
CaixaBank continúa desalojando activos problemáticos de su balance. La entidad ha sacado al mercado el "Proyecto Twister", una cartera de alrededor de 650 millones de euros en valor nominal, integrada por créditos fallidos de particulares y pymes sin garantías o inmuebles de colateral.
La colocación coincide con un momento especialmente activo en porfolios de impagos sin colateral, siendo el de mayor volumen los 3.000 millones de euros que ha sacado la Sareb bajo el "Proyecto Victoria" y que aglutina colas hipotecarias con promotores (deudas ligadas a antiguos préstamos que siguen vivas después de que se adjudiquen los inmuebles que servían de colateral y que se generan porque los ingresos recaudados con esos procesos no cubren toda la cuantía).
Blackstone ha sacado a su vez el "Proyecto Nebula", compuesta por unos 2.000 millones de euros en valor nominal de una deuda muy similar a la de la Sareb, con colas hipotecarias de distintos porfolios como Quasar y la cartera Hércules, que el fondo compró a Catalunya Caixa en 2014.
Se estima que en el mercado hay abiertas transacciones similares, de créditos sin garantías ni inmuebles, por valor superior a los 7.000 millones.
CaixaBank ha sido tradicionalmente uno de los bancos más activos en la paquetización y venta de diferentes deudas. A finales del pasado año, traspasó 753 millones de euros en impagos al fondo alemán EOS, y alrededor de otros 400 millones a Kruk y Axactor en el "Proyecto Ordesa". Poco antes traspasó otro porfolio de hipotecas impagadas por 750 millones de valor nominal inicial al fondo de inversión Cerberus, en la operación "Proyecto Yellowstone".
Ese ejercicio de limpieza ha ido en paralelo a la colocación de activos de BuildingCenter, filial inmobiliaria del banco que, precisamente, este año ha reasignado su megacontrato de gestión y venta de activos con el doble objetivo de acelerar y optimizar el traspaso de activos dañados y abaratar sus costes por comisiones.
La importancia del contrato atrajo a las principales plataformas: Hipoges, Anticipa/Aliseda y doValue (antes Altamira), además de Servihabitat, participada al 20% por CaixaBank y en un 80% por Lone Star. Intrum y Azora fueron los que ganaron la pugna. Azzam (Azora) se ocupará de la gestión de los alquileres en cartera durante un plazo de dos años, prorrogable por otro año, e Intrum se encargará del mantenimiento y venta de los inmuebles adjudicados.
El dinamismo que presenta el mercado, en volumen y número de transacciones, coincide con el interés de la banca por aligerar los balances de activos improductivos antes de que repunte la morosidad, algo que las entidades dan por seguro por la presión en los bolsillos de la inflación y el encarecimiento de los préstamos con el rally del euríbor.
EY estima que la morosidad acabará en el 4,2% este año, por encima del 3,55% de abril pasado, y llegará al 5,8% durante el próximo ejercicio.