Editorial
La investigación sobre los presuntos desvíos de fondos en el Canal de Isabel II se extendió ayer a varias empresas. A nadie puede extrañar que un organismo público de la envergadura del Canal mantuviera contactos con múltiples firmas y está por demostrarse si hubo casos de vínculos delictivos. La misma presunción de inocencia protege a Esperanza Aguirre, pero ese hecho no impide sorprenderse de su reacción ante los acontecimientos.