
Casi un mes después desde que entró en vigor el nuevo límite de velocidad a 30 kilómetros por hora en la mayoría de vías urbanas, la Dirección General de Tráfico (DGT) continua su plan para reducir la siniestralidad en el interior de los municipios españoles. Y es que lo ya conocido como calles 30 empujan hacia una nueva filosofía del modelo de ciudad, donde los badenes podrían empezar a desaparecer puesto que "no tienen sentido", tal y como asegura la propia institución a elEconomista.es.
En línea con lo que vienen impulsando las grandes instituciones mundiales, así como los principales gobiernos y los órganos nacionales que regulan el Tráfico, la DGT está llevando a cabo un intenso plan para lograr una mayor convivencia entre todos los actores que circulan en las grandes ciudades.
Un modelo donde rebajar el límite de 50 a 30 km/h, o incluso 20, ha sido una de las mayores medidas llevadas a cabo en la última década. Con ello se pretende reducir los accidentes mortales en ciudad, así como lograr una mejor relación entre coches, motos, bicicletas, peatones...
Y es por eso que, de respetar los nuevos topes de velocidad establecidos, los badenes pierden el significado para el que están diseñados. "A 30 km/h en una vía de un solo carril por sentido de circulación, con coches estacionados a los lados... los badenes ya no tendrían sentido", explica la DGT a este medio en un mensaje que ya deslizó su director, Pere Navarro, en la presentación de las calles 30.
Los pasos elevados de peatones siguen configurándose como un elemento fundamental para reducir la siniestralidad
Es por ello por lo que desde la institución ya se estudia cómo irlos retirando de las grandes urbes, puesto que la velocidad ya la reduce el nuevo límite en vez de estos elementos tan característicos con bandas amarillas. No se retirarían así los pasos elevados para peatones, que siguen siendo un componente muy necesario puesto que incentivan que el conductor respete la preferencia del peatón sobre el vehículo.
Una nueva filosofía del modelo de ciudad que ya se empieza a implantar con fuerza en España, como ya vienen haciendo otras urbes de diferentes partes del mundo. Las calles 30 han llegado para quedarse y lograr una mejor convivencia entre todos los actores del tráfico.