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Suecia es uno de los países de Europa con un Estado de Bienestar más potente. Aunque su modelo se ha debilitado en los últimos años, el gasto público sobre PIB, las coberturas para los más desfavorecidos, las ayudas a la natalidad y unos impuestos relativamente altos siguen estando presentes en el que ha sido considerado como el 'paraíso socialdemócrata' de Europa durante décadas. Lo cierto es que en los rankings globales, Suecia continúa brillando como modelo de bienestar social. Un país con servicios públicos universales, escuelas y sanidad gratuitas, amplias licencias parentales y un gasto público que ronda el 50% del PIB, uno de los más altos de Europa. Sin embargo, bajo esa superficie de estabilidad y progreso social, se está gestando una paradoja que podría alterar el equilibrio político y económico del país. Según el análisis anual de Ruchir Sharma, presidente de Rockefeller International, Suecia está experimentando una peligrosa concentración de riqueza en manos de una élite reducida, en niveles que superan incluso a los de Estados Unidos durante su Edad Dorada.