
La deuda pública se ha convertido en el gran activo refugio de los inversores en los últimos tiempos. La intervención sine die de los bancos centrales para mantener los tipos bajos y unas condiciones financieras acomodaticias (grandes cantidades de liquidez) parecen garantizar los altos precios (bajas rentabilidades de este activo) de los bonos. El dinero está entrando en este tipo de deuda lo que junto a unas expectativas de inflación deprimidas han llevando a que casi el 27% de toda la deuda del mundo cotice con tipos negativos, más de 15 billones de dólares. Ahora, el siguiente paso es su llegada a EEUU, algo que no ocurrirá mañana ni pasado, "pero ya no resulta absurdo pensar que los tipos de los bonos del Tesoro puedan entrar en negativo", teme Joachim Fels, asesor global de Pimco, la mayor gestora de bonos del mundo.
Los bonos con tipos negativos parecen una epidemia que no muestra visos de detener su expansión. El nuevo giro de los bancos centrales ante la desaceleración económica y la guerra comercial está provocando que los rendimientos negativos se expandan y profundicen en los bonos que ya estaban 'contagiados'. Matti Greenspan, analista senior de mercados de eToro, cataloga de "terrorífica" la evolución de los mercados de deuda.
"Definitivamente algo está fuera de control" en el mercado de bonos. Actualmente, el volumen mundial de bonos con rentabilidades negativas se sitúa en 15 billones de dólares. "Lo más preocupante no el volumen per se, sino la velocidad a la que se está acumulando esta deuda con rendimientos negativos. En tres meses ha pasado 10 a 15 billones de dólares y ha crecido un 200% desde octubre de 2018, realmente terrorífico".
"Lo que una vez fue visto como una aberración a corto plazo, que los acreedores están pagando a los deudores por prestarles su dinero, ya se ha convertido en algo común en los mercados desarrollados fuera de EEUU... los bonos del Tesoro pueden no ser una excepción al fenómeno de los rendimientos negativos. Si las tensiones comerciales siguen aumentando, los mercados de bonos pueden moverse en esa dirección más rápido de lo que piensan muchos inversores", asegura el analista de Pimco en su nota semanal.
El bono a 10 años del Tesoro de EEUU ha pasado de ofrecer un 3,2% de rentabilidad en octubre de 2018 a pagar un 1,72% hoy, un descenso muy pronunciado que podría continuar si los inversores de todo el mundo siguen "vertiendo dinero" (como dice Trump) dentro de EEUU. En cada recesión y momento de incertidumbre, la rentabilidad de los bonos del Tesoro de la primera potencia caen ante la fuerte demanda global.
Juan Ramón Rallo, profesor de Economía en el centro de estudios OMMA y del IE Business School, explica en declaraciones a elEconomista que "los inversores están pagando a los Estados por el 'privilegio' de ser acreedores suyos, esto es, por la seguridad de recuperar el 100% del capital prestado (salvo los intereses negativos). En un mundo con elevada incertidumbre, la deuda pública se ha convertido en el nuevo activo refugio; el papel que antaño jugaba el oro durante el patrón oro".
Alemania ya tiene toda la curva de tipos en territorio negativo, como le ocurre a Suiza o Dinamarca
La expansión de los tipos negativos ha llegado hasta el bono irlandés a 10 años, primer país del grupo de los rescatados durante la crisis de deuda soberana de la Eurozona (2011-2012) que presenta una rentabilidad negativa en un bono a tan largo plazo. En el caso del papel español a 10 años la rentabilidad es del 0,16%, Grecia todavía ofrece un 2% y Portugal un 0,18%.
Países como Suiza, Dinamarca o Alemania tienen ya toda la curva de tipos en territorio negativo. Es decir, desde las letras hasta los bonos a 50 años ofrecen rendimientos negativos en el mercado secundario.
Greenspan subraya que el hecho de que los bancos centrales estén recortando tipos "hace prever que esta tendencia continúe durante un tiempo... hasta que deje de hacerlo". Ante esta situación, el experto de eToro no descarta un colapso en los mercados: "¿Significa esto que se aproxima un crash? Probablemente, eventualmente, quizá".
Resulta complejo vaticinar cómo puede acabar esta situación. Los balances de los bancos centrales tienen tamaños nunca vistos y las compras netas de bonos podrían reanudarse antes de lo previsto. En el caso de Europa, el BCE acumula alrededor de 2,8 billones de euros de bonos en su balance, mientras que el Fed atesora alrededor de 3,5 billones de dólares (unos 3,12 billones de euros). La guerra comercial y una nueva recesión podrían suponer el último empujón para que la epidemia contagie a todas las economías desarrolladas.