España es el país de la zona euro donde el clima de funcionamiento para las empresas restringe en mayor medida su potencial de crecimiento y productividad, según arroja el el Índice de Libertad Económica 2020 (ILE 2020) elaborado por la Fundación Heritage y editada para España por el Instituto de Estudios Económicos (IEE). El informe presentado este jueves pone de relieve las mejoras que se deben acometer en nuestro país en los diferentes parámetros que miden la libertad económica, y en una de sus variables, la libertad de empresa, España sale especialmente mal parada en comparación con los resultados obtenidos por otros países del entorno comunitario, siendo el país con menor nivel de facilidades y peor clima en Europa para el crecimiento e impulso del tejido productivo, solo por delante de Luxemburgo, Polonia, Hungría y Eslovaquia.
Entre las diez primeras posiciones del ranking global de libertad económica se encuentran Singapur, Hong Kong, Nueva Zelanda, Australia, Suiza, Irlanda, el Reino Unido, Dinamarca, Canadá y Estonia. Para nuestro país, la nota media asignada por el ILE 2020 es de 61,6 puntos, la nota global media más alta jamás registrada. Ello, sitúa a España en el puesto 58 de la lista, uno menos que el año anterior.
Entre los diferentes parámetros que miden esta libertad económica global, la nota obtenida por España en lo tocante al imperio de la ley, recibimos 74,9 puntos en la subcategoría de los derechos de propiedad; 51,8 puntos en la medición de la efectividad judicial y 55,1 puntos en la evaluación de la ausencia de corrupción. Si nos fijamos en el tamaño del Estado, obtenemos 62,1 puntos en la subcategoría de la carga impositiva; 48,3 puntos en la medición del gasto público y 62,6 puntos en la evaluación de la salud fiscal. En el pilar referido a la eficiencia regulatoria, España se anota 66,8 puntos en libertad de empresa; 57,7 puntos en flexibilidad laboral y 82,0 puntos en libertad monetaria. Por último, en la variable dedicada a estudiar la apertura de los mercados, España se lleva 86,4 puntos en libertad comercial; 85,0 puntos en libertad inversora y 70,0 puntos en libertad financiera.

Y también en clave española, es conveniente repasar el ranking internacional centrando la atención en aquellos mercados que compiten con nuestro país de forma más directa. Esto implica referirse principalmente a los resultados cosechados por los socios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y de la Unión Europea (UE). Si hacemos estos cálculos, podemos ver que España aparece en el puesto 34 de un total de 42 países analizados. Nuestra calificación es de 66,9 puntos sobre un máximo posible de 100, mientras que la nota media es de 72,5. "Se trata de una calificación decepcionante, especialmente si tenemos en cuenta que nuestro país sigue lidiando con graves desequilibrios macroeconómicos como, por ejemplo, una tasa de paro que prácticamente duplica el promedio europeo", apunta el IEE en el informe.
Las peores notas recabadas por España son las correspondientes a las áreas de gasto público (48,3 puntos) o efectividad judicial (51,8 puntos), que sí dependen directamente de nuestras decisiones domésticas en materia de política económica. De hecho, ambos puntos guardan una estrecha relación con la cuestión de la eficiencia de las Administraciones Públicas. En este sentido, el indicador de eficiencia del gasto público revela que España está un 14% por debajo del promedio de la OCDE en esta categoría. De hecho, nos situamos hasta un 66% por debajo de los niveles de eficiencia en el gasto que cosecha el país líder en este campo (Suiza).
En este sentido el estudio pone de manifiesto la importancia de favorecer y desarrollar reformas orientadas a facilitar y flexibilizar la operativa de los mercados. "En la medida en que se salvaguarda el imperio de la ley, se contiene el tamaño del Estado, se mantiene un entorno regulatorio eficiente y se impulsa la apertura de los mercados, los países se benefician de mejores indicadores macroeconómicos que, a su vez, favorecen mejoras en el terreno social", apunta el IEE.
Dinamismo empresarial
En particular, con respecto a la media de la OCDE, la libertad de empresa se sitúa algo más de 13 puntos porcentuales por debajo de dicho registro, casi 7,5 puntos porcentuales con respecto a la media de la UE. Así mismo, nuestra economía ha protagonizado una de las peores evoluciones, siendo uno de los países que más ha retrocedido en el ámbito de la libertad de empresa con respecto al promedio. Un dato a destacar para entender nuestro mal desempeño en el ámbito de la libertad de empresa es que España es, de entre los países del sur, la economía con menor libertad de empresa.
En conclusión, el estudio señala que España ocupa una posición baja respecto al ranking global, con un resultado aún peor que en el curso anterior. Nuestra mala evolución está muy vinculada con el deterioro de la libertad de empresa, así como con nuestro elevado gasto público. Por todo ello, el informe pone de manifiesto la importancia de favorecer y desarrollar reformas estructurales orientadas a facilitar y flexibilizar la operativa de los mercados y, dada la reciente evolución del índice en la economía española, es esencial que el impulso de estas reformas se centre en aquellos aspectos donde la calificación obtenida es relativamente baja en comparación con nuestros principales competidores.