
El Gobierno de Alemania anunció hace unos días un ambicioso paquete de estímulos para contrarrestar el impacto de la crisis del coronavirus. El fuerte golpe de esta recesión se ha centrado en los países a los que van gran parte de las exportaciones germanas (Francia, Reino Unido, Italia...), por lo que el Gobierno de Merkel está centrando todos sus esfuerzos en estimular la demanda interna, en un intento por suavizar el desplome el desplome de la demanda exterior, aunque ello suponga llevar a la mínima expresión el superávit comercial del que tan orgullosos se sienten los alemanes. Entre estas medidas de estímulo, llama la atención la drástica bajada temporal del IVA. Sin embargo, los alemanes no dan puntada sin hilo, tanto la rebaja como su temporalidad tienen unos objetivos claros: estimular el consumo con la mayor fuerza posible en el momento que más se va a necesitar.
El Gobierno de Ángela Merkel anunció la semana pasada una rebaja el IVA general en tres puntos porcentuales hasta el 16% y el reducido en dos puntos hasta el 5%. Una medida temporal que entrará en vigor en julio y terminará el 31 de diciembre. Esto quiere decir que 2021 llegará con una subida del IVA automática que devolverá a este impuesto indirecto al mismo lugar. La temporalidad de esta medida es clave dentro del plan, puesto que incentiva a los consumidores germanos a centrar las compras de ciertos bienes en ese periodo de tiempo, que coincidirá con el comienzo de la recuperación económica tras el duro bache del coronavirus.
Como señalan desde Deutsche Bank en un informe "el plan confirma el paradigma del gobierno en esta crisis de hacer grandes cosas para maximizar el impacto psicológico. La reducción temporal del IVA es el elemento más oportuno y efectivo del paquete de estímulo actual". Desde el banco alemán esperan que las empresas trasladen esa caída del IVA a los precios, lo que tendrá sin duda un efecto positivo sobre las familias más vulnerables: "Una reducción en el IVA es un instrumento comparativamente específico para aliviar la carga de las personas con bajos ingresos (dedican una mayor parte de su renta a un consumo fijo), aunque las personas con ingresos medios también se beneficiarán".
¿Qué paso en 2006 y 2007?
Los efectos de este anuncio se pueden comparar (salvando las distancias) con la subida del IVA que se hizo pública en diciembre 2005, pero que no entró en vigor hasta 2007. Fue entonces cuando el IVA general pasó a alcanzar el tipo del 19% que tiene en la actualidad hasta que se produzca la rebaja de facto en julio.
Los analistas del banco suizo UBS han recapitulado lo que ocurrió entonces en la economía germana en una nota para clientes publicada esta semana. "En enero de 2007, Alemania aumentó el tipo del IVA del 16% al 19% (lo contrario de lo que está sucediendo ahora), y este episodio puede servir como un caso de estudio sobre qué esperar ahora", explican los analistas del banco.
Fuerte crecimiento del consumo
Esto fue lo que ocurrió entonces: primero, el consumo de los hogares y la construcción fueron los que sufrieron mayores cambios. "En el año previo a la subida del IVA (la decisión de subir se anunció en diciembre de 2005), el consumo de los hogares aumentó un 2,6% y la construcción residencial aumentó un 10,4%". La demanda interna sufrió un empujón importante ante la llegada de un aumento del IVA que iba a encarecer muchos bienes y servicios. Acudiendo a la base de datos del Bundesbank se puede ver como en el último trimestre de 2006, el gasto privado en consumo contribuyó en 0,89 puntos al crecimiento trimestral del PIB, un dato muy elevado para la estructura económica que predomina en Alemania, más orientada al exterior.
Tras el aumento del IVA, aunque PIB real creció un 0,1% trimestral en el primer trimestre de 2007, el consumo de los hogares disminuyó un 2,6% trimestral y la construcción residencial cayó un 2,7%. En segundo lugar, dentro del consumo de los hogares, los bienes duraderos fueron los más afectados por el aumento del IVA. Las ventas minoristas totales cayeron un 6,1% mensual en enero de 2007, arrastradas por una caída del 27% en el comercio y reparación de vehículos y una disminución del 15% en los equipos domésticos (muebles, electrodomésticos), explican los economistas de UBS.
Por otro lado, las matriculaciones de automóviles aumentaron un 28% hasta diciembre de 2006 y cayeron un 26% mensual en enero de 2007. Por el contrario, los servicios de alimentos (restaurantes) y el alojamiento cambiaron poco.
Por todo ello, estos expertos creen que "el recorte del IVA debería ayudar a respaldar las compras de bienes duraderos, donde los consumidores probablemente habrían dudado de lo contrario. Junto con un repunte en el consumo de servicios a medida que se levantan las restricciones, esto debería ayudar al consumo general de los hogares, que ha caído un 3,2% intertrimestral en el primer trimestre de 2020".
El motor aprovechará la oportunidad
Según el equipo de UBS Autos, es probable que los fabricantes de automóviles combinen el recorte temporal del IVA con campañas de incentivos agresivas, y se espera que las ventas de automóviles alemanas en el segundo semestre de 2020 se muevan hacia un territorio ligeramente positivo frente al desplome anual del 35% que han sufrido recientemente.
"Aunque el contexto macro es más adverso ahora que en 2006-2007, la tasa de ahorro ha aumentado hasta tocar máximos de varias décadas, lo que indica que hay una gran demanda acumulada. El Bundesbank estima que el paquete fiscal general podría impulsar el PIB real en un 1% este año", señalan los analistas.
No obstante, dado que el recorte es solo temporal (a diferencia de 2007), es probable que el consumo caiga bruscamente en el primer trimestre de 2021 una vez que la tasa de IVA vuelva a subir en diciembre de 2020. Sin embargo y si todo sale según lo previsto, para 2021 lo peor de la crisis podría haber pasado, por lo que un descenso del consumo interno en ese periodo podría verse compensado por un aumento de la demanda externa (exportaciones) que podría comenzar a despegar a medida que mejoran las perspectivas sobre el coronavirus.