La UE quiere que, esta vez, los bancos sean parte de la solución y no del problema, como sucedió durante la pasada crisis financiera. Por eso, la Comisión Europea ha propuesto una serie de modificaciones a la regulación bancaria con las que espera movilizar casi medio billón de euros adicionales para empresas y hogares, para capear mejor la profunda recesión que causará el coronavirus Covid-19.
El paquete incluye un retraso en la aplicación de los nuevos estándares de contabilidad que hubieran empeorado la situación de las entidades. Tampoco se forzará a las entidades a incrementar sus colchones de capital automáticamente, si por ejemplo, aceptan moratorias en el pago de hipotecas y otros préstamos.
En línea con las directrices internacionales, la Comisión además retrasará un año (de enero de 2022 a 2023), la aplicación de las nuevas normas prudenciales acordadas por el Comité de Basilea (Basilea III), y que hubieran forzado a los bancos europeos a sumar unos 135.000 millones de euros por parte de los bancos.
"Estamos utilizando toda la flexibilidad de las normas bancarias de la UE y proponemos cambios legislativos específicos para permitir que los bancos mantengan abiertos los grifos de liquidez, para que los hogares y las empresas puedan obtener la financiación que necesitan," indicó este martes el vicepresidente de la Comisión al cargo de los servicios financieros, Valdis Dombrovskis.
Los Estados miembros ya habían pedido este mes a la Comisión y al resto de autoridades bancarias en la UE que utilizaran "la máxima flexibilidad" en las normas prudenciales y de contabilidad de la UE para financiar la economía. Los 27 pidieron que la respuesta no solo fuera "ambiciosa", sino también "coordinada".
Las modificaciones legislativas, que serán temporales, deben ser aprobadas por el Parlamento Europeo y por los Estados miembros. Dombrovskis esperó que los cambios estén listos para el 1 de junio.
Una vez estén en vigor, fuentes comunitarias explicaron que se podrían liberar 30.000 millones de euros adicionales en préstamos, lo que podría movilizar unos 450.000 millones de euros, según las estimaciones del supervisor bancario. Se daría así respuesta a la demanda creciente de los préstamos en el territorio europeo.
Dombrovskis valoró que los bancos europeos estaban adoptando las recomendaciones de los reguladores respecto a la suspensión del reparto de dividendos o una política restrictiva en la política de retribuciones. Drombrovskis también subrayó que algunas entidades estaban concediendo moratorias al pago de hipotecas o de préstamos. Sin embargo, en otros Estados miembros, los bancos estaban solicitando garantías "excesivas", incrementando los costes financieros o los intereses.