Redactor de elEconomista

Se han cumplido 25 años de los máximos que tocó el S&P 500 en la burbuja puntocom. El 24 de marzo del año 2000 el S&P 500 cerró la sesión en los 1.527,35 puntos y, todavía sin saberlo, este nivel marcó el techo que se tocó justo antes de que estallase una de las mayores burbujas de la historia: la de la tecnología de principios de siglo. El final de esta fiebre de inversión en todo lo que tuviese cualquier relación con Internet dejó varias lecciones para los inversores y recuerda la rapidez a la que puede explotar una burbuja especulativa. Ahora, en un momento en el que muchos inversores están tratando de aprovechar el nacimiento de una nueva tendencia digital, la de la inteligencia artificial, las diferencias con el estallido de la burbuja de principios de siglo son notables, a pesar de que pueda haber ciertas similitudes.

Hay una nueva reina en la bolsa europea. La firma alemana SAP ha adelantado a la danesa Novo Nordisk como la mayor capitalizada del Viejo Continente, con una capitalización bursátil de 312.409 millones de euros. El éxito de la última estrategia empresarial de SAP, que está consiguiendo que sus clientes roten desde software tradicional hacia los servicios en la nube, más rentables para la firma, ha impulsado a la compañía alemana hasta convertirse en la empresa cotizada más grande de Europa. Por el contrario, Novo Nordisk está sufriendo en bolsa los malos resultados en las pruebas clínicas de su medicamento para adelgazar, y cede su trono en un año en el que sus acciones caen más del 16%.

Jerome Powell ha sido valiente esta semana en la reunión de política monetaria de la Reserva Federal, al atreverse a calificar de "transitorio" el impacto inflacionista de los aranceles de Donald Trump, pero su atrevimiento puede haber sido una imprudencia y es posible que acabe restando credibilidad a la Reserva Federal. Más, teniendo en cuenta el último gran error que cometió la institución hace poco más de tres años.

La revisión del cuadro de previsiones macroeconómicas de la Reserva Federal en la reunión de hoy ha confirmado los temores de que la economía estadounidense se está enfriando. Las perspectivas de crecimiento económico se han recortado para este año y los dos próximos, mientras que las de inflación aumentan para este año y 2026, alejando el cumplimiento del objetivo que de estabilidad de precios que mantiene el organismo. Los temores de los inversores de las últimas semanas, que han empezado a descontar un enfriamiento de la economía estadounidense, se confirman así por parte de la Fed. Eso sí, ni hay recesión o estancamiento a la vista, ni un aumento preocupante de la inflación, por lo que el escenario de estanflación, por ahora, queda fuera de la mesa a ojos de la Fed.

La Reserva Federal ha cumplido con las expectativas de los mercados, manteniendo los tipos de interés estables en el rango del 4,25% al 4,50%, pero la clave ha estado en el discurso de Jerome Powell, que ha minimizado el impacto de los aranceles sobre la inflación, calificándola de "transitoria". Las previsiones del banco central apenas empeoran las previsiones de inflación para 2026 y 2027. Además, el FOMC sigue manteniendo dos recortes de tipos para este año. La Fed también ha tenido un guiño con la economía al frenar drásticamente la reducción de su hoja de balance: la venta de bonos del Tesoro que lleva ejecutando desde 2022 caerá a apenas 5.000 millones mensuales a partir de abril. Supone un guiño 'dovish' para la economía, al frenar el endurecimiento monetario que suponía esta práctica.

Los primeros meses de la administración Trump al frente del gobierno estadounidense se le están atragantando a Wall Street. El mercado ha girado su percepción del impacto que tendrán las políticas del nuevo presidente, y ahora parece que lo que iba a ser un motor de crecimiento para la bolsa norteamericana, puede tener el efecto contrario. Al menos, a corto plazo, así lo están viendo los inversores: la encuesta a gestores de fondos que ha llevado a cabo Bank of America, entre los días 7 y 13 de marzo, muestra la mayor salida de capital de la bolsa americana en toda la historia en un periodo de un mes. Los gestores han huido en desbandada de Wall Street, para acercarse a otros activos, sobre todo, la bolsa europea. De fondo subyace el temor de que una guerra comercial genere una recesión global, y que la temática de inversión que hacía especial a Wall Street, la llamada 'excepción americana', ha desaparecido. El escenario de estanflación asoma por el horizonte y los gestores vuelven a anticipar repuntes inflacionistas, algo que no ocurría desde el año 2021.

