Banca y finanzas

El impuesto de Sánchez se comería el 35% del beneficio bancario en España

  • El nuevo tributo se suma al 24,7% que ya paga por la fiscalidad de sociedades

De la sorpresa inicial por el inesperado impuesto a la banca anunciado por Pedro Sánchez, el mercado y los analistas pasaron ayer a intentar evaluar daños. A falta de conocer qué parámetros utilizará exactamente el Gobierno para fijar la nueva tasa -la propia banca reconocía carecer de información- la primera conclusión rápida es que para recaudar los 1.500 millones al año que pretende durante el bienio 2022-2023 detraerá un 35% del beneficio bancario en España.

Los cálculos se realizan sobre los 4.718 millones que las entidades cotizadas (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter y Unicaja) ganaron en el país el año pasado de los 16.240 millones cosechados a escala grupo. Se toman los resultados recurrentes, depurando plusvalías como las afloradas por CaixaBank con la fusión de Bankia o las recogidas por Bankinter con la desagregación de Línea Directa.

Sería un bocado a sumar a la fiscalidad que ya soporta el sector, situada en el 24,7% del tipo efectivo en el impuesto de sociedades con datos de Hacienda correspondientes a 2019, superior al 21,3% estimado para la globalidad de empresas.

El Gobierno solo ha ofrecido una referencia hasta el momento: que gravará a las entidades con más de 1.000 millones de ingresos, un parámetro que expertos consultados tampoco saben aplicar para discriminar entre entidades por las peculiaridades de una cuenta bancaria.

En lo que sí hay coincidencia de criterio es que el recargo debería ser sobre resultado o negocio en España, ya que las ganancias internacionales están sujetas a convenios de doble imposición con la mayoría de los países y no se podría, por tanto, gravar dos veces en un mismo país.

Ahora bien, ni siquiera está claro sobre qué concepto aplicaría la nueva tarifa. Los expertos del banco de inversión Alantra descartan, por ejemplo, un recargo en el impuesto de sociedades "ya que podría ser compensado a través de DTA" -activos fiscales diferidos o el cheque que las entidades tienen para desgravar ante la Hacienda Pública por quebrantos pasados- y dado que los beneficios "son volátiles por naturaleza" y más aún en el contexto actual.

Solo será manejable en Santander y BBVA

Sus analistas, que solo ven "manejable" el tributo en el caso de Santander y BBVA, creen que se formulará más bien como una métrica sobre activos o depósitos al estilo de las contribuciones al Fondo de Resolución que, precisamente, "está previsto que finalice en 2023".

Bajo esta tesis y tomando de base la cuota de mercado de cada banco, Alantra estima que los 1.500 millones se recaudarían con el siguiente reparto: 400 millones a cargo de CaixaBank; 350 millones para Santander, 250 millones en BBVA; 120 millones para Sabadell, y 75 millones para Bankinter y una cifra idéntica para Unicaja.

Un drenaje así equivale a entre el 2% y 6% de capitalización bursátil y un arreón en términos del beneficio por acción que estima para 2023-2024 que escalaría al 4% en Santander y 5% en BBVA; al 12% en Bankinter y 13% en CaixaBank, el 14% en Sabadell y 16% en Unicaja. Conforme a sus números, el desplome bursátil sufrido por la banca al instante de conocer las intenciones del Gobierno recogió el martes dicho impacto en el beneficio por acción pero considerando que sería un tributo permanente y no temporal como se espera.

El desplome fue, de hecho, tal que las entidades vieron desaparecer 5.300 millones en su valor bursátil en una sola sesión (incluidos 330 millones en pérdida de valor del 16% propiedad del Estado en CaixaBank). Y ayer solo algunos valores corrigieron muy parcialmente dicho ajuste: Bankinter (+0,14%), CaixaBank (+0,63%) y Sabadell (+0,33%), mientras que Santander retrocedió un 0,85% y BBVA el 0,04%.

Alantra estima que una subida de 100 puntos básicos en los tipos espolearía entre un 15 y 30% el margen financiero y el beneficio por acción, y "esta tasa podría compensar la mitad del impacto en beneficio por acción". Y si bien admite que no cambian sus recomendaciones, advierte que las dudas sobre el desempeño económico se ven "agravadas por la intervención del Gobierno", en un contexto donde las elecciones están previstas para finales de 2023 "y las encuestas indican que el PSOE y los socios de coalición de izquierdas están perdiendo terreno".

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