Sergio Miguez
12/05/2016, 01:02
Thu, 12 May 2016 01:02:02 +0200
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Vivimos en un mundo dependiente de los bancos centrales. Su intervención directa en los mercados mediante la aplicación de medidas "no convencionales" de política monetaria causa distorsiones en los precios de los activos y, en algunos casos, puede crear espejismos de bonanza que no siempre se corresponden con la realidad. Llegados a este punto, los mercados financieros se han vuelto "adictos" al dinero barato. Esto sería parecido a una vuelta ciclista en la que muchos de sus corredores compitiesen "dopados" y para los que, el efecto marginal de su ingesta de estimulantes, es cada vez menos eficaz. Los mercados aplauden el retraso en las subidas de tipos por parte de la Reserva Federal de los EE.UU., como si la senda de "normalización" monetaria no fuera lo deseable. En realidad, se nos presenta la siguiente disyuntiva: o el mercado se resiste a dejar de vivir en modo de "respiración asistida" o bien los banqueros centrales anticipan un panorama bastante más lúgubre del que cabría esperar. En cualquiera de los dos casos podemos concluir que el inversor se enfrenta a un momento muy complejo para proteger sus ahorros.