
La formación que dirige Oriol Junqueras, Esquerra Republicana, empieza a dudar de la conveniencia o no de apoyar los Presupuestos Generales del Estado 2020, que el Gobierno de coalición de Pedro Sánchez pretende tener cerrados antes de que finalice el verano, es decir, antes del 21 de septiembre.
Fuentes políticas y parlamentarias consultadas por elEconomista refrendan este giro en el político preso que esta semana obtenía los primeros permisos para salir de la cárcel de Lledoners para impartir clases en la UVIC de Manresa.
No en vano, ya en la votación de la senda de estabilidad fiscal celebrada la semana pasada en el Congreso de los Diputados, los republicanos catalanes cambiaron su intención de voto en cuestión de dos horas.
Aunque con su abstención facilitaron que los objetivos de déficit salieran adelante, finalmente aparcaron el 'sí' anunciado en tribuna por una abstención a última hora, al tiempo que su máximo competidor en Cataluña, Junts pel Catalunya, votaba en contra.
Las dudas del Gobierno
A mitad de semana, la portavoz del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, abría la puerta a esa posibilidad de retraso, e incluso de que el Ejecutivo 'progresista' se afane directamente en los Presupuestos de 2021, y deje aparcados los de 2020.
En su intervención, tras el Consejo de Ministros, Montero apeló a la responsabilidad de ERC, admitiendo de antemano que esta formación podría verse presionada por Quim Torra -presidente de la Generalitat y dirigente de JxC-, si a la postre juega con el calendario electoral de unos comicios autonómicos en Cataluña , que podrían coincidir con el trámite de los Presupuestos Generales de 2020.
Apercibido el Grupo Socialista de esta coyuntura, el Gobierno aprovechó esa sesión en el Congreso para aprobar de manera inmediata la senda fiscal del periodo 2021-2023, con el consiguiente techo de gasto de 2021, de forma que, si decidiera aparcar la aprobación de las Cuentas Públicas de este ejercicio, y apostar por las del próximo año, la tramitación de los Presupuestos de 2021 sería más breve, y el borrador del anteproyecto podría ser presentado a partir de octubre en la Cámara Baja, alejándose posiblemente de la fecha de elecciones en Cataluña.
Los réditos de Perpignan
El acto de Carles Puigdemont el pasado fin de semana en Perpignan también guarda relación con el frenazo que ERC quiere dar, de momento, a las negociaciones de los Presupuestos de 2020. Un impasse -que según fuentes parlamentarias, no es inamovible, y puede ir cambiando en función de los intereses de Junqueras y de la cita electoral en Cataluña-.
El sábado, y desde el sur de Francia, el vídeo grabado de Oriol Junqueras recogió silbidos entre el público asistente. De los casi 100.000 asistentes pudo oírse criticas de traidor y de autonomista que se doblega al Estado, con una mesa de diálogo que fue calificado por Clara Ponsantí de engañifa. "Que nadie se deje engañar por la mesa de diálogo", recalcó la dirigente fugada.
La escenografía del acto no ha pasado tampoco desapercibida para Esquerra. Tras Puigdemont podía leerse con grandes letras el nombre del Consell de la República que viene a tomar el testigo de la Asamblea Nacional de Cataluña y de Omnium.
Con esta poderosa herramienta de propaganda, de cara al voto independentista, rodeado de banderas con esteladas, proclamas soberanistas, himnos, y en un marco internacional, la fase pre-electoral que en Cataluña complica en gran medida los apoyos de ERC al Gobierno.
Ni siquiera la fecha de estas elecciones queda clara. Quim Torra dijo que la anunciaría después del 18 de marzo. El problema es que los exconvergentes no tienen ni líder, ni número dos, por lo que el juego de los tiempos es más que factible que se complique aun más.
Además, el Gobierno de Pedro Sánchez tiene como fecha límite para presentar los Presupuestos Generales del Estado de 2020 hasta 1 de octubre. Así que, pasado este día, la aprobación de la ley cae por su propio peso, y el Ejecutivo tiene que empezar a pensar en las Cuentas de 2021.