Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

El renacimiento de la energía nuclear ha comenzado. El impacto de la bomba atómica y los desastres nucleares en la sociedad han impedido, probablemente, que este renacimiento llegase mucho antes. Tras años de muy mala prensa, críticas despiadadas y planes para reducir el peso de la nuclear en el mix energético, la inversión para relanzar este tipo de fuente de energía ha despertado. Un giro de 180 grados forzado por la cruda realidad. La guerra de Ucrania y el propio avance de las energías renovables (aunque parezca contradictorio esto último) han demostrado que la independencia energética y la transición hacia un modelo sostenible resulta imposible, hoy en día, sin una energía estable y parcialmente limpia como la nuclear. A falta de gas ruso (contaminante), las renovables aún no están lo suficientemente maduras como para ser la gran fuente que alimente la economía y la vida de miles de millones de personas.

China entra este sábado 10 de febrero en un nuevo año lunar, en este caso correspondondiente al Dragón, habiendo sido el último 2012, y dejando atrás el del Conejo. Como ocurre cada año por estas fechas, el calendario lunisolar chino y su horóscopo dictan la entrada de un nuevo año con uno de los 12 animales designados como protagonista. Para los chinos, esto tiene una gran impronta y marca, en cierto modo, lo que se espera del año entrante. El caso del Año del Dragón es siempre particular, ya que es la única criatura mítica entre los 12 animales del horóscopo y en torno a él se ha construido una importante simbología. Sin embargo, los designios de este mitológico ser chocan bastante con las estadísticas en lo que a alegrías económica se refiere.

A primera vista, Europa parece estar cada día un poco más lejos de EEUU en términos puramente económicos (PIB agregado). Ante los problemas estructurales que aquejan al Viejo Continente, parece ya algo normal que EEUU crezca más rápido año tras año. La mayor potencia del mundo es una economía dinámica, flexible, emprendedora y que inventa. Mientras tanto, en Europa es pionera en la creación de regulaciones para esos inventos de EEUU (la inteligencia artificial, por ejemplo). Mientras que EEUU inventa las tecnologías que marcarán la siguiente revolución, Europa inventa las regulaciones. Pese a todo lo anterior y aunque parezca sorprendente, la Unión Europea está logrando converger en algunos indicadores clave con EEUU. No solo eso, si los europeos trabajasen las mismas horas que los americanos, el PIB per cápita de la UE rozaría los talones al de EEUU.

Los impuestos son una de las armas arrojadizas favoritas de los políticos en casi todos los países del mundo. Unos defienden la necesidad de subirlos para incrementar la recaudación, cubrir el gasto público y reducir la desigualdad económica sin tener en cuenta el impacto de la propia subida sobre la economía. Otros aseguran que la clave está en bajarlos porque se incrementa la renta disponible y, en ocasiones, incluso incrementa la recaudación, aunque parezca contradictorio. Buena parte de este debate actual nació de un pobre dibujo en una servilleta hace ya 50 años. Nunca una servilleta tuvo tanta influencia y, probablemente, nunca una servilleta habrá alterado más la economía mundial. El dibujo plasmado en esa servilleta era una representación sencilla de la curva de Laffer, una suerte de modelo o hipótesis que fue el motor de las decisiones fiscales de grandes potencias en los 80 y que hoy todavía sigue teniendo importantes repercusiones.

Suiza se ha erigido por méritos propios en un fortín contra la inflación en el corazón de Europa. Este pequeño país es la 'aldea gala' dentro del Viejo Continente que ha resistido el asedio inflacionario. En este caso, sí se puede decir que la independencia total (monetaria y energética) de esta economía ha sido una suerte de bendición para mantener la estabilidad de precios, mientras que el resto de Europa sufría el impacto de una 'bomba inflacionaria' que estalló tras la pandemia y terminó de expandirse con el inicio de la guerra de Rusia en Ucrania. Suiza, a través del control del tipo de cambio de su divisa y de un mix energético casi infalible, ha esquivado esta 'bomba' para suerte de sus ciudadanos. La última lectura de inflación del país es del 1,3% interanual de enero, registrado por la Oficina Federal de Estadísticas del país.

China ha sufrido el mayor descenso del IPC en 14 años. Este dato, que a vista del consumidor o nivel individual parece positivo (los precios caen, por lo que el poder adquisitivo aumenta), a nivel macroeconómico puede hacer mucho daño a la economía. Esta caída de los precios está haciendo saltar las alarmas sobre el riesgo de una posible espiral deflacionaria o lo que se conoce también como una espiral de deuda-deflación. Cuanto más caen los precios, mayor es el peso real de la deuda. Esto en una economía muy endeudada como la China es un auténtico peligro que puede desembocar en un círculo vicioso fatal para la economía, advierten los expertos.

Estamos entrando en una etapa de superávit en lo que al petróleo se refiere. Con la cuenca pérmica de EEUU rindiendo a pleno pulmón, nuevos actores como Brasil, Canadá o Guyana sumándose a la 'fiesta' y una demanda castigada por la ralentización económica, parece que van a sobrar barriles y que ni siquiera la OPEP con sus agresivos recortes puede hacer nada para evitarlo. Sin embargo, una amenaza está haciendo que cada vez más expertos e instituciones hablen de que esta nueva era pueda durar solo este 2024 y ser el prólogo de un 'shock' histórico: la falta de inversión y escasez de petróleo.

El almacenamiento geológico de energía es un elemento clave para asegurar el suministro energético, pero también para el desarrollo de las energías renovables, especialmente la solar y eólica. La naturaleza intermitente de estas fuentes de energía hace necesario su almacenamiento durante los periodos con excedente para compensar los períodos con baja o nula producción de energía, es decir, cuando no haya sol o viento. El almacenamiento en el subsuelo es una solución técnica y económicamente viable para acumular grandes cantidades de energía renovable, con una alta eficiencia, bajos costes operativos y que permite una rápida respuesta en momentos de alta demanda.

La economía de Cuba lleva años atravesando un largo desierto que no parece tener fin. El bajo crecimiento económico y el riesgo de pobreza son dos rasgos cuasi estructurales de esta economía caribeña. Sin embargo, desde la pandemia del covid, la situación se ha complicado aún más ante la crisis energética que sufre la isla. Aunque las estadísticas cubanas son escasas, el Banco Mundial calcula que el PIB cayó más de un 10% en 2020. Desde entonces, la economía ha crecido muy despacio, sin llegar a recuperar los niveles previos al covid. La pandemia ha deteriorado los ingresos procedentes del turismo, mientras que el torrente energético que llegaba de Venezuela se está 'secando'. El resultado es una economía que necesita ajustes (un plan de austeridad histórico). El problema es que la austeridad, aunque necesaria para evitar un mal mayor futuro, agudizará aún más si cabe la propia crisis.

El mercado mundial del petróleo está sufriendo una nueva revolución. Tras el seísmo que provocó la guerra de Ucrania en los flujos de petróleo, ahora son los ataques de rebeldes hutíes (los nuevos piratas del siglo XXI) en el Mar Rojo la fuerza que está dando una vuelta de tuerca más al petróleo mundial. El petróleo ha agudizado su quiebra en dos, como sucede con los bordes divergentes de las placas tectónicas (la una se separa de la otra) que cada vez están un poco más separadas. A medida que los ataques de los hutíes (rebeldes chiítas de Yemen apoyados por Irán) en el Mar Rojo se intensifican y aumenta el coste de los fletes, los flujos de petróleo están volviendo a redefinirse en un mercado cada vez más complejo.