
La Comisión Europea acaba de presentar sus previsiones económicas para el período de invierno. En lo que se refiere a nuestro país, sube una décima nuestro crecimiento, lo que supone una buena noticia, estableciéndolo en 1,6%, para 2020, y en 1,5% para 2021, cifras que coinciden con la previsiones económicas realizadas por parte de nuestro de nuestro Ejecutivo.
A pesar de la desaceleración, seguimos creciendo por encima de la media europea, frente a otros países como Alemania y Francia que crecerán al ritmo del 1,1%, por no decir Italia, que crecerá al raquítico ritmo del 0,3%.
Sin embargo, hay que detenerse en un hecho destacado y es que cambia el patrón de nuestra composición de crecimiento.
El crecimiento de la renta disponible y un incremento más moderado del ahorro de los hogares españoles sostendrán el consumo privado. La inversión, por su parte, se recuperará, aunque a ritmos mas débiles que en el pasado. A su vez, la Comisión anticipa que la contribución del sector exterior disminuirá a lo largo de este año, rompiendo de esta manera una de las virtudes de nuestra fase expansiva como fue la aportación positiva del sector exterior.
Nada proyecta la Comisión en cuanto déficit o la deuda. Pero sí señala que aquellos países con elevada deuda y déficit, como es el caso de nuestro país, deberían aprovechar la inercia del crecimiento económico para acelerar el ajuste del déficit, retomar la austeridad y dejar de lado políticas fiscales imprudentes. Esta coletilla supone un claro toque de atención a la política de nuestro Ejecutivo, que pretende elevar el gasto no financiero en 5.000 millones más que en 2019. Mucho tendrán que subir los impuestos para cubrir este gasto en un momento en que nuestra economía se enfría. Como tampoco debería relajarse el Ejecutivo en el cumplimiento del objetivo de déficit que lo fija en un 1,8% en 2020, con la pretensión de ir difiriendo el objetivo hasta 2023, año en el se fija el 0,9%.
Será harto complicado disminuir la deuda publica desde el 96% del PIB actual, hasta dejarla por debajo del 90% PIB en 2023
Todavía no sabemos cuánto fue el desvío en 2019. Nuestro Gobierno se comprometió a no pasar del 2%, pero algunas instituciones como el Banco de España estiman que cerrara finalmente en el 2,5%. Lo que supone seguir generando deuda para financiar al Estado.
Será tarea harto complicada la pretensión de disminuir la deuda publica desde el 96% del PIB actual, hasta dejarla por debajo del 90% PIB en 2023, teniendo en cuenta que tendremos un menor crecimiento, que la tasa de desempleo disminuirá a menor ritmo, que se tendrá que hacer frente a mayores gastos en pensiones por el envejecimiento de la población, y que se creará menos empleo.
Sorprende tanto optimismo. Sobre todo por el escenario global tan complejo en el que nos estamos moviendo. No sólo por lo que nos pueda perjudicar el Brexit, que impactará, o por la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que nunca se sabe como puede acabar. Ahora parece que pasan por favorecer un entorno mas amable con tal de olvidar las tensiones del pasado, prueba de ello han sido las buenas intenciones demostradas por el Gobierno chino reduciendo en un 50% los aranceles a los productos de EEUU.
Pero a estas incertidumbres habría que añadir a un nuevo hado fatídico que acaba de aterrizar en el escenario, se trata del coronavirus, cuyo impacto es pronto y difícil de evaluar. Una nueva variable aparece: el miedo al contagio. Nuestro país ya ha recibido el primer zarpazo en Barcelona. Hay que estar atentos.