Rodaja de limón, un poco de sal, José Cuervo quizás. El chupito de tequila es un clásico que ha convencido al planeta, incluso a los que temen regurgitar tras el trago. Raza, fuerza, tradición y hasta un poco de coreografía resumen el éxito de esta bebida mexicana, culpable de tantas noches. Sin embargo, los mexicanos se habían reservado para ellos una especie de tequila más potente, popular, agrario y áspero que tortura el paladar: el mezcal. Una bebida extraída del mismo género de plantas que el tequila, el agave, que por suerte se ha puesto de moda entre los bartenders de todo el mundo, también en España.