La segunda reunión del año de la Reserva Federal llega en un momento tenso para los mercados. Los inversores están revisando sus expectativas macroeconómicas para Estados Unidos, ante un posible frenazo inesperado del crecimiento en el país a corto plazo por las medidas que está adoptando la nueva administración. El encuentro de la Fed ayudará a entender qué opina el banco central estadounidense sobre esto, y si realmente consideran que las políticas de Trump van a dar un giro a la situación económica del país en los próximos meses, aunque sea temporal. Los analistas encuestados por Bloomberg reconocen el impacto Trump en la economía norteamericana, y esperan que la Fed aumente la estimación de inflación para 2026, y recorte la de PIB, debido a las políticas de la nueva administración.

Entrevista

José Miguel Maté y Daniel Lacalle, CEO y economista jefe de Tressis SV, respectivamente, forman un tándem completo cuando se trata de analizar la situación de los mercados y de la economía en su conjunto. En los últimos años Maté ha sido capaz de trazar una hoja de ruta para los inversores que ha demostrado ser una alternativa muy acertada frente al consenso de analistas, algo que ha quedado patente en las entrevistas que ha concedido a elEconomista.es en los últimos años. Lacalle le complementa con una visión macro, y del frente político, ahora con el foco puesto en Estados Unidos, que en este momento es especialmente valioso.

Maté y Lacalle pueden tener diferentes puntos de vista en algunas cuestiones, y más en un momento tan complejo como el actual en el frente político y económico, pero de sus debates se desprende el objetivo de conseguir los mejores resultados como inversores, para sus clientes de Tressis SV, siempre ajustados al perfil de riesgo. Además, hay varios puntos clave, elementos importantes para intentar trazar una estrategia de inversión, en los que Maté y Lacalle coinciden: el primero, que en el mercado hay todavía mucha liquidez. Más allá, tienen claro que la política monetaria es acomodaticia, y que los bancos centrales no van a subir tipos, aunque echen el freno a los recortes.

Además, confirman cómo la última corrección de Wall Street responde más a la ansiedad de un mercado que está buscando cualquier excusa para caer, después de los buenos resultados de los últimos años. De fondo, sin embargo, Maté justifica las valoraciones a las que cotizan la bolsa estadounidense, y también explica, sobre la renta fija, que hay que mantener la paciencia, y aprovechar las rentabilidades a vencimiento que se pueden encontrar en el mercado.

El BCE ha telegrafiado este jueves un escenario de estanflación en sus proyecciones macroeconómicas trimestrales, un término (estancamiento + inflación) que ya empieza a aparecer en muchos análisis sobre EEUU dado el peligroso ingrediente para la economía en el que se están convirtiendo las políticas de Donald Trump. En su comunicado con la decisión de política monetaria de marzo -una nueva bajada de tipos de 25 puntos básicos hasta dejar la tasa de depósito en el 2,5%- el banco central ha actualizado a la baja sus previsiones de crecimiento para este año y el que viene y al alza las de inflación para este 2025. Sin embargo, pese al ejercicio de 'sinceridad', los analistas avisan: estas proyecciones son 'papel mojado' en la medida en la que los acontecimientos de este mundo tan vertiginoso son más rápidos que los minuciosos cálculos del BCE.

El Banco Central Europeo (BCE) ha bajado sus tres tipos de interés clave en 25 puntos básicos (como estaba previsto) en la reunión celebrada este jueves. Sin embargo, el banco central ha dejado un mensaje que abre la puerta a una nueva fase de la política monetaria: podría estar a punto de llegar el modo wait and see (mirar y esperar). El BCE podría dejar los tipos en el nivel actual o muy cerca del mismo por un tiempo ante la incertidumbre global y la resistencia de la inflación en ciertos puntos de la economía. La clave está en esta frase: "La política monetaria está adoptando una orientación considerablemente menos restrictiva, dado que las bajadas de los tipos de interés están reduciendo el coste del crédito nuevo para empresas y hogares y el crecimiento de los préstamos está repuntando", según reza el comunicado oficial del eurobanco. Las bajadas de tipos están llegando a su fin poco a poco. Con todo, el BCE ha rebajado la tasa (donde los bancos aparcan su exceso de liquidez) de depósito al 2,50%, el tipo aplicable a las operaciones principales de financiación queda en el 2,65% y la facilidad marginal de crédito en el 2,90%. Con esta decisión, el BCE podría estar llegando al final (o muy cerca) del ciclo de recortes ante una inflación pegajosa y un crecimiento económico débil en la eurozona, tras haber ajustado su política monetaria para adaptarse a las nuevas condiciones del mercado.