
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado este viernes una subida desde el 25% al 30% a importaciones chinas por valor de 250.000 millones de dólares, y desde el 10 al 15% otros 300.000 millones de dólares.
Así, los impuestos a las importaciones que ya estaban vigentes pasarán a ser del 30%, mientras que los que iban a entrar en vigor el 1 de septiembre (posteriormente retrasados por Trump hasta diciembre) ascenderán hasta un 15%.
....Sadly, past Administrations have allowed China to get so far ahead of Fair and Balanced Trade that it has become a great burden to the American Taxpayer. As President, I can no longer allow this to happen! In the spirit of achieving Fair Trade, we must Balance this very....
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 23, 2019
...Additionally, the remaining 300 BILLION DOLLARS of goods and products from China, that was being taxed from September 1st at 10%, will now be taxed at 15%. Thank you for your attention to this matter!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 23, 2019
Trump vuelve a justificar la subida arancelaria aludiendo a que China lleva "muchos años aprovechándose de EEUU en Comercio, robo de propiedad intelectual y mucho más", y ha criticado a sus predecesores en la Casa Blanca por permitir que la balanza comercial con China fuese favorable al gigante asiático.
La respuesta de Trump llega horas después de que China anunciase aranceles a EEUU por valor de 75.000 millones de dólares. Esto, sumado a lo que Trump considera la inacción de la Reserva Federal estadounidense, enervó al inquilino de la Casa Blanca, que anunció que tomaría medidas de represalia e instó a las empresas de su país a que abandonasen su producción en el gigante asiático.
Posteriormente se reunió en la Casa Blanca con su equipo comercial, compuesto por el representante comercial, Robert Lighthizer, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin y el principal asesor comercial, Peter Navarro, antes de anunciar con los mercados ya cerrados su decisión de incrementar los gravámenes.
En todo caso, las bolsas mundiales no han tomado a bien este nuevo episodio de la guerra comercial. Todas las grandes bolsas europeas cerraron en rojo, mientras en Wall Street las caídas fueron superiores al 2,5%.
Durante la jornada, la Federación Nacional de Minoristas (NRF, por sus siglas en inglés) avisó que es "poco realista" que las minoristas estadounidenses abandonen el gigante asiático, la segunda economía más grande del mundo, ya que el 95% de los consumidores del mundo viven fuera de EEUU.
Desde la NRF determinaron que las minoristas estadounidenses han diversificado sus cadenas de suministro durante años, pero encontrar bases de suministro alternativas a China es un "proceso costoso y prolongado que puede llevar años". Además, su vicepresidente de relaciones gubernamentales, David French, recalcó que la presencia en el país asiático "permite llegar a clientes chinos y desarrollar mercados en el extranjero esto, a su vez, nos permite crecer y ampliar las oportunidades para los trabajadores, las empresas y los consumidores estadounidenses".
Esta decisión recrudece la posibilidad de que las tensiones entre ambos países se relajen. A comienzos de semana, el Departamento de Comercio de EEUU concedió un margen de 90 días más a Huawei para que la compañía de equipos de telecomunicación china pudiera seguir teniendo acceso a sus proveedores estadounidenses. No obstante amplió el número de subsidiarias de Huawei que formarán parte de la prohibición para compras componentes de EEUU a partir de mediados de noviembre.
La moratoria llegó acompañada de mensajes de la administración Trump que sugirieron que los encargados de seguir negociando un posible acuerdo comercial seguían en contacto dejando abierta la posibilidad de una reunión cara a cara en Washington el próximo mes. Una posibilidad que ahora queda en el aire tras la última escalada de las tensiones.
El impacto del aumento de los aranceles
En una nota a sus clientes, Paul Ashworth, economista jefe de Capital Economics, indicó que "el impacto directo en la economía de EEUU de esta última ronda de aumentos de aranceles será probablemente modesta". Según sus cálculos, un arancel adicional del 5% sobre todas las importaciones chinas equivale a un "impuesto" de 27.500 millones a los consumidores estadounidenses, algo que supone menos del 0,1% del PIB.
"El gran problema es que la situación actual ilustra la velocidad a la que la guerra comercial está aumentando sin forma de saber dónde terminará", avisa Ashworth, quien considera que los temores sobre hacia dónde se dirige la guerra comercial pesará aún más en los mercados financieros y la inversión empresarial en los próximos meses. "Es con esto con lo que se hará el daño real a la economía estadounidense", concluye.