La certificación de los programas de compliance no sólo puede actuar como un respaldo clave para dar certidumbre y seguridad a la empresa sobre su propio sistema de prevención de delitos. También puede actuar como un elemento fundamental de prueba en un procedimiento judicial para defender la exoneración de la empresa, en caso de que se vea salpicada por la actuación delictiva de uno de sus empleados o directivos.