Deporte y Negocio

La otra batalla del deporte por el coronavirus: atar a más de un millón de ciudadanos para no tensionar al sistema sanitario

  • Mas de 1,3 millones podrían dejar de practicarlo tras el confinamiento
  • Supondría un coste de 500 millones que asumiría en gran parte el Estado
  • Los expertos recomiendan una actitud saludable como medida de prevención
Foto: Getty.

El 14 de marzo el Gobierno declaró el estado de alarma que confinó a toda la población española en sus hogares. Con esta declaración comenzó un periodo de aislamiento que se relajó a principios de mayo con las primeras franjas horarias para paseos o hacer deporte. Ya en la nueva normalidad, y cumplidos tres meses y medio desde el inicio de la crisis, se perciben con claridad sus consecuencias y las luchas que deja en el aire. Como en el caso del deporte y sus resultados en términos de salud.

Si bien el debate mediático ha estado centrado en mayor medida sobre el deporte profesional y sus competiciones, el sector también se la juega en otro campo no menos importante: cómo conseguir que las personas que realizaban ejercicio de manera frecuente antes de la pandemia de coronavirus no se bajen del carro después de varios meses de confinamiento. O lo que es lo mismo, no perder por el camino a más de un millón de personas activas con prácticas saludables que supondrían una nueva potencial carga para el sistema sanitario.

El informe 'Impacto del covid-19 sobre el ecosistema del deporte español', auspiciado por el Consejo Superior de Deportes (CSD) en colaboración con la Fundación España Activa y la Asociación del Deporte Español (ADESP) estima que más de 1,3 millones de españoles podrían abandonar la práctica deportiva si no se consigue una completa recuperación del sector tras la pandemia y no trabaja en una concienciación de la necesidad del ejercicio físico. Se trata del 14% del total de 9,5 millones que se considera oferta deportiva estructurada, es decir, la que está federada o usa instalaciones privadas o públicas.

Quedan fuera otros nueve millones de españoles que hacen deporte al aire libre, sin ficha federativa o uso de instalaciones. En su caso, la ausencia de un calendario de carreras populares o eventos similares, que suponen alicientes para la práctica del deporte, supone un impacto que no está todavía contabilizado.

Alfonso Jiménez, catedrático de Ejercicio Físico y Salud y director del observatorio de investigación de España Activa, insiste en que la lucha siempre es la de "activar a los 28 millones de españoles que no se mueven", pero reconoce que en este momento hay un nuevo frente: mantener en el redil a ese porcentaje de españoles de los que aún se desconocen sus intenciones. Y hay mucho en juego, hasta 508 millones de euros de costes sociosanitarios.

Los autores del estudio utilizan como base el informe publicado en The Lancet en 2016 que calculaba el coste de cada ciudadano inactivo para su país. El análisis incluye los gastos directos para el sistema sanitario (las implicaciones en enfermedades coronarias, embolias, diabetes de tipo 2 o cánceres de mama o colon), la pérdida de productividad y los años perdidos a la vida sin discapacidad por culpa de la inactividad. Y, con los baremos actualizados, el resultado no es baladí: el golpe para la estructura sociosanitaria española es de 1.804 millones de euros. El coronavirus podría alargar más el bocado con esos 508 millones extra.

Por esta razón, las autoridades a nivel deportivo tienen encima de la mesa una misión (minimizar el impacto de la crisis en los hábitos de salud de la población) que aún está por completar. En un artículo de opinión en elEconomista, la presidenta del CSD, Irene Lozano, advertía de la necesidad de crear hábitos de vida saludables: "La práctica deportiva y una actividad física adecuada y regular nos hacen más saludables y garantizan el bienestar de todos. Es el momento de que un comportamiento activo entre a formar parte de nuestros hábitos de vida. Está en juego nuestra salud".

Jiménez apuesta, de primeras, por la acción legislativa y conseguir que las decisiones de las ciudadanos estén "influenciadas positivamente por el entorno o el ambiente". Esto supone, en la práctica, crear una conciencia grupal en la que el deporte aparece como un elemento más de cuidado personal. Campañas de concienciación en medios públicos, aumento de horas de educación física en colegio o incentivos fiscales a empresas que fomentes buenos hábitos son algunas de las propuestas enumeradas por Jiménez.

Sin embargo, una de ellas destaca porque ya está siendo elaborada por algunas comunidades autónomas. Se trata de la 'receta deportiva', una fórmula en la que los médicos de cabecera pueden prescribir la práctica deportiva a aquellos pacientes que la necesiten por sus problemas de salud. Este método, que se usa en Reino Unido y sobre el cual ha mostrado su interés la Federación Española de Municipios y Provincias, obliga al sistema sanitario a disponer de una cartera de servicios disponibles para la atención primaria. En definitiva, el aumento de la accesibilidad a la práctica del deporte.

Algunos expertos ahondan en la relación directa entre una actividad física habitual y una mayor protección contra el coronavirus

Aunque se encare como un problema generado por la crisis del coronavirus, Jiménez cree que una conducta saludable ayudaría en caso de una vuelta con fuerza de la enfermedad o, simplemente, para los próximos casos. El experto califica la práctica deportiva como la cuarta medida de prevención más eficaz tras el lavado de manos, la distancia social y el uso de mascarillas. "Ayuda a tener unas mayores expectativas de supervivencia y a un menor uso de los servicios sanitarios: el virus llega pero el sistema no va a sufrir tanto", explica el profesor.

El informe hace referencia los estudios de Richard Simpson y Emmanuel Katsanis en los que se asegura que "tener niveles elevados de aptitud cardiorrespiratoria y hacer ejercicio de intensidad moderada a vigorosa puede mejorar las respuestas inmunes a la vacunación y reducir la inflamación crónica de bajo grado", patologías que empeoran el diagnóstico y sus consecuencias en hospitalizaciones.

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