
Banco Santander agudiza la búsqueda de eficiencias y rastrea puestos duplicados o en ubicaciones que no son las más adecuadas para conseguir los objetivos marcados en el plan estratégico hasta 2025. Así lo confirman a elEconomista.es fuentes financieras al tanto de estos movimientos que comenzaron hace unas semanas y continuarán durante este primer trimestre. Esta evaluación interna en los equipos de la entidad se centra, principalmente, según las mismas fuentes, en puestos que cubren funciones de back office si bien se extiende también a otras áreas del banco.
La entidad liderada por Ana Botín experimentó en 2023 una mejora de 1,7 puntos porcentuales en su ratio de eficiencia, alcanzando un 44,1% a nivel de grupo. Además, se registró un avance significativo en el negocio en España, con una mejora de 5,2 puntos porcentuales. En términos de rentabilidad, el RoTE (retorno sobre activos tangibles) aumentó en 169 puntos básicos durante este período, situándose en el 15,1%.
El trabajo en la mejora de la eficiencia continúa para acercarse al objetivo marcado para este año y que se sitúa en colocar este índice por debajo del 43%. Así, el banco trabaja en una doble vía, tanto en el lado del incremento de los ingresos, es decir, en el denominador de la cuenta –actuando con la intención de incrementar el margen bruto–, como en la optimización de los recursos y su impacto sobre los costes. Es precisamente en este punto en el que se centra este análisis que ya han comenzado a hacer. Fuentes al tanto de estos movimientos señalan que todavía es pronto para hacer un análisis de los resultados, pero apuntan a la posibilidad de que, una vez que se obtengan las conclusiones y más allá de la posibilidad de que se identifiquen algunos puestos como duplicados, otros concretos podrían cambiar de área de reporte siguiendo el nuevo esquema organizativo.
Reorganización de segmentos
La entidad reorganizó en 2023 el negocio entorno a cinco unidades globales para potenciar su escala intercontinental y mejorar las ratios de eficiencia que ha ido reduciendo paulatinamente en los últimos años. Así, con este paso adelante desarrolló nuevas definiciones de negocios globales, incluyendo tres nuevos segmentos –Retail & Commercial Banking, Digital Consumer Bank y Payments– que se suman a los ya existentes Wealth Management & Insurance y Corporate & Investment Banking. De esta forma, sustituye las regiones y países que hasta entonces eran sus segmentos principales por estas nuevas áreas de negocio globales y busca eficientar las plantillas que dan servicio a unas y otras patas del negocio.
Desde el año 2015, Santander ha ido creando las bases para esta reorganización con la puesta en marcha de un primer negocio global, el de banca de inversión (CIB). El siguiente paso se dio en 2017 con la creación de Wealth Management & Insurance. Esta reorganización supone dar un paso más en el avance para conseguir los objetivos marcados en el plan estratégico que se extiende hasta 2025.
Objetivos para 2025
Estos movimientos allanan el camino para conseguir los objetivos marcados en el plan estratégico para el año 2025. Llegado ese momento, Santander deberá haber conseguido una rentabilidad (RoTE) de entre el 15 y el 18% –margen en el que se ya se encuentra– y una ratio de eficiencia inferior al 42% –actualmente está en el ya citado 44,1%–.
Una de las iniciativas clave que ha tomado la entidad en los últimos años ha sido el continuo impulso de la digitalización en sus procesos y servicios, con el foco puesto en la mejora de plataformas digitales que ha permitido al banco agilizar sus operaciones y reducir costes, utilizando el capital de la forma más eficiente posible. Además, ha ajustado capacidad en diferentes geografías.
Así, en Italia Santander reestructuró su negocio de financiación al consumo tras el verano pasado. La entidad cerró las sucursales que todavía mantenía en el país alpino siguiendo el camino de este segmento de negocio en el resto de geografías.
En el caso de España, los últimos ajustes de plantilla en la entidad se realizaron hace más de tres años. Entonces, los representantes de los trabajadores y el banco acordaron la salida de algo más de 3.500 trabajadores y el cierre de unas mil sucursales, además de unas 1.500 recolocaciones en otras partes del grupo cántabro.