
El Eurogrupo ha dejado atrás las dramáticas noches de la época de los rescates. Pero los ministros de finanzas de la zona euro están lejos de ser un coro armónico. Las fracturas, principalmente geográficas y políticas, se ampliaron durante la intentona para profundizar la eurozona, provocaron alguna sacudida durante la crisis del coronavirus, y marcarán la elección del nuevo presidente tras la salida del portugués, Mario Centeno.
La ministra de Economía, Nadia Calviño, encarna en parte la constante tensión entre los bloques. En las instituciones comunitarias y en varias capitales se le considera la favorita para convertirse en la primera mujer que presida el Eurogrupo el 9 de julio, cuando tendrá lugar la elección. Pero, al mismo tiempo, su candidatura es la que más divisiones provoca.
Un diplomático del bloque del Norte desliza que sus posiciones están lejos de ser conciliadoras, al estar en la vanguardia de quienes defienden una mayor integración en la unión económica y monetaria. Tampoco tardan en recordar la descripción que hizo de la nueva 'Liga Hanseática' que agrupa a los socios norteños, como un grupo de "países pequeños con un peso pequeño".
Pero la española también provoca recelos por otros flancos. Además de las diferencias que pueda tener con algunos en el PP Europeo (el más numeroso en el Eurogrupo con siete ministros) y los liberales (cuatro), su candidatura podría no caer bien entre algunos socios más pequeños. No sólo procede de un Estado miembro grande, sino que además su apuesta está respaldada por los grandes: Alemania, Italia y puede que Francia, aunque París todavía está considerando su voto.
Como apunta una fuente comunitaria, a los pequeños no les gusta bendecir lo que ya han decidido los socios de mayor tamaño.
La canciller alemana, Angela Merkel, confirmó el apoyo de Berlín a la española. "No es ningún secreto que hay apoyo para la candidatura de Nadia Calviño en el gobierno alemán", dijo en una entrevista a seis diarios europeos. "Siempre me complace que las mujeres tengan roles políticos principales, y el Eurogrupo nunca ha sido dirigido por una mujer", añadió Merkel. Un respaldo importante, no solo por el peso de la locomotora alemana, sino precisamente porque Berlín ha frenado algunas de las propuestas que abandera la española, como la garantía de depósitos común.
Bloque Anti-Calviño
La respuesta del frente anti-Calviño ha cristalizado en casi lo contrario. Además del género y la familia política, Paschal Donohoe (PPE) y Pierre Gramegna (Gobierno liberal) también se diferencian por proceder de socios pequeños: Irlanda y Luxemburgo.
Más aún, frente a las divisiones que provocan las posiciones de Calviño, ambos resaltaron que su elección representa una oportunidad para salvar la brecha que divide a quienes quieren avanzar en la integración, ya sea con un presupuesto para la zona euro o la garantía de depósitos común, y los que ponen palos en las ruedas.
Donohoe subrayó al presentar su candidatura que su país "ha sido durante mucho tiempo un constructor de puentes", y prometió trabajar hacia un "crecimiento sostenible e inclusivo" entre los Estados miembros.
A Donohoe y Gramegna les resta que sus países son prácticamente paraísos fiscales, sobre todo en el caso del Gran Ducado
Por su parte, Gramegna, tan solo superado en veteranía en el Eurogrupo por el maltés Scicluna, señaló que "los desafíos trascendentales de hoy requieren consenso y compromiso entre todos los miembros de la eurozona: pequeños o grandes, de Norte a Sur y de Este a Oeste".
Calviño también intentó mostrar un perfil conciliador en la carta de su candidatura, reconociendo las "diferentes sensibilidades" que existen en el seno del grupo.
Las próximas semanas, los contendientes no solo intentarán ganar votos prometiendo o cobrándose favores, sino también restar apoyos al contrario hurgando en la basura. A Donohoe y Gramegna les resta que sus países son prácticamente paraísos fiscales, sobre todo en el caso del Gran Ducado. Una debilidad justo cuando el tema de la fiscalidad gana peso en la agenda económica comunitaria. En el caso de Calviño, sus rivales podrían volver a golpear por las vulnerabilidades de la economía española, a pesar de que la situación sea diferente a la de 2012.
La tensión, y puede que las puñaladas, se incrementarán según se acerca la fecha. Sobre todo con la mirada puesta en quienes serán los dos finalistas que se disputen el timón, tras haber orillado al rival más débil.
En principio, Calviño y Donohoe llegan con más oportunidades. No obstante, el irlandés está pendiente de la aprobación del acuerdo de Gobierno de su país por parte de los Verdes, miembros de la nueva coalición. Un rechazo por parte de la militancia, que votó este viernes, podría dejar su cargo de ministro en el aire y precipitar elecciones en Irlanda.
A pesar de las pullas en Bruselas y el ruido en las capitales, la tensión de la carrera del Eurogrupo no ha llegado sorprendentemente a un lugar en el que la crispación lleva semanas instalada: Madrid. Los partidos de la oposición han respaldado a Calviño para que se convierta en la primera española en presidir el Eurogrupo.
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