidista", reconoce Andrew Hollenhorst, economista de Citi.
Según su perspectiva, el próximo plan, que rondará un total de entre un billón y 1,5 billones de dólares, podría volver a incluir otra remesa de cheques directos a los contribuyentes y una extensión parcial de los beneficios de desempleo, pero probablemente menor a los 600 dólares semanales que expiran el próximo 31 de julio. También se podrían incluir ayudas a los gobiernos estatales y locales mientras los republicanos planean incluir una exención de responsabilidad legal por la pandemia para las empresas.
"Se espera que los legisladores aprueben otro paquete de rescate fiscal en las próximas semanas, aún así su tamaño debería aumentar con las nuevas infecciones", avisa Mark Zandi, economista jefe de Moody's Analytics, quien recuerda que si las negociaciones fracasan o se retrasan demasiado, "la economía seguramente se contraerá de nuevo este otoño".