Banca y finanzas

González deja BBVA bajo mínimos en bolsa y con muchos interrogantes

  • Las acciones pierden un 66% desde que tomó la presidencia en 2001
  • Destacan la independencia de la política y la supervivencia a la crisis
  • Las principales dudas de su legado se sitúan en Turquía y la banca digital
Francisco González, en su última junta. Foto: Reuters.

Esta semana se hará efectiva la salida anticipada de Francisco González de BBVA, tras más de dos decenios en la presidencia. Los designios del banco, tras una gestión de más sombras que luces, correrán a cargo de Carlos Torres y su número dos, el turco Onur Genç.

González, que mantendrá un puesto honorífico y derecho a despacho y coche oficial, abandona la entidad un año antes de lo previsto y con un fondo de pensiones acumulado de 79 millones de euros. Un cantidad que algunos inversores echan en cara después de comprobar como el valor de BBVA ha caído sobremanera como consecuencia de los interrogantes que plantea el futuro tras un mandato en el que las principales apuestas internacionales y tecnológicas sólo ofrecen pérdidas.

La cotización, su mayor fracaso

La cotización del segundo grupo financiero español es el principal debe del balance de González. En la actualidad, BBVA apenas vale 30.900 millones de euros contando las millonarias ampliaciones de capital realizadas durante su mandato. A finales de 2001 y poco antes de acceder a la presidencia única del grupo después de la dimisión de Emilio Ybarra por el escándalo de las cuentas secretas de Jersey, la capitalización ascendía a algo más de 43.000 millones. Desde entonces, el banco ha navegado en la mayor de las burbujas económicas y en la peor crisis jamás vista y acumula un descenso en el mercado del precio de sus acciones de un 66%. Sólo en 2018 han caído un 35%.

En este mismo periodo, el principal competidor de BBVA, el Santander, ha incrementado su valor bursátil, teniendo en cuenta las distintas ampliaciones de capital, hasta los 64.000 millones, aunque sus títulos pierden algo más de un 55%.

El reto de levantar la cotización es fundamental para el nuevo presidente de BBVA, Carlos Torres, que tendrá que ganarse la confianza de los mercados, pero no el único ya que las incógnitas son numerosas en el proyecto. Un proyecto, por cierto, que el propio González considera que es de futuro por el excelente equipo y por la situación financiera por la que atraviesa el banco.

 

Dos son las grandes dudas que despiertan la inquietud de los inversores por el legado del banquero de Chantada, que inició su andadura en el banco en 1996 tras designarle el Gobierno del PP máximo responsable de Argentaria, entidad que se integró al Bilbao Vizcaya en el inicio del nuevo siglo.

La primera es la resistencia que tendrá el grupo a las aventuras internacionales y, más en concreto, la turca, que es la última de gran calado llevada a cabo por BBVA. La crisis económica de este gigante emergente ha puesto en juego no sólo la reputación del conglomerado español, sino también los 7.000 millones desembolsados allí, en la compra de Garanti. En la actualidad, las minusvalías latentes que acumula por esta adquisición alcanzan los 5.000 millones.

Los expertos y los supervisores temen que BBVA sufra grandes pérdidas como las cosechadas en el anterior plan de internacionalización del banco desarrollado en China, donde se vio obligado a dar marcha atrás con un agujero superior a los 2.000 millones.

Pese a la incertidumbre, González se ha permitido el lujo de recomendar a su sucesor en sus últimos días en el poder a que redoble su apuesta turca con la toma de más acciones de Garanti, por, a su juicio, el gran potencial que tiene el país tras las medidas adoptadas por el régimen de Erdogan. Como guardián de la aventura otomana emprendida en 2010 el banco decidió nombrar como número dos al turco Onur Genç.

González, en pleno desembarco fallido en China, llegó a decir que quien no estaba en este mercado asiático no estaba en el mundo. En aquel momento el Santander había depositado todas sus esperanzas en Brasil y en el Reino Unido. Ahora BBVA ya no está presente en China después de la retirada de su posición por la puerta de atrás.

BBVA ha sido uno de los bancos que más dinero ha destinado a transformación digital

La otra gran duda que deja González sobre el futuro del segundo banco español es cómo y cuándo conseguirá rentabilizar las cuantiosas inversiones que ha realizado en el desarrollo tecnológico para competir con los gigantes de Internet. En los últimos ejercicios BBVA ha hecho gala de sus avances digitales y su aún presidente apunta cada vez que puede que muchas entidades del mundo desaparecerán. El banquero, durante el acto interno de despedida que tuvo lugar la semana pasada, reconoció "errores" en el proceso de transformación al llevar a cabo proyectos con antelación, pero auguró que BBVA estará en la nueva liga de competición financiera que se conformará en el próximo quinquenio y será entonces cuando "los inversores, accionistas y analistas entiendan bien lo que está pasando en el mundo bancario", dando a entender que será entonces cuando valoren el trabajo llevado a cabo por la entidad desde hace tiempo.

