
La pandemia de coronavirus ha trastocado todos los ámbitos económicos. Sin excepción. Así se refleja en el Informe Anual del Banco de España, hecho público este martes. Desde situar a España en el mayor batacazo de la actividad del mundo, del 12,8 por ciento, acompañada de Italia, como hace menos de una semana certificó el FMI, hasta acelerar el proceso de desglobalización, pasando por un alza de la digitalización o una completa disrupción en la evolución de las cuentas públicas de los Estados, el Covid-19 ha desbaratado todos los pronósticos y puesto contra las cuerdas a todas las economías. En este contexto, el supervisor hace un llamamiento expreso a los gestores de las entidades financieras para que encuentren las vías para reducir los costes de explotación y mejorar la eficiencia.
El alza de la morosidad es una previsión plausible. Cada punto de caída del PIB se traduce en un aumento de la ratio de mora de 0,7 puntos porcentuales, según estimaciones del Banco de España, lo que hace prever un fuerte repunte de la mora en los próximos meses, hasta niveles superiores al 10%, frente al 4,75% de abril. Sólo en el primer trimestre, afectado únicamente por una quincena de confinamiento, el PIB ha caído un 5,2%, como certificó este martes el Instituto Nacional de Estadística, lo que elevaría la mora en 3,7 puntos, a la espera de un dato de actividad mucho peor en el segundo trimestre, y siendo esta ratio sólo enjugada por las líneas del ICO que en estos momentos amortiguan que se produzca una ratio mayor, unas líneas éstas cuya liberación aplaude el Banco de España por su efecto balsámico sobre las pymes y los autónomos.
Con todo, "en esta crisis, no se puede descartar un posible efecto no lineal, que diera lugar a un mayor aumento de morosidad", avisa el Banco de España. Así, el deterioro de la cartera crediticia de las entidades reducirá la rentabilidad -ya debilitada antes de la pandemia- advierte el informe anual del organismo. "Hay que evitar que esta crisis tenga un componente financiero importante", apuntó en la presentación del documento el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, bajo la asunción de que las crisis con componentes financieros son más profundas y difíciles.
"Hay que evitar que esta crisis tenga un componente financiero importante"
Por ello, Arce emplazó directamente a los gestores de la banca a tomar decisiones que refuercen el sector. Recalcó Arce que ésta es una decisión privada de las entidades y encomendó a los directivos de las entidades financieras adoptar medidas para paliar la situación que afrontan: "Las entidades financieras tienen que adaptarse a esta nueva realidad", dijo.
Sobre ese ejercicio de gestión que aconseja a la banca, no quiso incidir en si implica reducción de la red de oficinas. Nada más lejos. Recalcó que nadie mejor que las propias entidades financieras deben para saber cuánto le cuesta o cuánto le aporta una sucursal.
El gobernador de la institución, Pablo Hernández de Cos, abunda en el aviso a la banca de actuar para esquivar los efectos de la crisis del Covid-19 saludando su actuación previa: "El sector bancario español y europeo afronta esta crisis mejor que la anterior, lo que subraya la importancia de la reforma financiera global desarrollada durante la última década".
El informe del supervisor, que el organismo tenía prácticamente terminado en la primera quincena de marzo, ha sido completamente reconstruido tras el azote de la pandemia. Ha sido actualizado hasta el último minuto por el equipo económico del organismo. En él se refleja por qué España es una de las economías más castigadas por la crisis vírica.
El informe del supervisor ha sido completamente reconstruido tras el azote de la pandemia
Se trata de una confluencia de factores: básicamente, un mayor impacto de la enfermedad, unido al mayor peso de los sectores más afectados por la hibernación económica y el perfil de nuestro tejido productivo, intensivo en micropymes a causa de una desicentivación regulatoria para que las empresas ganen tamaño. Estos tres factores principales, sumados al hecho de que España tiene una tasa de temporalidad laboral muy superior a la media europea, y a que los empleos temporales son los que más acusan este tipo de crisis, hacen que la pérdida de afiliados haya sido de 752.000 personas, con tres millones de empleados en Ertes y 1,4 millones de autónomos sin actividad. Ello ha impactado de lleno en las mujeres y los menores de 35 años, debido a que los sectores productivos más afectados por la crisis son intensivos en esos perfiles de empleo.
La mochila austriaca, una receta del Banco de España frente a la temporalidad laboral
En este contexto, el Banco de España manifiesta su preocupación por la discontinuidad en el empleo derivada de la temporalidad y también por medidas, como el ingreso mínimo vital, que si no son bien aplicadas puedan tornarse en un desincentivo a la participación laboral. Por ello, aboga por adoptar decisiones, como la implantación de la mochila austriaca, que disuelvan las fronteras que el trabajador pueda toparse a la hora de planificar su carrera laboral.
Respuesta europea
El supervisor es, además, contundente respecto a la respuesta de la UE ante la pandemia. Urge a que se acelere la aprobación del fondo de reconstrucción, asume que las ayudas serán condicionadas y califica a las economías del euro como expertas en la dilación. Recomienda no procrastinar y acelerar las decisiones sobre el mecanismo de ayuda. No sólo llama la atención de las instituciones comunitarias en lo referente al fondo de recuperación y la necesidad de brindar a los Estados certidumbre de que la inyección de dinero estará disponible. También recalca la necesidad de avanzar en la unión bancaria e identifica como una de las fallas del mecanismo decisorio europeo la falta de mecanismos de aseguramiento mutuo, lo que perjudica a una unión monetaria como es la eurozona frente a economías como la estadounidense. "Es el momento de avanzar sin dilación a una unión fiscal genuina", zanjó Arce.
En esta línea de discurso, el director general de Economía y Estadística exhibió pragmatismo sobre la idoneidad de pedir o no ayuda al MEDE. Si es más favorable que el mercado, lo lógico es pedir ayuda al MEDE. Y reclamó una reflexión sobre este punto: "Se comete el error de estigmatizar el acudir a recursos europeos, cuando estamos pidiendo que movilicen más". Ello pese al reconocimiento explícito de que los fondos que brinde la UE "van a venir de la mano de ciertas condiciones" para los países.
Claridad y certidumbre sobre las pensiones
Entre esas condiciones, los países llamados Los Cuatro Frugales (Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia) recomiendan a España una reforma de las pensiones. El Banco de España reitera continuamente en sus informes el calibre de la presión demográfica, la cercanía de la jubilación de la generación del baby-boom, con pensiones medias superiores a la actual pensión media y el envejecimiento poblacional que elevará la tasa de dependencia hasta niveles inéditos en nuestro país. Por eso, considera que en materia de pensiones es preciso decidir sobre dos extremos: el grado de generosidad del Sistema y su financiación. En este sentido, valora la reactivación del Pacto de Toledo, que reinicia en estos días las tareas de renovación de las recomendaciones y de generación del consenso suficiente para, a partir de esas líneas maestras, se pueda edificar una reforma del Sistema.