Capital Riesgo

Las startups se quedan huérfanas: la crisis de SVB deja secuelas en un rincón del mercado crediticio

  • SVB tenía más de una quinta parte del negocio de deuda de riesgo en EEUU
  • Las financiaciones han caído en el primer semestre a casi la mitad
  • Ningún otro banco ha sustituido a SVB y la demanda de crédito es alta
Foto: iStock.

Aunque la crisis bancaria en Estados Unidos se da por terminada, el colapso de Silicon Valley Bank (SVB) ha dejado secuelas en un rincón del mercado crediticio. La entidad californiana tenía una quinta parte del negocio de deuda de riesgo (venture debt) en el país, por lo que su liquidación ha dejado tocada a esta financiación y a quienes recurren a ella, las startups que buscan convertirse en las empresas más innovadoras del futuro.

Una parte central del negocio de SVB era la deuda de riesgo y, especialmente, la concedida en las etapas iniciales y de crecimiento de las empresas emergentes. Su caída, la de los préstamos concedidos en fases tempranas, es del 45% en el primer semestre del ejercicio en comparación interanual, según los datos de la Asociación Nacional de Capital Riesgo (NVCA) de EEUU y PitchBook. Es decir, esta financiación se ha reducido prácticamente a la mitad. Mientras, en el estadio growth de las startups, la cifra ha caído un 39%, revelan los mismos datos.

La entidad quebrada tenía el ejercicio pasado, su último completo y antes de las turbulencias, 6.713 millones de deuda de riesgo, según el desglose de sus cuentas. Dentro de la cartera de préstamos de SVB ese porcentaje no llega al 10%, pero sí tiene un peso relevante en el nicho estadounidense. Representa más de una quinta parte del venture debt en el país, un mercado de 30.400 millones de dólares en 2022, según Statista.

"Desde la quiebra de SVB, los prestamistas no han visto a otros bancos remplazar al californiano, ni dar un paso adelante para prestar ese servicio tan específico de la entidad, que la hacía única", explica la analista de PitchBook Kaidi Gao.

La deuda de riesgo está pensada para que las empresas de nueva creación obtengan financiación sin tener que diluir demasiado el capital, ya que una parte es un préstamo estándar con intereses y la otra una participación en la compañía. Es una alternativa a las rondas de financiación -el recurso básico de estas firmas para crecer-, ya que estas implican la entrada de los inversores y un menor control de los dueños iniciales. 

Otros datos de la propia entidad californiana apuntan al peso que tenía en la concesión de deuda de riesgo a tecnológicas incipientes y startups del sector salud. El año pasado, dio el 44% de todos los préstamos a las empresas emergentes de esos ámbitos que luego salieron a bolsa, según sus datos. Es decir, su financiación fue clave para el crecimiento de estas firmas en su camino al mercado público. 

"SVB es el socio financiero de la economía de la innovación, ayudando a las personas, inversores y a las compañías más rompedoras a lograr sus objetivos", decía el banco sobre sí mismo.

Pero más allá de la desaparición de SVB y el hueco que ha dejado, hay otro aspecto importante que pesa sobre estos préstamos. Las subidas de los tipos de interés han dificultado el acceso al crédito en general y, especialmente, los estándares de concesión son más elevados cuando se trata de firmas con perspectivas financieras inciertas y a las que les cuesta obtener nuevos préstamos.

Además, el problema es que, pese a que sigue habiendo una alta demanda de deuda de riesgo, esta es más difícil de levantar cuando el sector de las emergentes se está resintiendo. Apenas llega dinero debido a la restricción de la Reserva Federal (Fed) más agresiva en décadas. Los inversores han guardado sus cheques y, más, en este tipo de empresas incipientes, que carecen de trayectoria. No hay rondas de financiación, ni tampoco venture debt porque la liquidez es menor y no llega a los rincones de riesgo.

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