Economía

Seis tempestades arrasan el poder de Iglesias en Moncloa

  • El Grupo Socialista y la UE aplacan el poder del vicepresidente del Gobierno en el estado de alarma
  • Sánchez propició eliminar la 'tasa covid' y el nombramiento de Nadia Calviño
  • Delgado pide investigar al fiscal del 'caso Dina' por filtrar información a la abogada de UP
Iglesias, la semana pasada en la sesión de control parlamentario.

La semana pasada quedará en la memoria de Pablo Iglesias como una de las peores al frente de su carrera política, especialmente al frente de la vicepresidencia del Gobierno.

En siete días, el líder podemita ha recibido el castigo de seis tempestades de grandes dimensiones, y que ya solo a simple vista, deterioran la imagen de un dirigente que ha visto como ha ido acumulando poder en Moncloa a medida que crecía el estado de alarma.

Pero ahora, en la 'nueva normalidad', y así, en un abrir y cerrar de ojos, Iglesias se ha embaulado desde el cuestionamiento del Banco de España a su banca pública, pasando por el palo que el PSOE le ha metido a su política fiscal en las conclusiones de la Comisión de Reconstrucción, saltando a la designación de Pedro Sánchez de Nadia Calviño -una de sus mayores detractoras-, como candidata a la presidencia del Eurogrupo, hasta llegar, en último lugar, al giro vertiginoso que está tomando el caso de la tarjeta de su exasesora Dina Bousselham.

Sin duda, una corona de seis espinas para su trono, mientras las encuestas detectan la caída de los morados en intención de voto, podemitas en el Gobierno se inclinan por mayor pragmatismo y, Europa clama desde Bruselas por la unidad de los grandes partidos de Estado.

El declive del 'príncipe sol'

Desde que se decretara el estado de alarma, 14 de marzo de 2020, Iglesias Turrión, convertido ya en el 'príncipe sol' de Moncloa, parecía haberse acostumbrado a salirse con la suya. Numerosas han sido las ocasiones en las que ha logrado imponer sus tesis, una vez cerrados los Consejos de Ministros, y ya en el tête à tête con el presidente del Gobierno. De ahí salió el ingreso mínimo vital que filtró a la prensa, mientras el ministro de Seguridad Social no sabía ni donde meterse.

Pero los astros están cambiando como la estación del año, y en esta canícula Iglesias se desayunaba el martes pasado las manifestaciones de Pablo Hernando de Cos, a su paso por la Comisión de la Reconstrucción Social y Económica, poniendo en cuestión la eficacia de una banca pública.

Contrario a la nacionalización de la banca, el gobernador del Banco de España señaló que "si se quiere un banco público para financiar el riesgo excesivo, no concedan crédito y den subvenciones". En opinión Hernández del Cos, "en el sistema financiero español no hay un fallo de mercado que justifique la creación de una banca pública".

El de Cos era la más intelectual de las puyas, pero no la más significativa. Un día más tarde, y tras una jornada anterior intentando negociar con el Grupo Socialista cómo meter en las conclusiones del borrador de la Comisión de la Reconstrucción el impuesto a las grandes fortunas, el podemita tenía que plegar posiciones y aceptar que el punto estrella que defendió en la Comisión no sería incluido. El enfado fue tal, que mientras los socialistas afirmaban que Podemos nunca pretendió incluir la tasa en las conclusiones, ellos, la formación morada recalcaba, que si no lo habían conseguido ahora lo seguirán intentando más tarde y como sea.

El varapalo político no ha pasado por alto. Su lectura tiene un componente de rivalidad y de pérdida de influencia dentro del Gobierno, porque la retirada de este impuesto vino afeado aun más, justo al día siguiente, con la decisión de Pedro Sánchez de designar como candidata a la presidencia del Eurogrupo, a Nadia Calviño, su eterna pesadilla en este largo confinamiento, y desde luego, ministra en las antípodas de su pensamiento político. Antes de su nombramiento, fuentes de Unidas Podemos consultadas por eE cuestionaban que Sánchez acabara dando el paso que finalmente dio el jueves.

Este golpe ha sido duro. La suerte del hachazo del nombramiento de Calviño trasciende las fronteras nacionales. Una designación de este tipo aleja, desde luego, el manual económico con el que trabaja Iglesias, y que en poco o nada coincide con las directrices de la Comisión.

Entre tanto, la Mesa del Congreso, institución representada por Meritxell Batet, dirigente socialista catalana, rechazaba la semana pasada que el Parlamento abra una Comisión para investigar a Felipe González y los GAL.

El 'culebrón' del verano

El devenir del caso Dina -la exasesora de Iglesias a la que supuestamente robaron un teléfono, y cuya tarjeta SIM podría guardar un contenido comprometido- es una quimera. La Fiscalía ha hecho todo lo que estaba en sus manos porque el caso se desvaneciera en los pasillos de los juzgados. Pero las contradicciones de los testimonios de Dina Bousselham y las sospechas del juez Manuel García Castejón de que Pablo Iglesias es responsable de detención y destrucción de la tarjeta telefónica han enrevesado el procedimiento judicial.

La última sorpresa en el caso se hace eco de la relación del fiscal Ignacio Stampa, con la abogada de Iglesias, Marta Flor Núñez, que a su vez era abogada de Dina. Mensajes en Telegram de Podemos demuestran que el fiscal pasaba información a la letrada. El escándalo de los hechos ha empujado a la Fiscalía General del Estado a ordenar el pasado viernes una investigación interna del fiscal del 'caso Tandem' por su relación con la abogada de Podemos.

Moncloa valora este asunto de "lío", y no pone las manos en el fuego por Iglesias

Además, Iglesias ya no tiene la condición de perjudicado, pues el juez entiende que esto no es un caso de cloacas -como él explotó en las anteriores elecciones- si no de filtraciones que podrían llevarle hasta el Tribunal Supremo como imputado. Mientras, en Moncloa valoran este asunto de "lío", y no ponen las manos en el fuego por cómo puede acabar el asunto de la tarjeta de su exasesora, con la que se dice pudo mantener una relación sentimental, al tiempo que tenía otra relación.

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