España arrastra un problema importante con la deuda pública desde la última crisis económica. Pese a que han transcurrido varios años desde entonces, los niveles de deuda sobre PIB se encuentran muy por encima de lo que se considera sano y sostenible en el largo plazo. Aunque hoy los bajos tipos de interés están facilitando el pago de los intereses de la deuda, nadie puede garantizar unos tipos de interés tan bajos de por vida. Por ello, el Banco de España (BdE) pide en su informe anual "un ambicioso plan de consolidación a medio plazo y de reformas estructurales que eleven el potencial de crecimiento". Si no se logra recortar el déficit estructural y se potencia el crecimiento, la deuda pública de España seguirá aumentando durante toda la década hasta rozar el 130% del PIB, dejando a las finanzas públicas en una situación muy vulnerable.
Los economistas del BdE calculan que, con la actual recesión provocada por la pandemia del covid-19 y las medidas adoptadas para reducir su transmisión, la deuda pública podría dispararse desde el 95,7% de 2019 hasta un 110-130% durante la próxima década, si no se adoptan medidas de consolidación (recortes del gasto público, subidas de impuestos o una combinación de ambas) cuando la actividad empieza a mejorar.
Por ello, los economistas del banco central ven aconsejable implementar una programa de consolidación fiscal "plurianual" que reduzca esta debilidad de la economía española que supone un endeudamiento público excesivo. No obstante, el BdE insiste en que esta consolidación debe implementarse, siempre, cuando la economía haya retomado la senda del crecimiento con claridad. Mientras tanto, la política fiscal debe seguir siendo expansiva para apoyar a la economía y los sectores más vulnerables.

"En este contexto, la necesidad de moderar el notable grado de vulnerabilidad que supone la persistencia de niveles muy elevado de endeudamiento público y de reconstruir cierto margen de actuación fiscal que permita afrontar perturbaciones negativas aconseja que, una vez que comience la recuperación de la actividad, se aborde un ambicioso plan de consolidación fiscal a medio plazo y de reformas estructurales que eleven el potencial crecimiento y, por tanto, permitan reducir el coste de la consolidación presupuestaria", reza el trabajo anual de la institución.
Sin consolidación, la deuda pública seguirá subiendo durante toda la década
Dentro de los escenarios que maneja el BdE, si el Gobierno de España realiza un esfuerzo fiscal neutro (no toma medidas para reducir el déficit estructural), la deuda no solo se disparará en 2020, sino que además iniciará una senda ascendente durante toda la década, que puede culminar en unos niveles de deuda pública cercanos al 130% del PIB a finales de la misma, siempre y cuando la recuperación de la economía sea gradual (escenario intermedio).
No obstante, aún produciéndose una recuperación temprana (escenario optimista con una caída del PIB 'solo' del 9% en 2020), la deuda pública mantendría una tendencia más estable, pero con cierto sesgo al alza, moviéndose en niveles cercanos al 115% del PIB durante toda la década. En un escenario de recuperación lenta (el más pesimista, que incluye una caída del PIB del 15% este año), "la ratio de deuda alcanzaría niveles significativamente más elevados, debido al mayor deterioro de la actividad", reza el artículo del BdE, que sin embargo no ha puesto cifras de endeudamiento a este escenario.

Sin embargo, los escenarios que introducen la variable de la consolidación fiscal logran reducir el nivel de endeudamiento público incluso a niveles previos a la pandemia para finales de 2030. Este escenario, dentro de una recuperación gradual, asume que el Gobierno intenta llevar el déficit público a niveles coherentes con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento a partir de 2022. "En particular, se asume una política fiscal que permite que el saldo estructural primario aumente en 0,5 puntos porcentuales del PIB por año hasta alcanzar el equilibrio. Gracias a esta consolidación presupuestaria, la dinámica de la deuda pública muestra una tendencia clara de moderación sostenida, hasta retornar en 2030 a un nivel similar al registrado a finales de 2019, antes del estallido de la crisis sanitaria", reza el recuadro del banco central.
Además, "si esta misma política fiscal se combinara, además, con la implementación de reformas estructurales ambiciosas que aumentaran el potencial de crecimiento de la economía (en 0,5 pp en 2030, hasta el 1,7%) y, por tanto, el tamaño de las principales bases impositivas, el mayor dinamismo económico resultante permitiría una reducción mayor de la ratio de deuda, hasta niveles inferiores al 90% del PIB a finales de 2030". Es decir, si los gobiernos aplican reformas que mejoren la empleabilidad de los españoles, mejoren el funcionamiento de los mercados de bienes y servicios y demás políticas de oferta, la deuda pública podría caer a niveles no vistos desde 2012, por debajo del 90% del PIB.
Para lidiar con los ajustes, España también contará con la ayuda de Europa, pero estos fondos vendrán con condiciones. El supervisor urge a que se acelere la aprobación del fondo de reconstrucción, asume que las ayudas serán condicionadas y califica a las economías del euro como expertos en la dilación. Recomienda no procrastinar y acelerar las decisiones sobre el mecanismo de ayuda.
Las reformas que conducen hacia un mayor crecimiento del PIB resultan fundamentales para reducir la carga de la deuda. Una mayor actividad económica es la forma más sana y menos dolorosa de reducir el peso de la deuda en términos relativos. Los fondos que brinde la UE "van a venir de la mano de ciertas condiciones" para los países, reconoció Órscar Arce, director general de Economía y Estadística del Banco de España. No obstante, algunas de las reformas que se pidan buscarán incrementar el crecimiento potencial, lo que a su vez ayudará a hacer manejable la deuda pública.
"Una de las relaciones clave es la que se establece entre el crecimiento y el tipo de interés. Partiendo de un nivel de deuda inicial, el crecimiento del PIB reduce la carga que representa la deuda sobre el total de recursos de la economía, mientras que los intereses elevan la suma total a repagar: así, cuanto mayor sea el crecimiento económico respecto al tipo de interés, más fácil será reducir la carga de la deuda", explicaban los economistas de Caixabank Research en su boletín mensual.
Hay margen en los tipos reducidos del IVA
Por el lado de los ingresos, el BdE también ve espacio de mejora para reducir la deuda. "Existe margen para redefinir la cesta de impuestos, con objeto de que favorezca en mayor medida el crecimiento económico. La recaudación impositiva en España, incluidos los ingresos por cotizaciones sociales, es inferior a la del promedio de la UEM en unos 2 pp del PIB. En torno al 40% de esa diferencia se explica por los menores ingresos del IVA en España, consecuencia del mayor porcentaje de bienes de consumo tasados al tipo reducido o superreducido".
No obstante, el regulador ve también grandes brechas con Europa en la recaudación derivada del impuesto sobre sociedades y de los impuestos especiales, que representan, en ambos casos, en torno a un 30% de la diferencia de recaudación con la Eurozona. En el caso de los impuestos especiales, la menor recaudación en nuestro país se debe, en gran medida, a la baja imposición sobre los hidrocarburos en España y, en menor medida, sobre el tabaco y el alcohol.
Con ajustes en el gasto, una mejora de la carga impositiva y reformas que potencien el crecimiento, se podría reducir la deuda pública de forma considerable y sostenible durante la próxima década, hasta llevarla a niveles previos a la pandemia.