Economía

Los 'halcones' traen aires de troika para el fondo de recuperación de la Unión Europa

  • La normalización llegará cuando los umbrales de deuda y déficit se restablezcan
  • Los recortes y las subidas de impuestos cruciales para acceder a la ayuda
  • Un saneamiento de las cuentas públicas evitará volver a hace una decada
El comisario de economía de la UE, Paolo Gentiloni. Reuters
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La Comisión Europea lo ha dicho por activa y por pasiva. El nuevo fondo de recuperación no será "un programa de ajuste con un nombre diferente", aseguró el pasado mayo el comisario de Economía, Paolo Gentiloni. Europa ha dejado atrás los tiempos de la troika.

La Comisión incluso tiene alergia a utilizar la palabra "condicionalidad" para referirse a las reformas que los países tendrán que presentar para acceder a los 310.000 millones de euros en ayudas a fondo perdido del nuevo mecanismo de recuperación y resiliencia, el pilar central de los 750.000 millones del gran estímulo europeo frente a la crisis del coronavirus.

Parece haberse aprendido de los errores de la pasada crisis, cuando la austeridad desbocada estranguló el crecimiento y provocó un una segunda recesión. Sin embargo, la situación económica y las negociaciones en marcha sobre el fondo están recuperando aromas del pasado.

Para acceder a los fondos, los países deberán presentar no solo reformas que persigan los objetivos digitales y 'verdes', el mantra de la UE. También los ajustes fiscales formarán parte del menú, admiten fuentes comunitarias, porque las finanzas públicas sólidas son parte "importante" de la capacidad de recuperación económica.

Aunque la UE ahora está inmersa en la fase de recuperación, y el Pacto de Estabilidad y Crecimiento sigue suspendido, la fase de normalización comenzará una vez que vuelva el crecimiento el año que viene, y los umbrales de déficit y deuda de la UE se restablecerán.

En ese momento, los recortes presupuestarios y las subidas de impuestos serán parte de los planes que los Estados miembros deberán presentar a Bruselas para acceder a la ayuda europea, aunque insisten en la capital comunitaria que las metas fiscales serán acordadas conjuntamente con los Gobiernos.

Para algunos no es suficiente, y quieren solicitar también reformas de gran alcance.

El primer ministro holandés, Mark Rutte, indicó tras la videoconferencia de los líderes de la UE el pasado viernes que la solidaridad también significa que aquellos países que buscan ayuda adopten reformas en el mercado laboral y las pensiones para reforzar sus economías de cara a futuras crisis.

Y no es solo aquí donde los 'halcones' del Norte aprietan. También quieren un mayor control en el proceso de decisión para aprobar las ayudas.

Dado el volumen de los fondos propuestos, la Comisión sabía desde el principio que tendría que involucrar a los Estados miembros en el proceso de toma de decisiones. Pero algunos de ellos no se conforman con intervenir a través del oscuro y tecnocrático procedimiento de "comitología".

Quieren que sus ministros de finanzas den su opinión sobre los planes nacionales de los demás. Holanda incluso defiende que el aprobado de los desembolsos sea por unanimidad, confirman fuentes diplomáticas, lo que significaría que Ecofin actuaría como el Eurogrupo, donde las decisiones se toman por consenso, como prueban aquellas largas noches durante la era de los rescates.

La propuesta de unanimidad de Rutte sin embargo parece más bien una táctica negociadora, para usarla como moneda de cambio para asegurarse la participación del Consejo (los ministros) en la gobernanza del fondo.

Una diferencia importante respecto a la época de la troika y los rescates sería que no habrá misiones de "hombres de negro" para asegurar el cumplimiento de los planes nacionales. Sin embargo, la Comisión ya ha dicho que habrá que cumplir hitos para ir desbloqueando los fondos, precisamente lo que verificaba la troika durante la pasada década.

Los Estados miembros aun tienen que acordar cuán estricto será el control. Pero está claro que el acuerdo final sobre el tamaño del fondo y el volumen de las ayudas a fondo perdido dependerá para el bloque del norte de la condicionalidad y del marcaje de las capitales.

Los próximos años Europa tendrá que hilar muy fino, ya que solo un saneamiento gradual de las cuentas públicas evitará volver a tropezar como hace una década. Las fuentes comunitarias consultadas apuntan en el mismo sentido.

La protección el BCE evitará en esta ocasión precipitaciones por culpa de la presión de los mercados. Su estímulo monetario compra un valioso tiempo a los Gobiernos para asegurar que la ayuda europea se convierte en inversión productiva. De esta manera, la deuda de hoy no se convertirá en una losa para mañana, sino en el impulso para salir del agujero.

Incluso si los presupuestos sólidos son importantes para la resistencia de las economías, nadie olvidará que la pandemia de coronavirus fue principalmente una crisis sanitaria y social.

Restaurar la austeridad, aunque sea para un reinado breve, tan solo empeoraría el drama que millones de europeos ya han experimentado.

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