Banca y finanzas

El 'doble filo' de la inflación recorta un 4,5% la previsión de beneficio para la banca doméstica

  • Los beneficios de la subida de tipos serán mayores que los daños de la inflación
  • En el último mes el consenso calma su euforia ante la posible alza de la morosidad
Banco Sabadell. ARCHIVO

El contexto está a punto de cambiar tras dos años de pandemia en los que las moratorias y los créditos estatales a través del ICO (además de los Ertes) han retrasado lo que el mercado descuenta como inevitable. La clave está en saber en qué proporción el repunte de la morosidad afectará al sector, ahora que vislumbran a lo lejos el maná tras una década de sequías con los tipos de interés al alza. Por el momento, la línea divisoria que separa a las entidades más internacionales, Santander y BBVA, frente a la banca doméstica se intuye cada vez más clara. Solo en el último mes, una vez que el Banco Central Europeo (BCE) decidiera en julio elevar en 50 puntos básicos la facilidad de depósito llevándola al 0%, el consenso de mercado ha recortado en un 4,5% de media las previsiones de beneficio neto para 2023 de las firmas con mayor exposición nacional, Sabadell, CaixaBank, Bankinter y Unicaja. Mientras, elevan en un 3% sus estimaciones de ganancias para Santander y BBVA.

"El catalizador tan esperado para aumentar los ingresos de los bancos europeos, la inflación, está demostrando ser un arma de doble filo. La inevitable reducción del poder adquisitivo de los hogares, la desaceleración del PIB y la disminución del crecimiento de los préstamos (ante un mayor coste de financiación) están nublando la confianza" en el sector, apuntan desde Bloomberg Intelligence. El mercado vaticina que el alza de los precios a ritmo de doble dígito se hará notar en la morosidad a partir de 2023, aunque hay quien considera que el otoño se plantea ya difícil, sobre todo, ante el auge de los concursos de acreedores en pequeñas empresas. Banco Sabadell, la entidad que siempre se ha caracterizado por un perfil más próximo a las pymes españolas, es quien recibe por parte de los analistas un mayor recorte en las previsiones de beneficio de cara al próximo año. A cierre de junio la entidad contaba con 43.800 millones de euros en préstamos en pymes, lo que representa un 43,4% del total, frente al 38% de las hipotecas.

Solo en agosto, los expertos redujeron en un 8,4% su previsión para la firma catalana, hasta los 620 millones de euros de beneficios en 2023. De ser así, esta cantidad estaría próxima a los casi 600 millones que esperan para el resultado neto de este año, y que han aumentado en un 16% también en el último mes ante una subida de tipos que se acelera, también en Reino Unido, donde su filial TSB está centrada en la concesión de hipotecas.

Se prevé que el organismo que dirige Christine Lagarde apruebe en su reunión de la próxima semana un incremento de 75 puntos básicos del precio del dinero en la eurozona, lo que supondría, de facto, contar con tipos en niveles de 2013. Gigantes como Goldman Sachs, Morgan Stanley y Bank of America así lo creen.

En resumidas cuentas, los expertos siguen pensando que la banca española se beneficiará primero de un alza en los tipos de interés, que aumentará un margen de intereses amedrentado durante años por políticas del 0%, pero será el próximo ejercicio cuando este impacto se reducirá y dará lugar a unas expectativas más conservadoras, ante un posible repunte en los impagos. Todo sea dicho, el conjunto del sector bancario español cuenta hoy con la tasa de mora más baja desde Lehman Brothers, tras caer del 4%. Es por ello que, de momento, los analistas no esperan que sean necesarias más provisiones, ni siquiera con el viento de cara que supone el nuevo impuesto al sector o con un "controlado repunte de los NPL (préstamos de dudoso cobro, según sus siglas en inglés)" que esperan desde Deutsche Bank. Esperan que aumenten ligeramente al 3,8% sobre el total de la cartera de crédito entre las entidades domésticas en 2023, para volver a caer en 2024; y al 3,5% incluyendo a BBVA y Santander.

CaixaBank es, por su parte, la entidad más expuesta (por cuota de mercado, con una cuarta parte del total en España) a un posible aumento de la mora entre los hipotecados y es una ratio directamente vinculada a las tasas de desempleo, que lleva dos en aumento -julio y agosto-. Pero también es el banco más beneficiado de un incremento de los tipos, con una sensibilidad del 20%-25% sobre el margen de intereses por cada 100 puntos básicos. Esto ha llevado a los analistas a mejorar un 7% sus previsiones de beneficio para este año, hasta los 2.620 millones, después de que el BCE aprobara en julio una subida de 50 puntos básicos. Y también a reducir en un 4,5% sus estimaciones de cara a 2023, hasta los 2.720 millones de euros.

El recorte para Bankinter es del 5% de cara al resultado de 2023, lo que pone en duda el objetivo del banco -único, hasta la fecha- de lograr cubrir el hueco en beneficio dejado por Línea Directa y alcanzar los 550 millones. Se quedaría, según el consenso, 15 millones por debajo. A pesar de todo, la entidad naranja logra mantener un consejo de mantener, que es el más respaldado por los analistas de los últimos, al menos, diez años.

¿Una trampa de valoración?

Es una de las incógnitas a resolver de quienes decidieron entrar en bancos españoles una vez se supo que Lagarde había pisado el acelerador. "Los beneficios en ingresos por las subidas de tipos son superiores al potencial riesgo de la morosidad que obligue a las entidades a dotar más provisiones. Hay que tener en cuenta que la sensibilidad del margen de intereses a una subida de tipos de interés es del 10%-15% a doce meses. A esto se le une el efecto positivo del repunte de TIRes que permite una mayor contribución de las carteras de renta fija, un coste del pasivo minorista contenido donde no se aprecia tensionamiento y el ahorro que supondrá no tener que pagar por la liquidez en balance", resume Nuria Álvarez, analista de Renta 4, quien incluye ya en el cálculo el impacto que supondrá la nueva tasa aprobada por el Ejecutivo y que mermará en un 15%-20% el beneficio del conjunto del sector.

Con ese potencial de fondo, los multiplicadores a los que cotiza se encuentran en mínimos. De media, los seis valores cotizados registran un multiplicador de beneficios de 7 veces. Santander es el banco más barato con un PER inferior a 5 veces, mínimos de 2011, y BBVA supera ligeramente este nivel, tras desplomes en bolsa del 16% de media en lo que va de año ante su menor exposición a la subida de tipos en Europa debido a su mix de negocio entre Brasil, México, Reino Unido o Turquía, entre otros países.

CaixaBank, por su parte, logra escalar un 24% en el mercado desde el 1 de enero, y algo más del 10% Sabadell y Bankinter. Son, en todo caso, ganancias que pueden reflejar una cuarta parte de lo que llegaron a ser a comienzos de año.

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