Tribuna
09/08/2019, 20:00
Fri, 09 Aug 2019 20:00:32 +0200
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Hace unos escasos días, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) propuso la creación de una renta mínima única estatal de entre 430 y 440 euros al mes que, eso sí, podría ser compatible con tener trabajo si los ingresos no alcanzan un determinado nivel. Se establece, por tanto, la renta del hogar como único requisito para el acceso a esta prestación, eliminando el relativo a la situación laboral que es el que funciona ahora para las prestaciones no contributivas, haciéndola compatible con un empleo y permitiendo que actúe como un complemento salarial hasta que alcance un determinado umbral considerado "salario suficiente". Hoy en día, las prestaciones no contributivas para las personas en situación de exclusión social, asumen parcialmente el papel de lo que sería una renta básica universal. Son parte de las competencias de las Comunidades Autónomas y España están más o menos en la media europea en cuanto a generosidad. Es este un sistema de asistencia dual limitado contando los hogares potencialmente beneficiarios con una prestación que cubre, con carácter general, el riesgo de pobreza y con distintos tipos de subsidios que tratan de cubrir otras contingencias específicas. En realidad, son múltiples sistemas de asistencia, entre otras cosas porque cada comunidad autónoma tiene su propio modelo de ayudas, que varían mucho de una a otra. Además, debe reconocerse que tienen problemas de diseño y que los requisitos para acceder a la misma supongan una barrera para muchos potenciales beneficiarios.