
BBVA acelera en materia de sostenibilidad y vuelve a elevar su objetivo en financiación verde. Fue de los primeros bancos en fijarse una meta en febrero de 2018, cuando anunció el compromiso de otorgar 100.000 millones de euros hasta 2025 para financiar proyectos sostenibles. Su presidente, Carlos Torres, subió hoy el umbral hasta 300.000 millones, lo que supone triplicar un primer planteamiento que quedó obsoleto en junio -alcanzó los 112.000 millones- y aumentar en un 50% la barrera actualizada el pasado año en 200.000 millones.
Se trata de una apuesta que se ha colado en las estrategias de las grandes entidades por la necesidad de ayudar a descarbonizar la economía y, sobre todo, porque también es negocio. El Santander tiene, por ejemplo, a su vez el propósito de alcanzar los 120.000 millones hasta 2025 en financiación verde.
Son posicionamientos que responden a la necesidad de acompañar a clientes en la readaptación de sus estructuras y proyectos a actividades no contaminantes y captar además oportunidades.
La descarbonización requiere grandes inversiones en todos los sectores, y algunas estimaciones fijan en más del 8% del PIB mundial la inversión que se necesitará para lograrlo cada año hasta el ejercicio 2050.
Torres entró de lleno en el desafío durante una charla junto al presidente y consejero delegado del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), Tim Adams, en Washington, ante la convicción del banco de que el momento actual exige una involucración de todos en favor de las energías limpias y contra el cambio climático y la desigualdad.
"La sostenibilidad es una oportunidad de negocio", expuso el banquero en alusión a que la cantidad de inversión requerida es inmensa (275 billones de dólares al año hasta 2050).
El banco pretende ser neutro en emisiones en 2025 para sus emisiones -lo es desde 2020- y las de clientes. Con ese empeño el pasado año fijó el compromiso de dejar de financiar actividades relacionadas con el carbón en las economías desarrolladas en 2030 y en las emergentes en 2040.
De forma adicional, se propone reducir la intensidad de carbono de su cartera crediticia un 52% en generación eléctrica entre 2020 y 2030; otro 46% en la fabricación de automóviles; un 23% en la producción del acero; y un 17% en la producción de cemento, y un 30% en las emisiones de los clientes en los sectores de gas y petróleo.
Su hoja de ruta aborda así sectores que, a escala mundial, son los responsables del 80% de las emisiones de CO2, con la intención de ir fijando límites similares en el resto de industrias en el futuro y acompañarles en la transición.
Desde 2018 hasta junio de 2022, el 77% de los recursos movilizados por la entidad en financiación sostenible ha estado relacionada con la acción climática, y el 23% con crecimiento inclusivo. Por segmentos, procede mayoritariamente (65%) de operaciones de banca de inversión y corporativa para grandes clientes (Corporate and Investment Banking); seguida de empresas, con un 18%; y financiación minorista, con un 17%.