
Esta semana, el magistrado del Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional le quitaba la condición de víctima o perjudicado a Pablo Iglesias, quien se había personado en la causa de una pieza separada de la 'Operación Tándem' -que afecta directamente al comisario José Villarejo-.
En un giro de 180 grados, el juez Manuel García Castellón entiende que hay "dudas razonables" de delito sobre el vicepresidente segundo del Gobierno, a quien señala por presunta obstrucción a la justicia, y manejo de datos personales de una de sus colaboradoras -en este caso, de su exasesora en Bruselas, Dina Bousselham, exalumna suya y amiga, y hoy directora del digital Última Hora-.
El magistrado sospecha que Iglesias pudo retener una tarjeta móvil que no era suya, manipularla y hacer desaparecer datos con cuya causa el dirigente podemita podría haber estado jugando y utilizando en la última campaña electoral de 2019.
El culebrón de la tarjeta
Hay que remontarse en origen al primer día de noviembre de 2015. La entonces asesora de Pablo Iglesias se encuentra en un centro comercial de Alcorcón haciendo compras, y en un momento dado, su teléfono y su cartera -que al parecer llevaba su novio en el abrigo- son robados.
La licenciada en Ciencias Políticas y Administración por la Universidad Complutense se persona en la comisaría de esa localidad madrileña y presenta una denuncia. En la memoria de esa tarjeta móvil se guardan informes políticos de Unidas Podemos y fotos íntimas de la asesora. La colaboradora de Iglesias no sospecha de nadie, aunque hay quién piensa que el 'ladrón' pudo ser alguien de su círculo más estrecho, y también se habló de un problema de celos.
Hay quién piensa que el 'ladrón' pudo ser alguien de su círculo más estrecho
Tres años más tarde, la Policía inspecciona los ordenadores de Villarejo y ahí colige que podría haber archivos que podrían proceder del móvil de Dina Bousselham. Es entonces cuando empieza la batalla de Iglesias contra las cloacas del Estado, contra Villarejo, y contra medios de comunicación como OK Diario, al que directamente acusa de publicar documentos que se guardaban en la tarjeta del móvil de su exasesora. Por ejemplo, cuando aparece en los medios el Telegram en el que Iglesias asegura que azotaría a la periodista Mariló Montero.
Pero fue la Policía quien desmintió la relación entre esos documentos y la información que manejaba Eduardo Inda, observando que podría haber sido la propia Dina quien hubiera enviado a terceros esos mensajes desde su teléfono.
En el tiempo en el que Iglesias tiene a Dina como asesora en Europa, el líder morado mantenía una relación con otra dirigente política, Tania Sánchez, con quien emite un comunicado en marzo de 2015, meses después del robo para dar a conocer el fin de su relación sentimental. En esa etapa se dejó entrever que había una relación entre el europarlamentario y su asistente.
Interviú tras Dina
En 2016, Antonio Asensio, presidente del Grupo Zeta, llama a Pablo Iglesias y le hace saber que tiene en su poder la tarjeta del móvil de Dina Bousselham. Según fuentes consultadas, Asensio y sus asesores jurídicos no vieron conveniente la publicación de su contenido.
No se sabe si a través de la adquisición de compras, o de la dirección del semanario Interviú, dado el morbo de una posible relación entre Iglesias y Bousselham, lo cierto es que la tarjeta había deparado en esta publicación.
No queda claro que Iglesias "resulte ofendido, pero sí se han encontrado contradicciones incompatibles con su supuesta condición de damnificado"
Pero antes de que Asensio se lo entregara a Iglesias, el director de Interviú, Alberto Pozas, hizo copia en un pendrive. El mismo Pozas lo confesó el 9 del abril de 2019, añadiendo que ese contenido se lo hizo llegar a José Villarejo.
El comisario, por su parte, según Iglesias, declaró que la información obtenida se la entregó a Eugenio Pino, número dos de la Policía, lo que hizo pensar que ese robo fue un encargo del Ministerio de Interior.
Un mar de contradicciones
Tanto los testimonios de Iglesias, como de Bousselham -en calidad de testigos- han resultado contradictorios a tenor de las diligencias del juez y de la Fiscalía Anticorrupción. Así, el 27 de marzo de 2019, la colaboradora de La Tuerka y activista del 15-M prestaba declaración como perjudicada y entregaba al juez la tarjeta de móvil que Asensio le hizo llegar a través de Iglesias. El 13 de enero de 2020, la Policía Científica testifica que esa tarjeta "presenta daños y no se puede leer".
Fue Dina Bousselham quien en su última declaración afirmó que la tarjeta que recibió de manos Iglesias, la recibió tarde, y se encontraba en mal estado. No se podía leer. Además añadió que el vicepresidente segundo había tenido acceso a su contenido, tal y como éste admitió.
En este momento procesal, que podría acabar con el vicepresidente en el Tribunal Supremo, el juez apunta que no queda claro que Iglesias "resulte ofendido, pero sí se han encontrado contradicciones incompatibles con su supuesta condición de damnificado".