
La lenta adopción del coche eléctrico se lleva por delante los planes de crecimiento de Wallbox. El fabricante de cargadores español que tiene entre sus accionistas a Iberdrola, la familia Puig, Francisco José Riberas y el fondo de capital riesgo Seaya Ventures apostó a convertirse en un líder del sector de la movilidad limpia, pero su inversión no dio hasta el momento la rentabilidad esperada. La firma que tiene como consejero delegado y cofundador a Enric Asunción ha tenido que retrasar en diferentes ocasiones la fecha en la que comenzará a ganar dinero y tras obtener el favor de la banca para aplazar vencimientos por un año ha fichado al banco de inversión internacional Houlihan Lokey para abordar una restructuración de deuda y capital en busca de ser viable a largo plazo, según coinciden distintas fuentes financieras consultadas por 'elEconomista.es'.
Pero el grupo busca una solución a largo plazo una vez el año que viene los acreedores vuelvan a tocar a la puerta. De ahí la contratación de Houlihan Lokey, que ya ha participado en restructuraciones de renombre en empresas españolas como el grupo marítimo Naviera Armas, la compañía de juego Codere o la constructora OHLA. "Wallbox ha contratado los servicios de la firma de consultoría, Houlihan Lokey, con el objetivo de desarrollar durante los próximos meses un plan integral que refuerce la sostenibilidad y viabilidad de la estructura de capital a largo plazo", explica la empresa tras ser consultada por este medio.
Otras voces explican que el proceso, que ha sido bautizado como Proyecto Watt, es todavía muy incipiente para adivinar el destino final de las conversaciones, pero auguran que el resultado implicará tanto una refinanciación como la probable entrada de nuevo capital. No sería algo nuevo para la firma. Desde 2021, la compañía ha realizado hasta 12 operaciones para captar capital que suman algo más de 370 millones de dólares, de acuerdo a datos de la plataforma 'Crunchbase'. La más significativa tuvo lugar en noviembre de 2021, cuando levantó 100 millones de dólares. Otras operaciones han incluido la venta en secundario de participaciones.

La dinámica es habitual en este tipo de start ups. No obstante, se producen en un contexto en el que la organización se ha visto obligada a retrasar su fecha para alcanzar la rentabilidad, fijada originalmente en el primer trimestre de 2024. No lo ha conseguido y las pérdidas de 112 millones de 2023 escalaron hasta los 131 millones el año pasado. Además, admite que los números rojos se mantendrán "en el corto y medio plazo", como avanzó Cinco Días.
En el primer trimestre de 2025, eso sí, logró reducir las pérdidas operativas a –15 millones. Además, elevó las ventas un 23% frente al periodo comparable hasta los 43 millones de euros. "Creemos que estaremos cerca del break even en el ebitda ajustado en el segundo trimestre", dijo el consejero delegado, Enric Asunción, a los analistas. La compañía también avanzó que no estaría activa en operaciones de M&A como sí lo ha hecho en el pasado, con la compra de la alemana ABL.
Seguir en el parqué
Pero Wallbox tiene otro frente abierto más allá de la evolución del negocio: la presión de la bolsa de Nueva York para que cumpla con los requisitos de cotización. Los títulos de la compañía se mueven por debajo de los 0,5 dólares de manera casi ininterrumpida desde inicios de año y el New York Stock Exchange (NYSE, por sus siglas en inglés) exige que las compañías mantengan un precio mínimo de 1 dólar por acción, niveles que no toca desde octubre.
Lejos quedan las aspiraciones iniciales de la empresa, que debutó en el parqué americano en el año 2019 a través de la fusión inversa con la compañía de propósito especial de adquisición (SPAC, por sus siglas en inglés) Kensington Capital. Entonces se planteaba una valoración de 1.500 millones de dólares (1.200 millones de euros), lo que convertía a la compañía en un auténtico 'unicornio'.
El regulador ya ha mandado advertencias a la compañía. Lo hizo el pasado otoño, a lo que la empresa de cargadores respondió que estaba trabajando para corregir la deficiencia. Ahora ha ido un paso más allá y ha anunciado que excluirá de cotización los 'warrants' de Wallbox a partir del 23 de mayo debido a sus niveles de precio "anormalmente bajos". Aunque no es una suspensión de la acción como tal, sí es un primer paso, pues estos instrumentos financieros son derechos de compra de títulos.
La empresa confirma el movimiento, pero destaca que la decisión afecta únicamente a estos derivados financieros "y no impacta en la cotización ni la negociación de las acciones ordinarias clase A". "Este cambio no modifica nuestra visión empresarial ni nuestra estrategia de crecimiento", añade un portavoz.