Ramón Casilda Béjar
08/05/2018, 00:22
Tue, 08 May 2018 00:22:30 +0200
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El laberinto es uno de los símbolos más recurrentes en la obra de Jorge Luis Borges. Pero también de José Juan Sebreli, que recientemente ha publicado: Dios en el laberinto. Argentina, en términos económicos, puede que sea un laberinto. Qué está pasando en el laberinto de la economía argentina es algo que aún no es posible contestar con precisión. Nunca lo ha sido. Ahora bien, tomemos como referente la reunión de la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, que el 18 de marzo sostuvo con el presidente Mauricio Macri, con motivo de la celebración del G-20 en Buenos Aires. Entonces Lagarde declaró: "Las autoridades económicas han logrado avanzar tanto en términos de política monetaria, como en la reorganización del gasto público para hacerlo más eficiente, así como en la reducción de la presión impositiva, y en la adopción de las reformas que permiten la libre competencia. El Gobierno ha sido profundo en las reformas, con la decisión de lograrlo en un tiempo suficiente como para que sean sustentables". Igualmente defendió el endeudamiento masivo que ocurre desde la llegada del presidente Macri, afirmando que "una buena parte está en manos del sector público y en pesos. Así que no hay una exposición masiva a los acreedores externos en bonos en moneda extranjera". En ese sentido, argumentó que "la deuda en moneda extranjera con los acreedores privados alcanza un 35% del PIB, un nivel que francamente no implica una carga demasiado pesada para la economía". "No viéndolo como un asunto para preocuparse", insistió. Sobre la falta de inversiones extranjeras directas, manifestó que: "los inversores quieren tener la garantía de que habrá una continuidad en las políticas, que no habrá retrocesos de ningún tipo de las políticas actuales, para renovar su confianza en el país".