En los últimos ejercicios BBVA ha sido uno de los bancos que más dinero ha destinado a transformación digital, iniciada ya hace más de un decenio. De manera anual ha dedicado entre 700 y 900 millones a desarrollos de sistemas, compras de fintech y lanzamientos de herramientas.

Los resultados de toda esta montaña de dinero, sin embargo, aún no se han trasladado de una manera nítida a sus cuentas. Eso, sí, el banco sostiene que más del 40% de todas las ventas que realiza se hacen a través del móvil o Internet.

Otras incertidumbres que planean sobre la evolución del grupo que deja González son México, su principal granero de ingresos y ganancias. Sobre la mesa y a pesar del desmentido del nuevo presidente populista del país centroamericano no está claro que el Ejecutivo vaya a limitar e, incluso, prohibir determinadas comisiones que el sector financiero cobra a sus clientes. Las quejas de autoridades y ciudadanía han ido in crescendo en los últimos años sobre las tarifas que la banca aplica por los servicios y productos más básicos.

México, como sostén

A pesar de los proyectos fallidos o ruinosos, el mandato del directivo de origen gallego también se caracteriza por haber sobrevivido a la crisis y haber salido airoso, con una rentabilidad superior a la de la mayor parte de la banca española y unas ratios de solvencia reforzadas para aguantar nuevos envites.

De hecho, su apuesta por México es clave, porque ha podido resistir desde 2008 precisamente por la aportación de su filial Bancomer. Sobre este punto es preciso matizar que fueron los directivos del antiguo Bilbao Vizcaya los que se empeñaron en que el grupo cruzara el charco y se instalara en este mercado. Ya durante su presidencia única reforzó su presencia con la toma de control total de la franquicia que, posiblemente, haya sido el mayor acierto estratégico de su gestión.

También, en su deseo de convertir BBVA en una entidad global, expandió su influencia a la zona sur de Estados Unidos con una serie de adquisiciones de bancos regionales. Y amplió su peso en toda Latinoamérica, aunque ha dejado de operar o tener un peso específico en Chile, Panamá o Brasil.

Otras decisiones importantes adoptadas por la entidad han sido extender su red en Cataluña, aprovechando la crisis de la cajas de ahorros, con las adquisiciones de CatalunyaCaixa y Unnim, mejorando así su cuota de mercado en el negocio nacional.

En su larga etapa presidencial González ha gobernado BBVA con estilo personalísimo y aparentemente de duro o radical, para lo que ha tenido que rodearse siempre de consejeros y directivos completamente fieles. Para mantenerse en el poder ha tenido que modificar en dos ocasiones los estatutos con el fin de ampliar la edad máxima para permanecer en el cargo.

Pero, además, ha tendido que enfrentarse a los diferentes gobiernos, algo de lo que él siempre presume. El episodio más complicado, sin lugar a dudas, fue el intento del Ejecutivo del PSOE de destronarlo con la ayuda del constructor Luis del Rivero, entonces presidente de Sacyr. González resistió, aunque para ello tuviera que contar con el favor del que fuera gobernador del Banco de España Jaime Caruana, hoy miembro del consejo de administración de BBVA.

Todo aquel que rechazaba sus planes o intentaba aumentar su poder era destituido de manera fulminante

El banquero mantuvo una confrontación con los socialistas al negarse a acudir a la salida a bolsa de Bankia, siendo uno de los pocos del sector que no apoyó esta operación. Y, del mismo modo, tuvo encontronazos con el Ejecutivo de Rajoy, sobre todo con el ministro de Economía, Luis de Guindos, al no participar en la Sareb, una pieza fundamental para el rescate financiero que sufrió España en 2012.

Debido a este estilo tan personalista, la cúpula de BBVA ha sido una de las que más ha rotado. Todo aquel que rechazaba sus planes o intentaba aumentar su poder era destituido de manera fulminante. Así ocurrió, por ejemplo, con el que hoy es presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, quien fue durante años la mano derecha de González. El mismo camino, el del cese, tuvo que tomar Ángel Cano, sucesor de Goirigolzarri, en el cargo de consejero delegado y en la actualidad inversor de fintech y empresas digitales.

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