
Apenas media hora más tarde de que concluyera la rueda de prensa del sábado del presidente del Gobierno, elEconomista se puso en contacto con la Secretaría de Estado de Comunicación para conocer la relación exacta de actividades no esenciales que se van a ver afectadas a partir de este mismo lunes. Pero la respuesta del Gobierno fue el silencio.
Hasta el domingo por la noche, rondando la madrugada no se conoció en el BOE la lista completa de una medida que ha soliviantado a trabajadores, empresas e incluso socios de investidura, que ya empiezan a replantearse su apoyo a Pedro Sánchez por la gestión de la crisis sanitaria, política y económica.
Como en el primer Consejo de Ministros donde se decretó el estado de alarma, otra vez el caos y la bronca, entre los partidarios de las tesis de Pablo Iglesias, y los de los postulados de Nadia Calviño volvieron a presidir el último encuentro del gabinete de Sánchez, esta vez con una pequeña victoria de la vicepresidenta económica, al lograr imponer una moratoria para poder parar algunas actividades, lo que puede afectar sobre todo algunas industria y la construcción.
Esta moratoria se aplicará en los casos en los que resulte "imposible interrumpir de modo inmediato la actividad" los trabajadores podrán prestar servicios el 30 de marzo.
La improvisación
Seis y media la tarde del sábado. Pedro Sánchez comparece ante los medios y anuncia el parón de las actividades que no son esenciales y que hasta ahora venían desarrollando sus funciones pese el estado de alarma.
A la hora de responder a la prensa, el jefe del Ejecutivo no llega a detallar a qué actividades afecta realmente este decreto del 30 de marzo. Como mucho, precisa que entre ellas está la construcción, una de las demandas solicitadas a la largo de la semana, y que venían incluso desde el propio Ayuntamiento de Madrid y de la formación dirigida por Pablo Casado, partidario de actuar más por exceso que por defecto en las restricciones.
Así, los españoles se acostaban el domingo sin saber si el lunes podrían ir a comprar el periódico, si los fumadores podrían seguir comprando tabaco, si el fontanero estaría disponible en el caso de que tuvieran una avería en sus casas, o si una tienda de electrodomésticos te podría vender un frigorífico o una lavadora si algunos de estos aparatos se estropea en esta nueva fase de confinamiento.
Una bronca latente
Lo cierto es que Sánchez llegaba al Consejo de Ministros del domingo sin una lista detallada y con el ruido detrás de las zonas de España más industriales, molestas por una medida unilateral que se tomaba por el incremento en el número de muertos por el coronavirus.
Pero la bronca estaba en el seno del Gobierno. Según fuentes de Moncloa, la inconcreción de ese listado no era más que la continuidad de una tensión latente en el Consejo de Ministros -como ya dio a conocer elEconomista en aquel consejo en el que se firmó el estado de alarma- dividido por el sector más social, abanderado por Pablo Iglesias y los podemitas, con algunos socialistas como José Luis Escrivá, y, la parte más economicista, con Nadia Calviño a la cabeza, que no ve con buenos ojos que se dé un cerrojazo total a la actividad industrial del país,sin medir sus consecuencias.
Lo cierto es que del Consejo de Ministros, subrayan fuentes del propio Gobierno, ni salió la lista definitiva ni tampoco las condiciones. Horas más tarde, en la posterior rueda de prensa, María Jesús Montero y Yolanda Díaz no fueron capaces de precisar la letra pequeña del último decreto.
Ya en la noche del domingo, la propia ministra de Defensa, Margarita Robles, admitía que el inicial cierre de toda la actividad, ahora contemplaba una moratoria para algunos sectores que podrán ir paralizando su actividad paulatinamente. De hecho, su publicación en el BOE rondaba casi las doce la noche del domingo.
La titular de Defensa, reconocía de este modo que las tesis de Nadia Calviño habían cogido fuerza en las últimas horas y la decisión de Sánchez, con el beneplácito de Iglesias y el consejo del Comité Técnico de Gestión del Coronavirus, se había edulcorado, haciendo un guiño a los empresarios -a los que no les había dado tiempo a reaccionar con ese salario a cambio de devolver las horas poco a poco-, y a la clase política, entre ellos al PNV, que ya se ha cuestionado si abandonar por el camino al Partido Socialista y a Podemos a la hora de edificar unos Presupuestos Generales.
Este lunes, y sorteando el caos de la gestión, la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ha negado "improvisación" por parte del Gobierno en la decisión de suspender las actividades no esenciales, aunque sí ha pedido disculpas por la tardanza con la que se publicó ayer la medida en el Boletín Oficial del Estado (BOE). No en vano, ha avanzado que este martes se aprobarán nuevas medidas en el Consejo de Ministros ante la crisis del Covid-19, pero no ha dado detalles. La semana pasada, el ministro de Transportes, José Luis Abalos, adelantó que esta semana se aprobarían medidas relacionadas con el pago del alquiler. Tampoco se descarta que el Gobierno apruebe una ayuda para empleadas de hogar, ya que no tienen derecho a paro.