
Director adjunto de elEconomista. Asesor del Fondo Tressis Cartera Eco30. Promotor del Eco10 y Eco30 Stoxx
Esta semana he tenido un par de conversaciones con inversores cercanos a la claudicación a los que he aconsejado hacer el Camino de Santiago y no ver las cotizaciones en unos meses antes de hacer una tontería.
El éxodo hacia la renta fija es indiscutible. Estamos ante la liberación de la peor esclavitud de la deuda, que ha provocado estragos en cartera de dimensiones desconocidas. La bandera de la deuda se está izando por todo lo alto y se va a desplegar más de lo que pensábamos hace unos meses.
El posicionamiento de la gestora de BBVA AM también es muy conservador. En realidad lo es desde febrero, lo que les ha permitido ahorrarse "parte del sufrimiento". Con todas las incertidumbres encima de la mesa, Jaime Martínez, responsable global de asignación de activos, explica que ahora su exposición a la renta variable es mínima y que han empezado a comprar bonos, subiendo la exposición a tipos de interés "sin prisa".
En la gestora del Banco Santander creen que el entorno de la renta fija es infinitamente más atractivo que hace un año, por eso han empezado a elevar ligeramente la duración de las carteras cogiendo, sobre todo, riesgo de tipos de interés.
El planteamiento estratégico antes del verano era que el aldabonazo para que el castigo bursátil no nos derrumbe de nuevo a los mínimos anuales o, peor aún, a excavar debajo de ellos, era que tuviésemos señales inequívocas de que la inflación comenzaba a controlarse.
Uno de los clásicos en el mundo de la distribución en una crisis es anunciar una cesta de productos a un precio bajo en los que casi no hay ganancia para que el cliente no cambie de supermercado. Es la respuesta inmediata a cuando ante el mostrador el cliente empieza a decir "póngame cuarto y mitad" porque ya no pide medio kilo. Por supuesto, no se trata de limitar el precio de los alimentos como reivindica la vicepresidenta liberada de responsabilidades económicas, Yolanda Díaz.
Hay principios en el mundo de la inversión que son sagrados y que deberían conducir a todo inversor durante todo su cursus honorum. La trayectoria de muchos años de ahorro debería sustentarse sobre dos pilares. El primero es alcanzar un 7% de rentabilidad anualizada, que es lo que permite lograr duplicar a lo largo de una década.